"El capital usurario impone sus beneficios con detrimento de los intereses financieros en la Nación, bajo el amparo de poderosas influencias de encumbrados políticos argentinos, impidiendo su resurgimiento económico.
El comunismo amenaza sentar sus reales en un país pletórico de posibilidades, por ausencia de previsiones sociales. La Justicia ha perdido su alta autoridad moral que debe ser inmarcesible"
El fragmento es parte de la proclama emitida por las Fuerzas Armadas para asestar el golpe del 4 de junio de 1943, que derribó al presidente Ramón Castillo.
Luego, uno de los cabecillas de la revuelta que aniquiló el orden constitucional, el general Arturo Rawson, explicaba que "el ejército se ha visto precisado a lanzarse a la calle no precisamente haciendo una revolución, sino cumpliendo preceptos constitucionales. La Constitución le otorga el deber de guardar el orden y el respeto de sus instituciones".
Ese golpe, encabezado por militares de inocultables simpatías nazi-fascistas, disolvió el Congreso e intervino la mayoría de las provincias.
A lo que le siguió la intervención de las universidades, la clausura de sindicatos y la disolución de los partidos políticos.
También, encarceló a numerosos dirigentes políticos y sindicales, echó a miles de profesores y maestros y decretó una férrea censura de la prensa, entre otras medidas represivas.
Sobre ese golpe la Presidenta de la Nación dijo el lunes, en su sin duda inolvidable discurso para abrir las sesiones del Congreso:
- "Esta Argentina virtual y mediática que planteó que odiábamos a las Fuerzas Armadas.
¡Por Dios!
¿Nosotros los peronistas, contra los militares? [1]
Somos el único partido político vigente en la República fundando por un general. Nuestro ADN se gestó allí cuando las Fuerzas Armadas acabaron con el fraude patriótico de la Década Infame y Perón fue presidente..."
Es decir, para la concepción de esta abogada que promete "pagar la deuda y lo voy a seguir haciendo" aunque se lo prohíban resoluciones judiciales -ni los liberales más ortodoxos llegaron tan lejos-, hubo golpes militares perversos en la historia argentina, como el de 1976, pero otros benéficos, como el de 1943.
Lo dijo en el Congreso de la Nación, el mismo poder que aquel golpe, con la prepotencia de la fuerza, derrumbó.
Lo dijo, elogiando una insurrección a todas luces ilegítima, la misma persona que el jueves denunció "intentos de destitución evidentes por parte de algunos sectores nacionales", que prefirió no identificar.
Puede que al golpe del '30 también lo condene...
Pero ¿y el de 1966, que volteó el gobierno de Illia, elegido con el peronismo proscripto, y que contó con el apoyo de importantes líderes sindicales peronistas? En su peculiar escala de valores: ¿Habrá sido un paso adelante o varios hacia atrás?
En un diálogo de Macbeth, a propósito del crimen del rey Duncan, a manos del asesino múltiple, se puede leer:
- Y, cosa extraña pero cierta, los caballos de Duncan, hermosos y ligeros, los mejores de su raza, se volvieron salvajes, rompieron sus establos y emprendieron la huida, rebeldes a la obediencia, como si declarasen la guerra al hombre.-Se dice que se devoraban entre sí.
-Así fue, para asombro de mis propios ojos.
El enigmático Shakespeare nos habla con tenebrosa poesía de sucesos extraordinarios.
Suceden cosas extraordinarias en la sociedad argentina de nuestros días.
Demasiado extraordinarias.
Seguramente la mayoría soñamos con menos asombros.
[1] "El verdadero significado de las cosas se encuentra al decir las mismas cosas con otras palabras" (Charles Chaplin)
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