Por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 804)
Hace algún tiempo, en las redes se viralizó un video en el cual Delcy Rodríguez, Vicepresidente de la trágica Venezuela, anunciaba que, por un decreto presidencial que ordenaba pausar los contagios, se levantaban todas las restricciones sociales debidas al Covid durante un fin de semana, y otro, del propio Nicolás Maduro, adelantando un mes la Navidad.
Pueden
haber sido falsificaciones, pero los penosos hitos comunicacionales del
“pajarico chiquitico” le otorgan credibilidad.
El
Gobierno argentino, aún en estado de estupefacción por el feroz cachetazo que
le propinaron las urnas en las PASO, se inspiró en su amigo bolivariano para
concebir un nuevo disparate e intentar recuperar votos y, por un decreto de
necesidad y urgencia del Presidente Nada, levantó de sopetón las medidas de
precaución que había instaurado, con mano de hierro, el 23 de marzo de 2020.
Pretende,
obviamente, que olvidemos los 115.000 muertos en soledad,
el
direccionamiento infecto en la compra de las vacunas,
el
vacunatorio VIP, los negociados con insumos sanitarios y alimentos,
las
200.000 empresas huidas o cerradas y la pérdida de puestos de trabajo,
la
fallida expropiación de Vicentín, la inflación de 50%, el generalizado
empobrecimiento
y
las escuelas y universidades sin clases, la liberación de asesinos y
violadores, as fiestas en Olivos, el crecimiento exponencial del narcotráfico y
la consecuente inseguridad, la reeditada guerra contra el campo, los argentinos
varados en el exterior y tantos otros efectos dañinos de sus malintencionadas
políticas.
Además de confirmar embarazos, comenzó a desparramar papelitos de colores (antes eran billetes) en los territorios claves (Conurbano, La Pampa y Chubut), incrementando el gasto hasta el infinito, con el fantasma de la hiperinflación a la vuelta de la esquina. Por si eso fuera poco, muchos caciques peronistas regalan electrodomésticos y bicicletas para comprar los esquivos votos –4 millones- que no acompañaron al oficialismo en las PASO; ¿funcionarán esas coimas para que los ciudadanos revisen sus preferencias?
Pero esta vez, la bomba que están cebando sin duda explotará en sus propias manos, ya que restarán dos años de este raro experimento (Fernández²) que, demás está decirlo, “sinceramente” voló por los aires la semana pasada, con la última carta pública de la emperatriz patagónica.
Después
de militar activamente contra la reapertura de los colegios que dispuso Horacio
Rodríguez Larreta, el Gobernador de la Provincia, Axel Kiciloff, heredero
dilecto de Cristina Kirchner y odiado por los intendentes, abrió todas las
escuelas y dispuso que se dieran clases los sábados; parece que, muy
oportunamente, descubrió que los chicos no se contagiaban. ¿Qué harán, al
respecto, Roberto Baradel y sus “trabajadores de la educación”, que aúllan en
la Ciudad de Buenos Aires para no volver a sus tareas?
Por
su parte, el Presidente Nada, en un remarcable acto de heroicidad, despidió a
sus más fieles escuderos y aceptó ser intervenido por la PresidenteVice que,
recurriendo a un verdadero tren fantasma, colocó en la Jefatura de Gabinete a
Juan Manzur, el Gobernador de Tucumán, tan experto en ahogar y luego robar
empresas privadas, en fraudes electorales y en sociedades non sanctas con el
laboratorio medicinal más sospechado de la historia; y para no andarse con
chiquitas, en el Ministerio de Seguridad al renombrado Anímal Fernández, de
frondoso prontuario, un nombramiento que complica aún más la relación con la
Iglesia Católica y los evangelistas; hubiera debido recordar que la frontal
oposición de los religiosos le costó la Gobernación a la que aspiraba, en 2015,
este nefasto personaje.
Esas dos movidas, sumadas a las presencias de Eduardo Wado de Pedro (Ministro del Interior), Alejo Ramos Padilla (Juez Electoral de la Provincia de Buenos Aires) y Daniel Bejas (Juez de la Cámara Nacional Electoral), nos deben preocupar, y mucho, en relación a la posibilidad de un fraude masivo en el Conurbano bonaerense, un territorio en el que Cristina Fernández creyó tener el voto cautivo y que, el 12 de septiembre, le demostró que no era así.
Piense
qué se juega la Presidente/Vice en esta oportunidad: nada menos que el quórum
propio en el Senado y hasta la primera minoría en Diputados; hasta ahora ya tenía complicado el camino
hacia la impunidad, que pretendía asfaltar con su “democratización” del Poder
Judicial, la colonización de juzgados y cámaras con miembros de Justicia
Legítima, y con la remoción del Procurador General, Eduardo Casal, el jefe de
todos los fiscales federales. Si se repitieran los guarismos de las PASO, ese
esencial objetivo abortaría y quedaría expuesta en los múltiples juicios
penales que la tienen como procesada.
El
peronismo también estará apostando mucho en noviembre, porque muchos de sus
liderazgos en provincias y municipios han sido puestos en riesgo con la
reciente expresión popular, y la probabilidad de perder el control de las
legislaturas y concejos deliberantes es enorme.
Todo
eso nos obliga a imaginar qué estarán dispuestos a hacer para evitar una
derrota que, por ahora, parece inevitable; es decir, si recurrirán a ese fraude
masivo o si, directamente, desatarán graves episodios de violencia callejera
antes de las elecciones para justificar que el Poder Ejecutivo recurra al
estado de sitio y, con esa excusa, al menos diferirlas por algún tiempo. Para
generar un caos importante, bastan 500 energúmenos decididos o drogados y, de
éstos, cuentan con muchos más: los criminales liberados, los barrabravas, los
soldaditos del narco, etc. Los nuevos funcionarios, en especial Anímal y Manzur
son expertos en una y otra especialidades; el primero, ahora peligroso jefe de
la Gendarmería y de la Policía Federal, fue fundador de Hinchadas Unidas
Argentinas, Intendente de Quilmes en el peor momento y gerente general –los
dueños, siempre los Kirchner- del narcotráfico y, el segundo, se formó como
funcionario político en La Matanza y perfeccionó su profesión de tramposo en el
Tucumán del violador José Alperovich, donde todos recuerdan a qué métodos
recurrió “Superman-zur” para garantizar su propia entronización como
Gobernador.
La sociedad, nuevamente, ha optado por la República y la democracia y, sé que está dispuesta a luchar para conservarlas.
Y
lo hará, sin duda, ejerciendo, con jóvenes aguerridos para hacerlo en las zonas
más calientes, un férreo control sobre los votos y evitar que, como tantas
otras veces, se le robe su futuro.
Espero
que la dirigencia opositora, que debe recuperar la centralidad pública, hoy en
manos del Frente para la Victoria por su fractura expuesta, requiera para las
elecciones la presencia de veedores internacionales, en especial informáticos.
Bs.As.,
25 Sep 21
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