Pilar Rahola
Otra Diada inútil.
Otro debate estéril.
Otro juego de artificios, con las banderas danzando por encima del sentido común. Nuestro gusto por pelearnos a golpe de soufflé rima con nuestra tendencia irrefrenable al vacío estético.
Mientras vivimos una crisis social profunda, anclada en un agujero negro económico, un naufragio de valores cívicos y una falta preocupante de autoridad, nosotros a lo nuestro, que lo nuestro es montar el circo de la cuestión nacional.
Y uso la expresión en su término justo: montar el circo.
Sobre la cuestión Catalunya-España, no estamos ante un debate político de calado, ni ante una serena reflexión colectiva, aquello del adónde vamos, qué queremos ser de mayores, etcétera, sino ante la recurrente pelea de payasos con pastel incluido.
El último sainete tiene todo los elementos del rifirrafe grandilocuente y vacuo, cuya utilidad para el bien común es perfectamente descriptible.
Por un lado, está el Ayuntamiento de Arenys de Munt, cuya falta de problemas sociales en el municipio lo ha animado a dedicar su tiempo a hacer referendos de autodeterminación.
Por supuesto, no servirá para nada, no cambiará nada y, gracias a la justicia tuerta que tenemos, ni tan sólo será.
Y así, felizmente, habremos dedicado una ingente energía a gastar palabras, retóricas, micrófonos, y dinero público, para conseguir no hacer algo que tampoco servía para nada.
¡Este país es fantástico!
Y si este lado del espectro hace buena la idea de Ortega de los catalanes y su gusto irrefrenable por la estética, el otro lado no se queda corto en lanzar rebuznos, cuando le ponen el trapo cuatribarrado.
Véanlo.
Un ayuntamiento dice que quiere preguntar algo que no servirá de nada, pero tiene su puntito simbólico, y España tiembla cual si hubiera perdido la guerra de Cuba.
Ministros con verbos airados, falangistas surgidos de sus agujeros amenazando a las gentes de Arenys, políticos de distinto pelaje aprovechando el Pisuerga para hacer la meadita, y hasta un fiscal del Estado que tiene su pasado facha.
Y todos peleándose por un soufflé que, cuando se deshinche, no quedará ni en los anales de la hoja parroquial del municipio.
Pero todos felices, porque unos y otros, a ambos extremos de la tontería, se atraen cual imanes.
¿Será más soberana Catalunya, con todo este ruido?; ¿estará más cerca de gobernarse mejor?; ¿tendrá un proyecto colectivo más definido?
Para nada, pero dará igual.
Durante un ratito, unos habrán jugado a ser Roger de Flor, y los otros a ser Rodrigo Díaz de Vivar, ambos enfrascados en una ardua, feroz y estúpida pelea de moños.
Más contentos, pues, y algo más tontos.
Mientras tanto, celebraremos un año más la Diada, sin saber ni hacia dónde vamos, ni qué sociedad tenemos. Lo cual importa poco.
Al fin y al cabo, el circo se monta para distraer al personal, no para resolver problemas.
Fuente: La Vanguardia.es
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 3 meses
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