"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 11 de marzo de 2009

La mano invisible...

Frei Betto *

Desde niño tengo mis miedos, como todo el mundo. Primero era el miedo de ver a mi padre bravo, de verme obligado a comer rábano, de sacar cero en el examen de matemáticas.
Miedo, bajo la dictadura, a verme arrollado por un auto policial. Miedo, bajo la lluvia pertinaz, de que mi chabola en la favela, situada al borde de un precipicio, fuese llevada por el agua.

Hoy colecciono otros miedos. Uno de ellos es el miedo a la mano invisible del Mercado.

De lo invisible sólo no temo a Dios. Temo a las bacterias y a los extraterrestres. A las primeras las combato con antibióticos –término inapropiado, pues significa “contra la vida”, siendo que las inoculamos para favorecerla.

En cuanto a los extraterrestres, quedé más tranquilo al saber que la distancia más grande conseguida en el espacio por nuestra tecnología es alcanzada por las emisiones televisivas. Seguro que, al captarlas, los exploradores interplanetarios llegaron a la conclusión de que en la Tierra no hay vida inteligente…

Vuelvo a la mano invisible del Mercado. ¿Dónde la mete?

Preferentemente en nuestro bolsillo. En especial el de los más pobres. Y es invisible porque es cínica, como todo delito practicado a escondidas. Por ejemplo el Mercado practica la extorsión al bolsillo de los más pobres a través de impuestos cargados a los productos y servicios. Todo podría ser más barato si no fuera por esa mano boba que se inmiscuye en lo que consumimos.

Ahora que el Mercado entró en crisis -pues el globo que infló estalló en su misma cara-, ¿dónde anda metiendo su mano invisible? La respuesta sí es visible: en el bolsillo del gobierno.

En los EE.UU el Mercado, en los estertores de la administración Bush (de infausta memoria) metió mano a u$s 830 mil millones y ahora logró otros u$s 900 mil millones de la recién estrenada administración Obama. Todo para guardar esa fortuna en el bolsillo agujereado del sistema financiero.

Además, la mano invisible del Mercado desconoce los bolsillos de los ciudadanos.

Viciada como está, siempre beneficia el bolsillo de los ricos. Es el caso del Brasil.

Ante la crisis (y las próximas elecciones) el gobierno trata de anabolizar el PAC, de modo que la mano del Mercado pueda abastecer, y cuanto antes, el bolsillo de las constructoras de obras públicas y de las empresas privadas encargadas de dichas obras.

Ya lo advertía mi abuela: “¡Mire bien, niño, dónde pone esa mano!” Y me obligaba a lavármela antes de sentarme a la mesa. Pues bien, creo que la mano del Mercado es invisible porque nunca se lava.

Al contrario, lava dinero sin lavarse de la suciedad que lo impregna. Eso lo que deduzco al
leer las noticias de que, en los paraísos fiscales, la liquidez de los grandes bancos fue asegurada, en los últimos años, gracias a los depósitos del narcotráfico.

La mano puede ser invisible pero sus huellas digitales no. Allí donde el Mercado pone su mano queda la marca. Sobre todo cuando retira la mano, dejando en el desamparo a millares de desempleados, tirados en la calle de la insolvencia, ahorcados en deudas astronómicas.

El Mercado es como un dios. Usted cree en él, pone su fe en él, lo venera, hace sacrificios para agradarlo, se siente culpable cuando da un paso en falso con relación a él -aunque sea de él la culpa, como en el caso de la compra de acciones que él vendió prometiendo fortunas y ahora esas acciones valen una nada.

Como un dios, sólo se le puede conocer por sus efectos: la Bolsa, el salario, la hipoteca, el interés, la deuda, etc. Se manifiesta por medio de su creación, pero sin dejarse ver ni localizar.

Nadie sabe exactamente qué cara tiene o en qué lugar se esconde, aunque sea
omnipresente. Hasta en la candela vendida a la puerta de la iglesia se hace presente. Y mete la mano, la famosa mano invisible, la temida mano invisible, esa mano más abominable que la de los tarados que se atreven a meterla debajo del vestido de la mujer de pie en el autobús.

Y de nada vale gritar: “¡Quite esa mano de ahí!”

