"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 12 de abril de 2010

LOS POLACOS Y NOSOTROS

El sábado 10, a raíz de un accidente aéreo, falleció Lech Kaczynski, Presidente en ejercicio de la República de Polonia o Polaca.

Polonia es un país europeo, ubicado prácticamente en el centro mismo de ese Continente, y de los más extensos en superficie.
Su población oriunda, orilla los 38 millones y el 95% de la ciudadanía, profesa el Catolicismo Romano.
¡Más no me pida que le diga, porque es todo lo que sé!¸ perdón….
¡Si sé algo más!; su Capital es Varsovia y Karol Józef Wojtyla, era polaco.

Me dice Ud. que no tiene idea de quién es o era el señor Wojtyla...
¿Recuerda todavía al Papa Juan Pablo II?.

Polonia..., donde prácticamente estalla la Segunda Guerra Mundial – 1939 – país estratégicamente ubicado entre Alemania y Rusia, sufre las consecuencias demoledoras de la misma.
Ésta mención la hago simplemente para, a modo de síntesis, poder plasmar de algún modo, parte de la más que sufrida historia del ciudadano polaco - no menos de 6.000.000 de polacos fueron muertos a manos de Alemanes y Soviéticos...
¡Sí, como lo lee: ¡SEIS MILLONES!

Pero mi intención, pasa sobre todo por saber si Ud. pudo ver a través de la pantalla de algún televisor, el recibimiento que el pueblo y autoridades Polacas, dieron a los restos de su Presidente, llegados justamente de Rusia, el día domingo 11.

En lo personal, me llamó la atención la actitud de la gente, del pueblo apiñado a lo largo de las calles de Varsovia, durante trayecto del cortejo que trasladaba los restos del ya ex Primer Mandatario.

Nadie aplaudía; nadie agitaba pañuelos blancos ni arrojaba flores sobre el coche que transportaba el ataúd; nadie agitaba sus manos ante las cámaras como para que el “registro” le destacara; nadie cantaba... nadie gritaba.
El dolor, evidente, se trasuntaba en un silencio respetuoso y profundo.
Seguramente estaban ahí, quienes le erigieron presidente y quienes no lo hicieron. Seguramente se supo ganar el respeto de todos.

Pero hubo otro detalle que llamó aun más poderosamente mi atención.
La gente se agolpaba sobre las veredas y una parte mínima de la calzada.
No había vallas ni policías para contenerles... no eran necesarios.
No advertí un solo “desborde”
Evidentemente, esto tiene y mucho que ver con la “educación” y con la naturaleza de un pueblo esencialmente “sufrido” al que simplemente quería hacer llegar mi “pésame" y admiración.

Ricardo Jorge Pareja / parejaricardo@hotmail.com

No hay comentarios: