"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Juego de patriotas...

En la acusación de antipatriotismo que el PSOE lanza contra el PP sobre su comportamiento durante la crisis hay buenas dosis tanto de cinismo como de (fingida) ingenuidad.

Y conste que soy la de la opinión de que una actitud más cooperadora de los populares nos vendría bien a todos y no le causaría a ellos ningún daño electoral, si es eso lo que les preocupa. Al contrario.


Dicen los americanos que espetar "I told you so" (Ya te lo dije) a alguien es de pésimo gusto. Y además sirve para poco.

Es como llorar sobre la leche derramada. Pues eso.

Pero vayamos al PSOE. Primero el cinismo.


¿Qué es más antipatriota, reclamar elecciones anticipadas en plena crisis o haber retrasado medidas y remedios, exclusivamente por razones partidistas e ideológicas, cuando ya era perceptible lo que se nos venía encima?

Este mismo domingo, en plena zapatiesta a propósito de la deuda irlandesa, Zapatero afirmaba que España no necesitaba más medidas de ajustes. Los mercados le han cerrado la boca.


Y segundo, la (fingida) ingenuidad.

¿Acaso los iversores internacionales, que tienen sobre nuestra situación mucha más información de la que les pueda proporcionar el PP, van a modificar su comportamiento por lo que diga o haga la oposición?


A menudo se cita el caso portugués como contrapunto del español.

Allí, gobierno y oposición comparecieron públicamente en mayo dispuestos luchar justos contra las amenazas, y los dos principales partidos votarán juntos los próximos presupuestos. Tal vez necesario, pero insuficiente.

Portugal sigue estando en primera línea de fuego de los mercados.


Los inversores reclaman de los países, no que sus partidos se besen, sino que se comporten como prestatarios fiables, y de eso son sobre todo responsables los gobiernos.


Para recuperar la fiabilidad habrá que empezar por cumplir aquello que, para salvarnos entonces de la quema, prometimos en mayo. Pero la reforma laboral aprobada, juzgada insuficiente, no ha arreglado casi nada; se vuelve a posponer la reforma de las pensiones; la restructuración de las cajas sigue sin completarse y la opacidad de las cuentas de las CCAA ponen en entredicho los ajustes fiscales.


Antes de transferir la responsabilidad a otros, el Gobierno debería mirarse a sí mismo.

Los mercados dejan ya poco margen.


El futuro de España no se jugará en las elecciones de mayo, o en las de 2012, sino en los próximos meses e incluso semanas.

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