Por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 807)
“Los guerreros victoriosos primero ganan y después van a la guerra, mientras que los guerreros vencidos primero van a la guerra y después buscan ganar” Sun Tsu
El Gobierno, que conserva una increíble capacidad de destrucción, es un pato de campo, capaz de autogenerarse problemas (por decirlo en modo elegante) a cada paso.
El
último fue el mafioso ataque de Anímal Fernández, nada menos que Ministro de
Seguridad, contra el dibujante Nik, ya que desnudó el ilegal acceso que tienen
sus servicios de inteligencia a datos personales nuestros y de nuestras
familias; la reacción social, magnificada en las redes, lo transformó en otro
clavo en el ataúd del oficialismo.
Un
amigo expresó su repudio a la vergonzosa actitud de sus ex colegas, que nada
preguntan sobre ello a Cristina Fernández, pese a su aturdidor silencio.
La
incorporación de ese energúmeno al Gabinete se sumó a la designación, como
Secretario de Comercio, de Roberto Feletti, quien debutó ordenando congelar,
con una ley de 1974 y en un marco de desatada inflación (3,5% de septiembre,
52,5% anualizado), el precio de más de 1.200 productos de primera necesidad;
debiera leer “4000 años de controles de precios y salarios”, de Robert
Shuettinger y Eamonn Butler, disponible en la red, para convencerse que esa
receta siempre fracasó.
En
un país transformado en una olla a presión, con todo “pisado” (tipo de cambio,
cepos, importaciones, prohibiciones, retenciones, tarifas, precios, subsidios,
planes sociales, jubilaciones) y con un gobierno sin reservas monetarias, que
emite todos los días millones de papelitos de colores para intentar inútilmente
levantarse de la lona después de la paliza recibida, la devaluación del peso se
está espiralizando y no hay un David Copperfield que pueda frenarla.
Mientras el Presidente/Pintado sigue mintiendo y tratando de embaucar a los empresarios en almuerzos privados y en IDEA y el país estalla, Juan Manzur y Martín Guzmán están ante el FMI intentando llegar a un difícil acuerdo de facilidades extendidas que el kirchnerismo se ha comprometido públicamente a rechazar “para cuidar a los argentinos”, una actitud que nos condenará a aún peores privaciones.
Hoy es altamente probable que las marcadas diferencias de las PASO crezcan cuando votemos en las elecciones legislativas, pero eso dependerá de nuestra capacidad de fiscalización.
Si
ese resultado (previsto por todas las encuestas) se concretara, los efectos se
sentirán de inmediato:
Cristina
Fernández perderá el quórum en el Senado (la oposición está a 5 senadores de
lograrlo) y el Frente de Todos su condición de primera minoría en Diputados;
en
esta Cámara, Máximo Kirchner sufrió en carne propia una anticipación de ese
proceso cuando intentó forzar la mano sin acordar la agenda y quedó pasmado
ante su fracaso.
La
importancia de esas alteraciones en el tablero de comando radica en que, como
para que un DNU de hecho se transforme en ley basta con que una cámara no lo
rechace, si JxC le hace perder el quórum en el Senado, en manos del PJ con
todos los ropajes desde 1987, dejará de disponer de ese resorte para gobernar
por decreto; además, hay que recordar que la Cámara alta es quien decide los
nombramientos de los jueces.
Con
la epopeya que realizó Mauricio Macri entre agosto y octubre de 2019, JxC
consiguió recuperar voluntades extraviadas, alcanzar el 41% de los votos y
retener una importantísima cantidad de bancas en Diputados, que bastó para
conseguir que la pretensión de Cristina Fernández de lograr su impunidad
tomando por asalto el Palacio de Justicia se convirtiera en un penoso fiasco.
De ese lado llegaron dos noticias esperanzadoras:
1) el Fiscal Juan Patricio García Elorrio pidió la condena de Cristóbal López, Fabián de Souza y Ricardo Echegaray a graves penas por robar, con la complicidad de la AFIP, los impuestos que los primeros sólo debían recaudar pero que usaron para financiar su grupo de empresas; Mercedes Marcó del Pont, jefa actual del organismo, había renunciado a su papel de querellante (deberá rendir cuentas por ello) aduciendo que los ladrones fueron víctimas de lawfare por orden de Macri. La sentencia se conocerá después de las elecciones, cuando los vientos ya serán otros; y
2)
fue revocado el sobreseimiento de Anímal y otros por la corrupción en el Fútbol
para Todos.
El 17 de octubre el peronismo conmemorará su Día de la Lealtad (porque los otros 364 son de la traición) y, para confirmar que los jefes de ese camaleónico movimiento acompañan al vencido sólo hasta la puerta del cementerio, lo hará de un extraño modo: la CGT, que no quiere compartir su acto con el Presidente/Pintado ni La Cámpora, lo postergó para el lunes 18, dizque para no superponerlo al Día de la Madre; Alberto Fernández, que pretendió sumarse a él y fue desairado, volvió sobre sus pasos (¡otra vez!) y llamó a movilizarse mañana, con mal pronóstico en materia de concurrencia.
Lo que esta apretada nota muestra es por qué resulta imposible que la grieta se cierre y se firme aquí un remedo de Pacto de La Moncloa mientras el peronismo no se desprenda de una figura tan tóxica, dañina y peligrosa como Cristina Elisabet Fernández de Kirchner.
Con
ella sentada sobre el poder, con los caciques del famoso movimiento aún
aterrados por su presencia, es de todo punto de vista ridículo que la oposición
siquiera estudie la posibilidad de ayudar a gobernar y firmar planes de
desarrollo y políticas de Estado a largo plazo.
El
oficialismo debe eliminar muchos escorpiones de su propia casa antes de invitar
a alguien a participar, de alguna forma, en el Gobierno y compartir programas y
responsabilidades.
Bs.As.,
16 Oct 21
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