"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 25 de abril de 2010

Los hiijos de la basura... Brazil

Los hijos de la basura

Nota de la revista "VEJA" 14 DE ABRIL DEL 2010

Por Luft Lya

Hay quienes dicen que doy muy pocas esperanzas y hay quienes protestan porque soy pesimista.
Yo digo, que los mayores optimistas son aquellos que, a pesar de lo que viven y observan, continúan apostando a la vida, trabajando, cultivando afectos y teniendo proyectos. Algunas veces, sin embargo, escribo con dolor. Como hoy.

Acabo de asistir a un reportaje sobre niños/as de Brasil que viven en la basura.
Digamos que son la basura de este país, y nosotros permitimos y creamos éso.
Yo misma vi, con estos ojos gente viviendo junto a los basurales, niños/as disputándose con los buitres pedazos de comida podrida para matar el hambre.

El reportaje era una historia de terror - pero verdadera, qué locura...!, de este país. Una jóven de menos de 20 años traía en una carretilla de maderas viejas, tres hijos, de 4, 2 y 1 años.
Llegaron al basural, y la mayorcita, ya entrenada, salía a buscar cosas útles, sobre todo comida. Pronto, los tres estaban comiendo, y la madre explicó com simplicidad:
- "Tenemos que sobrevivir, no?"

El relato de esa casi adolescente y de las otras eran parecidos, todas con hijos pequeños, dos nuevamente embarazadas, y como decian viviendo su destino, como su madre y su abuela.
Una lloró diciendo que solo habia hecho el 8vo. grado de la primaria, pero necesitó ayudar en su casa y fue a buscar basura, como las otras mujeres de la familia.
- " Mi destino" repitio y mir'o la hija que estaba amamantando"
- ¿"Y esa ahi"? pregunto la periodista...
- "Esa ahi, bueno depende, tal vez no... Dios es quien sabe. Si Él quiere...".

Los diálogos fueron más o menos así, los repito de memoria, no los gravé.
Pero gravé, la tirsteza, la resignación, la imagen de los niños pequeños y semi desnudos, contentos comiendo basura, sentados sobre ella.
Una cuidando al hermanito menor, que escalaba la montaña de basura.
Criados como su mamá, creyendo que Dios es quien quiere éso.
No entiendo como es posible que se diga que este país esta bien cuando están sucediendo esas cosas y otras semajentes ésas.
Pues, están en nuestra patria, y no importa en que lugar escondido o lejano estén.
Todo nos indica respeto.

También existe el malandrinaje, el robo escandaloso, la mentira, la impunidad y el falso ufanismo y a toda hora oimos que el país nunca estuvo tan bien.
Es posible que algunas cosas, tal vez muchas, mejoramos.
. Tenemos vacunas.
. Existen hospitales y enseñanza pública, aunque atrasados y desastrosos.
. Tenemos algunos beneficios, como jubilación, aunque miserable.
. Tenemos estabilidad ecónomica aparente.
. Estamos un poco mejor equipados que hace 100 años atrás.

Pero, ¿quienes somos al final?
¿Qué país somos, en que clase de gente nos convertimos, que continuamos comiendo, bebiendo, trabajando y estudiando como si no estuvieran con nosotros?

Debe ser nuestra forma de sobrevivir.
No comiendo basura concretamente,, pero tragando esa basura moral y fingiendo que todo esta bien.
Pero si nos llegamos a convencer, que todo eso sucede en nuestro medio, en nuestro país, tal vez en nuestra ciudad, nos sintamos parte de éso y responsables, ¿y que es lo que podríamos hacer?

¡Por lo menos reclamar!

Ver que todo no está tan maravilloso, procurar elegir personas de bien interesadas en cuidar de esos basurales, de los pobrecitos, de la salud pública, de ver que le falta una cama a millares, de que hay colegios desprovisto de todo, Y de lo que todos nosotros incansablemente hemos dicho y escrito.
Que por lo menos la gente sepa y en vez de disfrazar, se desparrame por todas partes.
No para crear hostilidades y desorden, solo para cambiar un poquito esa mentalidad.

Que nunca más los niños brasileños sean hijos de la basura, madres diciendo que es Dios quien quiere que las cosas sean así.

"Dios, no quiere las cosas así"

Los dioses no inventaron la indiferencia, la crueldad o el mal que causa el hombre.
No ordenaron desviar la mirada para no ver un niño metiendo en la boca comida en mal estado, y que tal vez esa sea su única comida del día.

En ese instante, la cámara captó a una niña con una gran sonrisa inocente, detras de un par de lentes ahumados color rosado que acababa de encontrar: y así se iluminó por un instante aquella inmensa y trágica realidad.

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