"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Un hombre cualquiera

EDURNE URIARTE
abc.es

Cuando la destrucción de la credibilidad de su líder es irremediable, como le ocurre al PSOE, lo más penoso para un partido es verse obligado a mentir sin límite sobre la cuestión.
Reiterando adhesiones y asegurando continuidades en las que nadie cree.
Y es penoso, no por la disciplina de partido y la unidad de acción que en estos casos pone a todas las formaciones políticas en bretes parecidos a este.
Lo es por la fundamental razón que obliga al mantenimiento de esta tragicomedia que no es otra que el aferramiento del líder al poder.
A su poder, con sus placeres y sus privilegios.

Y es que asistimos estos días a la eterna historia de un hombre cualquiera.
Vulgarmente ambicioso.
Ha puesto la institución a su servicio y es incapaz de renunciar a los beneficios que le reporta. No de signo material en el caso de Zapatero, sino psicológico.

El mando, la autoridad, el protagonismo.
El político que discurseaba sobre el republicanismo cívico y la esencial importancia de los ciudadanos, de sus deseos y peticiones para tomar sus decisiones, se niega ahora a atender a esos deseos y peticiones.
El político que presumía de su parecido al ciudadano medio, de sus profundas convicciones democráticas, de sus altas miras en nombre de su país, no es sino un hombre vulgar que se resiste a renunciar a sus gabelas.

Alrededor de estas pequeñas miserias del poder se construye el frágil argumentarlo a medida de los caprichos del líder.
Sobre la idea de que es precisa la continuidad de Zapatero y de su Gobierno para llevar adelante las reformas puestas en marcha.
Cuando nadie, ni los líderes internacionales ni los analistas ni los propios ciudadanos desean esa continuidad para liderar las reformas.
Ni siquiera una buena parte de los electores socialistas.

Pero he aquí que no hay manera de despegar al republicano cívico del sillón.

A esto se reducía su utopía...

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