A pesar de que la mano invisible manipula descaradamente nuestra calidad de vida, privilegiando a unos pocos y asfixiando a la mayoría, nadie se libra de ella.

Como es invisible, no se la puede cortar. Sólo queda una salida: cortarle la cabeza al Mercado.

Pero ésa es otra historia.

Hoy hablé de la mano.

La cabeza queda para otro día.

(Traducción de J.L.Burguet)

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* Carlos Alberto Libânio Christo (más conocido como Frei Betto) —nacido el 25 de agosto de 1944 en Belo Horizonte (Minas Gerais)— es un fraile dominico brasileño, teólogo de la liberación. Es autor de más de 50 libros de diversos géneros literarios y de tema religioso.

Ingresó a la JEC (Juventud Estudiante Católica). A principios de los años sesenta, realizó trabajos como periodista. En 1964 (con veinte años de edad) mientras era estudiante de periodismo decidió ingresar en la orden de los dominicos.

Ese mismo año, durante el gobierno de la dictadura militar brasileña fue encarcelado y torturado durante 15 días. Profesó en esa orden, el 10 de febrero de 1966, en São Paulo.

En 1969 fue detenido otra vez, y pasó cuatro años en la cárcel debido a su oposición política al régimen militar. En 1973 —al recuperar la libertad— se mudó a una favela (barrio paupérrimo) en la ciudad de Vitoria. Aunque nunca empuñó un arma, fue colaborador de la organización guerrillera ALN (Acción Libertadora Nacional), y —junto a otros frailes dominicos— desarrolló un grupo de apoyo a los perseguidos políticos. Durante esos años estudió teología, filosofía y antropología.

En mi vida he tenido tres grandes choques: la muerte de Salvador Allende en el golpe militar en Chile, el asesinato de Maurice Bishop en Granada y la derrota de la revolución sandinista.

En 1979 se mudó a una favela de São Paulo. Allí conoció al dirigente obrero Lula da Silva (actual presidente de Brasil).

Se convirtió hasta el día de hoy en amigo personal de Luís Inácio Lula da Silva y de Leonardo Boff. Es padrino de la hija del compositor y político Chico Buarque y del hijo del diputado Vicentinho, ex presidente de la CUT.

Después de cumplir 4 años de cárcel, el STF redujo su sentencia a 2 años. Relató su experiencia en la prisión en el libro Bautismo de sangre (traducido en Francia e Italia. El libro describe los bastidores del régimen militar, la participación de los frailes dominicanos en la resistencia a la dictadura, la muerte del guerrillero Carlos Marighella (1911-1969) y las torturas sufridas por el dominico Frei Tito (1945-1974). El libro fue llevado al cine en la película homónima, dirigida por Helvecio Ratton y estrenada en 2006 en Brasil.

En los años ochenta empezó a asesorar a algunos «países socialistas» sobre las relaciones Iglesia-Estado. Viajó a Cuba, Checoslovaquia, China, la Unión Soviética, Nicaragua y Polonia.

Sigue vinculado al convento de los dominicos de São Paulo, en el que conserva su celda. Participa en los retiros que promueve la orden y ejerce de alguna manera la actividad pastoral.

Ha desarrollado su actividad pastoral entre las CEB (Comunidades Eclesiales de Base) en los barrios del cinturón industrial de San Pablo.

En dos ocasiones —1985 y 2005— fue premiado con el Jabuti, el premio literario más importante de Brasil. En 1986 fue elegido Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. Asesor de movimientos sociales, como las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra. Entre 2003 y 2004 fue asesor especial del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y coordinador de Movilización Social del Programa Hambre Cero.

“Lula me invitó a trabajar con los más pobres de los pobres, los hambrientos (es decir, con cerca de 45 millones de personas). [...] Pero después de dos años hubo un cambio en el programa: lo que era un programa emancipatorio, con el tiempo se fue transformando en un programa electoralista. [...] Con el tiempo se descubrió que conviene mantener a las familias en la dependencia permanente del gobierno porque esto resulta en más votos en las elecciones. Esa des caracterización de un programa emancipatorio hacia un programa asistencialista, me hizo dejar el gobierno. Frei Betto

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