Circo criollo
Capitanes bisoños
Daniel Della Costa
Para LA NACION
Hay que reconocerlo aunque duela: en la derrota del kirchnerismo del 28-J han pesado menos los méritos de la oposición que las pifias del oficialismo.
Que se las ingenió, a lo largo de su segundo mandato consecutivo, para que la gente sintiera que se le irritaban hasta las uñas y el pelo y se le inflamaban los globos oculares.
Por lo que mal harían los anti K en suponer que, de aquí a las presidenciales de 2011todo será reír y cantar y repartirse los cargos, mientras que al matrimonio no le quedará otra que el exilio.
En primer lugar, porque, a pesar de que la derrota de la pareja estaba casi cantada, nadie, hasta hoy, ha sido visto como el tipo capaz de encarnar el cambio después de la paliza.
Y mucho menos se sabe de alguien que haya preparado y tenga, a punto de hervor, un plan B capaz de sacar adelante el país y rescatar a sus intrépidos habitantes del abismo inconmensurable.
Y, en segundo término (o acaso el primero, dada la ausencia de rivales del mismo peso del otro lado), es indudable que Néstor no está pintado y que bien puede estar pensando que un tropezón no es caída. Al fin y al cabo, se trata del primer derrape, fiero sí, pero después de tres triunfos consecutivos y una presidencia y media.
Porque, es cierto, ya no le quedan suficientes ases en la mano, salvo aquellos que el inefable Moreno le hizo, de cartón y con la brocha gorda.
Pero, y he aquí lo pintoresco del caso, lo que sí tiene, y bien apretado contra el pecho, es la exigüidad de los recursos fiscales, frente a la montaña de obligaciones que se le avecinan.
Cuya contundencia es, aparentemente, de tal naturaleza, que ceder en las retenciones, volver atrás con los tarifazos, distribuirles más morlacos a provincias y municipios, salvar a los jubilados y a los pobres de la inanición, vale decir, hacer todo lo que sería necesario para volver a poner la casa en orden, vaya a saber si no tropieza con este único, pero solidísimo, argumento: "no hay caja, no hay excedentes, la guita que alguna vez entró a borbotones, se esfumó, se malgastó,y "ya no está"
No importa si en obras que no se hicieron, en nacionalizaciones que resultaron como la carabina de Ambrosio o en derroches para intentar cambiar el destino manifiesto del 28J.
Lo único, entonces, que podría ser tan cierto como ineluctable a esta altura de la soirée , sería que la pretensión de un cambio, por mejor que se plantease, a mitad del río, implicara, otra vez, afrontar riesgos sin medida, incursionar en abismos tenebrosos o cabalgar un tsunami en una frágil barca con muchos capitanes bisoños y pocos marineros duchos.
Y la última y más insólita consecuencia de este aventurado juego de cuentas inexplicables, asignaciones inverosímiles y recursos convertidos en humo sería que, tras meterle mano, y con toda razón, para cambiar la suerte de los argentinos y poner las finanzas en vereda, se arribase a alguna triste situación ya vivida. Y que, merced a la renovación de los infortunios y de los temblores, terminara K otra vez sacando pecho y apostrofando a la oposición subido a la tribuna.
"Son macanas eso de que el ahorro es la base de la fortuna -reflexionó, en el Margot, el reo de la cortada de San Ignacio, mientras mojaba una medialuna en el café con leche-. Mire a los Kirchner, maestro: son unos derrochones, y yo no sé cómo hacen, pero cada vez tienen más guita".
Boletín Info-RIES nº 1112
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Hace 1 semana
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