"Hay que estar de acuerdo en que los responsables del desastre sean removidos de los cargos públicos y de los puestos directivos"
Quien ha conducido a la catástrofe no es el indicado para conducirnos a la reconstrucción.
Quien se ha equivocado, pague y quien ha hecho daño, repare...
"Esta es la Justicia" [Igino Giordani 1894 - 1980] *
* Igino Giordani: Un cristiano ingenuo
Jesús González Diez de la Lastra
Así se autodefinía Igino Giordani, fallecido hace 22 años (Noviembre/2002) y cuyo proceso de canonización ha sido incoado recientemente.
Pero, ¿quién era Giordani? Nacido en Tívoli (Italia) en el seno de una familia de trabajadores; de su padre aprendió el oficio de albañil; pero el empresario para quien trabajaba, percibido de su inteligencia, se ofreció a costearle los estudios. Padre de cuatro hijos, fue siempre extremadamente coherente con su ideal cristiano tanto en la vida privada como en la pública.
Estuvo incorporado a filas, como oficial, durante la Primera Guerra Mundial, siendo herido por una bala explosiva que le obligó a estar hospitalizado durante cuatro años, que aprovecho para licenciarse en Filosofía y Letras. Terminada la guerra y restablecido de sus heridas, tuvo la ocasión de conocer a Don Sturzo, fundador del Partido Popular Italiano (PPI), quien lo admitió como colaborador, nombrándole director del periódico POPOLO NOVO. Era una experiencia nueva para los católicos italianos y él sintió la llamada a encarnar, con valor y claridad, el compromiso cristiano en la vida política.
Como periodista, tal claridad, le costó, por un artículo suyo contra el fascismo denunciando la falta de libertad y el totalitarismo entonces imperante, su puesto de trabajo y el exilio a América y su eliminación del registro de periodistas. Más tarde, después de la disolución por el régimen del PPI, dirigió un boletín clandestino, poniendo siempre de relieve el contraste entre la moral del fascismo y la del cristianismo, y por esa causa fue procesado. En 1930, enviado por el Vaticano, estuvo en Estados Unidos para cursar estudios de bibliotecología moderna y a su regreso dirigió la reforma del catálogo de la Biblioteca Vaticana y dirigió la revista FIDES que se imprimía en el Vaticano, a través de la cual comenzó una campaña ecuménica...
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Giordani comenzó una serie de encuentros, generalmente nocturnos, con De Gasperi y otros ilustres antifascistas para preparar una política de libertad y justicia inspirada en principios cristianos. En 1944 le llamó Mons. Montini, a la sazón Secretario de Estado, para que asumiera la dirección de un periódico católico, IL. QUOTIDIANO, que saldría a la luz apenas Roma quedase liberada del naci-fascista y que tuvo un éxito considerable; y en el cual ponía en discusión tanto el materialismo marxista como el burgués. Su lema era: "Un cristiano quiere modificar el mundo, es decir, hacer una revolución, sólo que la hace con el amor, no con el odio, construyendo, no destruyendo".
En 1946 fue elegido diputado por Roma, en las primeras elecciones convocadas después de la guerra; y en 1947 concejal del Ayuntamiento de Roma. Como diputado y como católico participó, entre otros, en un Congreso de Acción Cristiana, en Londres, y en 1948 vino a España para el centenario de Jaime Balmes. Sus intervenciones en la Cámara de los Diputados fueron casi siempre relacionadas con el tema de los armamentos y la guerra; "la guerra -decía- es un homicidio, un deicidio (mata a Dios con efigie de hombre) y un suicidio"; y lo hace con argumentos cristianos de tal fuerza que es muy aplaudido por toda la Cámara.
En 1948 fue designado director de IL. POPOLO que dejó al año siguiente porque no quiso hacer de "director dirigido" y fundó el periódico semanal LA VÍA en el que colaboraban significados políticos de la época: Sturzo, De Gasperi, Adenauer... y en el que aparecieron artículos de Giordani contra la guerra fría, porque decía: "O Europa se une o perece".
A su fallecimiento, en abril de 1980, fueron numerosas las manifestaciones de afecto, estima y recuerdo de grandes personalidades de la Iglesia, del ecumenismo, del gobierno italiano y del mundo de la política, entre ellas de Juan Pablo II que le recuerda como "insigne figura de adamantino testigo de la fe cristiana en nuestro tiempo".
