"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

martes, 6 de abril de 2010

Modelo argentino 2010 - "Ni la vida por Perón, ni relaciones carnales"

Argentina siempre ha sido una inmensa chistera donde se conseguía conejos made in Taiwán en los años 90 y hoy se consiguen pingüinos de peluche o sabrosos corderos patagónicos.

Se suele afirmar que cada quien llega hasta donde su propia incapacidad lo permite.
Argentina siempre ha sido una inmensa chistera donde se conseguía conejos made in Taiwán en los años 90 y hoy se consiguen pingüinos de peluche o sabrosos corderos patagónicos.
Por George Chaya gentileza para NE

El sector dirigencial representante de la oposición política argentina, incluido el “vicepresidente de la nación” es considerado como representante de la oposición política argentina.
O, en la interpretación “peronista” de los problemas políticos, institucionales y económicos que aquejan al país, el peronista incluido en la lista de opositores que no apoye al gobierno de Cristina Kirchner será considerado como menos peronista.
Al igual que Groucho Marx, la Argentina, se dispone a intentar que la oposición sea tan peronista como el peronismo “oficialista K”.
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No se esfuerce por entenderlo, simplemente no tiene sentido.

Se suele afirmar que cada quien llega hasta donde su propia incapacidad lo permite.
Argentina siempre ha sido una inmensa chistera donde se conseguía conejos made in Taiwán en los años 90 y hoy se consiguen pingüinos de peluche o sabrosos corderos patagónicos.
De ésta forma y través de las gafas de la miopía ideológica, su dirigencia política logra entretener a los huecos y aplacar a los enjundiosos. Lo cierto es, que Argentina ya no es “Patria o Muerte” y “la Vida por Perón” de los “jóvenes idealistas de los años setenta”, pero tampoco pareciera ser las “Relaciones Carnales” del neoliberalismo noventista. ¿Qué es la Argentina de hoy?,

Ni los propios argentinos logran unificar un concepto que pueda definir el la devastacion generada por el tsunami peronista en los últimos 60 años sobre aquel prometedor y pujante país. Para algunos argentinos, un matrimonio siniestro mueve los hilos del poder con una gestión parcializada y corrupta que está destruyendo las libertades, la economía y la democracia. Para otros, ese matrimonio es algo así como “la democracia sueca”.

Esta descompensada visión de la realidad política -a lo Groucho Marx- es observable en medios de prensa locales como el diario Clarín y el canal de televisión TN entre otros donde se pueden ver duras críticas al oficialismo, en muchos casos acertadas, no lo dudo. De igual manera desde la Televisión Pública, Radio Nacional o el Diario Página12, se ve, se oye y se leen estruendosos aplausos a la gestión del matrimonio Kirchner. Todo negativo por un lado, todo positivo por el otro. Se puede pensar en la vieja ley de la “herradura” donde los extremos llegan a tocarse, es decir, llegan a ser casi lo mismo. ¿Será así?

En la Argentina actual se oyen las peores críticas hacia los Kirchner, aunque no estoy tan seguro que hayan perdido terreno en aceptación popular, es cierto que han sido derrotados duramente en una elección parlamentaria el pasado año, pero no parece que la oposición sea mejor que el oficialismo y los que se alzaron con la victoria en las urnas no logran aportar a la ciudadanía en la forma en que aquella esperaba. Usted puede ver a peronistas disidentes, a radicales, socialistas, comunistas, a la derecha, a los de centro, la centro-izquierda y la ultraizquierda, todos ellos generan una piadosa sonrisa puesto que no llegaron desde el cielo, ni vienen de la democracia de la vieja Europa, muy por el contrario, son emergentes de la sociedad argentina, una sociedad en asombrosa decadencia (permítaseme decirlo desde la idea positiva, aunque resulte antipático), miserablemente personalista, a menudo mediocre y muchas veces ignorante, repulsiva y pre-civilizada que demuestra palmariamente la orfandad del sentido de Nación y de Patria.

