Por Norberto Firpo
Para LA NACION
Sábado 28 de junio de 2008
EL doctor Trífido Peribáñez (1) juez del fuero administrativo, ha hecho una carrera fantástica, lleva acumulada valiosa experiencia y goza de superlativo prestigio en el zarandeado mundillo de la señora con espada, balanza y ojos vendados.
Pero nadie vaya a creer que su señoría es un superhéroe.
Y no lo es, sépanlo ya mismo, por la sencilla razón de que una de sus virtudes cardinales es el sentido común.
Por carácter transitivo, el hecho de disponer de abundante sentido común lo habilita para ser cauteloso y, como él mismo dice, para andar por la vida tanteando el terreno y esquivando pozos cloacales.
Como a muchos de sus colegas, el poder político lo amedrenta. Suele opinar que el poder político es a la Justicia lo que la estricnina al hígado, y que por eso jamás se atrevería a enfrentar a un funcionario del Poder Ejecutivo con intención de exigirle rendición de conductas y/o cuentas, Dios no lo permita.
Como bien lo explicó un magistrado eminente, Eduardo Quattropani, titular del Consejo de Procuradores, Fiscales y Defensores (ver LA NACION del 27 de abril), "no es serio pretender ignorar la evidente supremacía institucional de los poderes ejecutivos por sobre los poderes legislativos y judiciales La mayoría de las veces, los poderes ejecutivos ignoran o anulan a los legislativos e intentan dominar al Poder Judicial. Y suelen conseguirlo"
Peribáñez no sólo comparte estos conceptos, sino que pesan sobre su fisiología de manera oprobiosa: el desempeño de sus tareas suele provocarle flojeras intestinales, que lo obligan a someterse a dietas severas de arroz blanco y puré de manzana.
Se las ha visto en figurillas para gambetear el compromiso de atender demandas por asuntos de coimas, de desvío de caudales públicos, de sobornos empresariales, de enriquecimiento ilícito y de prepotencia y brutalidad en el ejercicio de la función burocrática, casos en los que aparecían involucrados -y todavía aparecen- grandes bonetes del poder político.
En recientes declaraciones, el presidente de la Asociación de Magistrados de la Justicia Nacional, doctor Ricardo Recondo, fue taxativo:
- "Se busca sojuzgar al Poder Judicial a los intereses políticos. No están dadas las condiciones para procesar a un funcionario en actividad. Sólo jueces superhéroes asumirían un desafío de esa naturaleza"
Desde luego, Trífido Peribáñez es un individuo discreto, prefiere que su existencia transcurra en paz y no presume de superhéroe.
El poder político es naturalmente oportunista y ventajero, muy vivaracho y hasta cierto punto malandrín para que él se haga el Batman y pretenda ponerlo en vereda.
No es Batman ni Patoruzú el juez Peribáñez.
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(1) Observemos que el único que menciona a Peribáñez es el autor de ambas notas...
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
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