Adrián Ventura
La Argentina parece estar a las puertas de una disyuntiva: acepta respetar las instituciones democráticas, incluida la Justicia, o se sumerge en un régimen populista, donde los jueces sean poco más que empleados administrativos.
Durante años, el Gobierno recurrió a la confrontación: polarizó a la sociedad, para aglutinar a los sectores más ideologizados. Este recurso deja en evidencia sus propios límites, divide y resta apoyos, pero hasta hace poco no había pasado de ser un mecanismo de construcción del poder.
En los últimos días, sin embargo, el Poder Ejecutivo pareció abrazarse a una estrategia mucho más cruda y radical, para ahondar la división con la Corte.
Hubo dos señales inequívocas.
Una, la confesión del Gobierno de que no está dispuesto a cumplir el fallo de la Corte que le ordenó al gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, reponer al ex procurador Eduardo Sosa en su cargo.
La otra provino, anteayer, de Hebe de Bonafini y Estela Carlotto, quienes, durante la manifestación realizada frente a los Tribunales, presionaron sin disimulo a la Corte para que revoque una medida cautelar que benefició al Grupo Clarín por la ley de medios.
Ambas señales pueden dar paso a algunas reflexiones:
< Si el Gobierno ya decidió no cumplir un fallo (el del caso Sosa-Peralta), ¿por qué hay que suponer que se vaya a detener frente a otra sentencia de la Corte que confirme la medida cautelar que beneficie al grupo de medios que eligió el kirchnerismo para personificar todos los males?
Los grupos kirchneristas, en el acto, no parecieron estar animados por un reclamo de justicia; confesaron que sólo aceptarán una sentencia favorable al Gobierno.
Hebe de Bonafini calificó a los jueces de corruptos y de colaboracionistas con el gobierno militar.
Estas acusaciones olvidan que fue esta Corte la que declaró la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad y reabrió las causas contra los militares -una decisión muy elogiada por los organismos de derechos humanos-.
"A pesar del tenor de esos epítetos, el Gobierno no salió a rechazarlos"
El Gobierno obturó todo margen para la independencia judicial:
< Quedó en claro que sólo se tolerarán fallos que reflejen las aspiraciones de la Casa Rosada.
La independencia , "así", es una traición
La independencia, así, es una traición.
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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