Por tanto, y en referencia a su dirigencia política ¿porque muchos argentinos se muestran frustrados, enojados y odiosos en su vida cotidiana? Es una obviedad que si Usted dispone por largo tiempo de una caja de manzanas con muchas de ellas en mal estado, no puede pretender extraer fruta buena y fresca de la misma caja. Según lo veo, el problema no es el oficialismo o la oposición, sigue siendo la falta de compromiso cívico -nótese que no hablo de compromiso ciudadano- sencillamente porque no hay construcción cívica ni sano debate democrático. Es evidente que a los Kirchner les duele la verdad y en dirección a ello es que necesitan de un INDEC propio y de comunicadores a su servicio para que la población vea un paraíso en lo que para la oposición se asemeja a un desierto. Pero los que odian a los Kirchner más que a las mentiras que les endilgan, tampoco quieren verdades, menos aun si éstas benefician a Néstor Kirchner o a su esposa y prefieren falsedades si éstas los perjudican. Ese el gran problema argentino, y eso no es civismo ni ejercicio de ciudadanía democrática y tampoco dará resultado a largo plazo a los medios de prensa, sean oficialistas u opositores, menos aun cuando la verdad terminara emergiendo.

Desde que recuerdo, en Argentina ha sido fantástico “ser progresista” e ir por la vida definiéndose de izquierdas, ¡Pero cuidado! en lo que a percibir salario, comer y vivir se trate, es mejor y más rentable ir por derechas, y ello no es más que la definición prístina de hipocresía.

Cuando la gran mayoría de la prensa y muchos de los habitantes de un país alinean con el rencor, el odio, la parcialidad y el resentimiento; lo más probable es que no vayan hacia ningún lugar constructivo en sus vidas personales ni como sociedad democrática.

Al observar los medios de prensa en Argentina es inevitable preguntarse algo que me generaba dudas en mis viajes a Alemania ¿Donde acabaron trabajando los periodistas que estuvieron al servicio del régimen comunista en la Alemania Oriental? Como todos sabíamos esas personas no eran periodistas, sino comisarios políticos del régimen. Ellos terminaron como barrenderos y conserjes con la caída del indecente Muro de Berlín (y dicho esto con todo respeto por barrenderos y conserjes). Sería saludable que en Argentina ocurra algo similar.

La buena noticia es que aun se oyen voces como las del Dr. Nelson Castro, la señora Gabriela Pousa, Alfredo Leuco y Pepe Eliaschev; a mi gusto y considerando que “no existe el periodismo independiente” sino “el periodismo honrado”, ellos son algunos de los nombres creíbles de la prensa argentina y de los pocos que con claridad e inteligencia plantan cara a la corporación oficialista de turno.

La oposición política argentina debe reconocer que no puede estar en misa y repicando: si no es una empresa o una corporación, debería tomar decisiones responsables aunque no sean políticamente rentables. Y si, por el contrario, es una empresa, entonces debería comportarse como tal y dejarse de declamaciones morales con las que no engaña a nadie, empezando por aquellos ciudadanos que le han dado su voto.

Pero el verdadero quebradero de cabezas de la política argentina es la polarización creciente de su sociedad civil que ha trepado a niveles a los que se debería prestar atención. Hasta hace poco, sus políticos podían permitirse realizar análisis sesgados y maniqueos de la realidad, pero la misma realidad hoy les está jugando duro y su credibilidad se acota día a día. Aunque pareciera ser que la prensa y la clase política, nada aprendió y nada olvido en Argentina y que a muchos les da igual el 2011 o los años ‘70.

George Chaya (chaya@semanarioatlantico.com) es escritor, docente y analista político internacional experto en asuntos de Oriente Medio e Iberoamérica. Escribe regularmente para periódicos de España y los Estados Unidos. www.georgechaya.org

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