Quien ha conducido a la catástrofe no es el indicado para conducirnos a la reconstrucción.
Quien se ha equivocado, pague y quien ha hecho daño, repare...
"Esta es la Justicia" [Igino Giordani 1894 - 1980] *
* Igino Giordani: Un cristiano ingenuo
Jesús González Diez de la Lastra
Así se autodefinía Igino Giordani, fallecido hace 22 años (Noviembre/2002) y cuyo proceso de canonización ha sido incoado recientemente.
Pero, ¿quién era Giordani? Nacido en Tívoli (Italia) en el seno de una familia de trabajadores; de su padre aprendió el oficio de albañil; pero el empresario para quien trabajaba, percibido de su inteligencia, se ofreció a costearle los estudios. Padre de cuatro hijos, fue siempre extremadamente coherente con su ideal cristiano tanto en la vida privada como en la pública.
Estuvo incorporado a filas, como oficial, durante la Primera Guerra Mundial, siendo herido por una bala explosiva que le obligó a estar hospitalizado durante cuatro años, que aprovecho para licenciarse en Filosofía y Letras. Terminada la guerra y restablecido de sus heridas, tuvo la ocasión de conocer a Don Sturzo, fundador del Partido Popular Italiano (PPI), quien lo admitió como colaborador, nombrándole director del periódico POPOLO NOVO. Era una experiencia nueva para los católicos italianos y él sintió la llamada a encarnar, con valor y claridad, el compromiso cristiano en la vida política.
Como periodista, tal claridad, le costó, por un artículo suyo contra el fascismo denunciando la falta de libertad y el totalitarismo entonces imperante, su puesto de trabajo y el exilio a América y su eliminación del registro de periodistas. Más tarde, después de la disolución por el régimen del PPI, dirigió un boletín clandestino, poniendo siempre de relieve el contraste entre la moral del fascismo y la del cristianismo, y por esa causa fue procesado. En 1930, enviado por el Vaticano, estuvo en Estados Unidos para cursar estudios de bibliotecología moderna y a su regreso dirigió la reforma del catálogo de la Biblioteca Vaticana y dirigió la revista FIDES que se imprimía en el Vaticano, a través de la cual comenzó una campaña ecuménica...
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Giordani comenzó una serie de encuentros, generalmente nocturnos, con De Gasperi y otros ilustres antifascistas para preparar una política de libertad y justicia inspirada en principios cristianos. En 1944 le llamó Mons. Montini, a la sazón Secretario de Estado, para que asumiera la dirección de un periódico católico, IL. QUOTIDIANO, que saldría a la luz apenas Roma quedase liberada del naci-fascista y que tuvo un éxito considerable; y en el cual ponía en discusión tanto el materialismo marxista como el burgués. Su lema era: "Un cristiano quiere modificar el mundo, es decir, hacer una revolución, sólo que la hace con el amor, no con el odio, construyendo, no destruyendo".
En 1946 fue elegido diputado por Roma, en las primeras elecciones convocadas después de la guerra; y en 1947 concejal del Ayuntamiento de Roma. Como diputado y como católico participó, entre otros, en un Congreso de Acción Cristiana, en Londres, y en 1948 vino a España para el centenario de Jaime Balmes. Sus intervenciones en la Cámara de los Diputados fueron casi siempre relacionadas con el tema de los armamentos y la guerra; "la guerra -decía- es un homicidio, un deicidio (mata a Dios con efigie de hombre) y un suicidio"; y lo hace con argumentos cristianos de tal fuerza que es muy aplaudido por toda la Cámara.
En 1948 fue designado director de IL. POPOLO que dejó al año siguiente porque no quiso hacer de "director dirigido" y fundó el periódico semanal LA VÍA en el que colaboraban significados políticos de la época: Sturzo, De Gasperi, Adenauer... y en el que aparecieron artículos de Giordani contra la guerra fría, porque decía: "O Europa se une o perece".
A su fallecimiento, en abril de 1980, fueron numerosas las manifestaciones de afecto, estima y recuerdo de grandes personalidades de la Iglesia, del ecumenismo, del gobierno italiano y del mundo de la política, entre ellas de Juan Pablo II que le recuerda como "insigne figura de adamantino testigo de la fe cristiana en nuestro tiempo".
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