El Estado se hace trampas a si mismo

Terrorismo
ABC.es
De Edurne Uriarte

Concentrados como estábamos en la huelga general, ayer apenas nos fijamos en la noticia de la detención en Barcelona de Mohamed Omar Debhi. Significativa por los motivos de la detención. Porque el detenido lo ha sido bajo acusación de haber financiado con 60.000 euros al AQMI, Al Qaida del Magreb Islámico. Y esto, lo de los 60.000 euros, lo ha descubierto la Comisaría General de Información tras dos años de ardua investigación.

Pero resulta que con bastante más rapidez que la Comisaría General de Información, los medios de comunicación supieron en agosto pasado que el Gobierno español había entregado una cantidad bastante más sustanciosa, 8 millones de euros, a la misma organización, a AQMI, por la liberación de los cooperantes españoles secuestrados. Lo contó ABC y lo contaron otros medios y la información no ha podido ser negada por el Gobierno.
Los mismos medios, y remito de nuevo a la información de ABC, supieron también que el secuestrador de los cooperantes, Omar Saharaui, acusado de un delito mucho más grave que el detenido de Barcelona, fue liberado por Mauritania, país donde estaba encarcelado, por presiones del Gobierno español.
Para celebrarlo, el secuestrador se fotografió con los dos secuestrados tras su liberación en una insólita instantánea que debería figurar en lugar de honor en la historia gráfica del terrorismo.

Y todos tan contentos con nuestra implacable persecución del terrorismo islámico que en Barcelona el Estado detiene a un tipo por enviar 60.000 euros a AQMI, pero el Estado se perdona a si mismo por haber enviado 8 millones de euros a la misma organización y por liberar al secuestrador.

Y esta es la hora que nadie, empezando por el Partido Popular, ha pedido explicaciones por esa financiación de una organización terrorista.
Ni, por supuesto, ha pedido la intervención de la Justicia por actos aún más graves que los atribuidos al detenido de Barcelona.