Estoy vacunada contra la fauna de internet que usa el anonimato para expresar la estupidez humana.
PILAR RAHOLA / La Vanguardia.es
No soy de los que se interesan por las burradas que se escriben en algunos blogs y, desde luego, me patina lo que puedan decir de mí o de cualquiera los emboscados que pululan por las esquinas de los foros.
Así como en el planeta de los libros está lo mejor y lo peor del pensamiento, en internet cohabitan grandes pensadores y auténticos promotores de la mentira.
Estoy, por tanto, vacunada contra toda esa fauna que aprovecha el anonimato para expresar las múltiples variantes de la estupidez humana, aunque en algunos casos no se puede descartar la denuncia penal.
Pero por lo general, practico el sanitario arte de la indiferencia.
Ayer, sin embargo, surfeé por la red. Buscaba información sobre Jafar Panahi, para un libro que estoy escribiendo, y me topé con la fauna en cuestión. Jafar Panahi es un gran cineasta iraní, ganador del León de Oro de Venecia y cuya película más conocida, El círculo, fue considerada una de las mejores del 2000.
Gracias al bloguista Mojtaba Saminejad, supimos que Panahi había sido detenido en el cementerio de Teherán, cuando participaba en el funeral de Neda Agha-Soltan, la estudiante asesinada durante las protestas del 2009.
A partir de aquí su calvario pasó por la cárcel, la huelga de hambre y la brutal sentencia a seis años de prisión y a la muerte creativa: prohibido hacer cine, escribir guiones y viajar al extranjero durante 20 años.
Pese a las campañas de gentes como los Coen, Michael Moore, Martin Scorsese, Steven Spielberg, Robert De Niro y de las lágrimas de Juliette Binoche en el festival de Cannes, el régimen ha sido implacable.
También para el joven realizador Mohammad Rasoulof, sentenciado a la misma pena por “conspiración contra el régimen”.
Por supuesto, en España no sabemos nada de todo esto, practicantes encantados del tradicional aislacionismo. Pero en el resto del mundo, las campañas se suceden.
Dos iraníes más pisoteados por la dictadura islamofascista que gobierna Irán.
Pero al buscar la información me he topado de bruces con foros progresistas donde las críticas al fundamentalismo islámico se convierten en islamofobia, y donde la pretendida defensa de los musulmanes acaba siendo una defensa de sus dictadores y sus iluminados fanáticos.
Estoy harta de tanto tonto suelto que confunde el islam con sus opresores y que no entiende que para defender un mundo de muchos dioses hace falta combatir a los locos que los utilizan.
Ellos son los auténticos islamófobos, porque, en su confusión cósmica, acaban avalando a los que reprimen a miles de musulmanes.
Personalmente, recibo muchos de estos ataques porque alzo la voz a favor de cada musulmán bárbaramente sometidos.
Si Jafar leyera alguno de estos foros, no entendería nada.
Y es lógico, ¿cómo explicar a un luchador que, en nombre de la libertad, los hay que practican la imbecilidad cósmica?
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