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Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 26 de mayo de 2011

La derecha está "vacante"

Jorge Asís Digital.com

Entre Territoriales y Maceteros domina la izquierda cultural.

Otra vez, al ingresar Hermes Binner a la pantalla, puede hablarse de Siete Samuráis.

Para despejar de cualquier interpretación despectiva a los miembros del llamado “Pelotón”.

De los Siete, debe aceptarse que Tres son los principales.

Cristina -si es que finalmente va a ser- por la parte del león.

Y Ricardo Alfonsín, El Menoscabado, y Binner, por la parte del desafío.

A esta altura, es improbable que se unan.
O reiteren, en el orden nacional, las claves del acuerdo en el plano provincial de Santa Fe. Entre socialistas y radicales.
La apertura brota para beneficio de Cristina.
Hasta hoy, van por cuerdas separadas.

Otros Tres Samuráis pugnan por ser también de los principales.
Para subirse al podio de la segunda vuelta.
Aunque, al cierre del despacho, si es que va Cristina, esa segunda vuelta es muy difícil que pueda realizarse.


Los Tres del segundo plano son: 
Eduardo Duhalde, Alberto Rodríguez Saa y la señora Elisa Carrió.


El séptimo, y último samuraicito, concedamos, es Jorge Altamira.
El “utopista del trotskismo ilustrado”.
Un ideológicamente duro, que representa a la izquierda cotidiana. Bastante, en el país donde nadie quiere identificarse con la derecha. Es el universo vacante. Ampliaremos.
Territoriales y Maceteros
De los Siete que disputan la presidencia, Tres son Territoriales.
Disponen de Territorio.


Los otros Cuatro son Maceteros. “Sin tierra”.
O con tierra sólo para rellenar una maceta.

Los Tres que disponen de territorio (que no necesariamente ponen en juego) son:
Cristina, que simplemente tiene la Nación (lo que significa el manejo de los fondos del estado, casi imbatibles en una campaña)
Aspira a la eventualidad de retenerla.

Binner, que pone en juego la gravitación en Santa Fe, a través de Bonfatti, el referente que eligió, y se impuso en la pugna doméstica por el socialismo.

Y el artista plástico: Alberto Rodríguez Saa.
Aunque pierda escandalosamente, el Alberto va a retener, con su hermanito, el Adolfo, y por otros cuatro años, el control del Estado Libre Asociado de San Luis.


Los Cuatro restantes son Los Maceteros.
Alfonsín, que nunca gobernó nada, ni siquiera en su domicilio. Como Carrió y Altamira.
Y Duhalde, que supo administrar Lomas de Zamora.
Durante ocho años también “Buenos Aires, la provincia inviable”
Y hasta la Nación, por la carambola accidentalmente institucional.


Pedanterías progresistas
Los Tres Samuráis más importantes de la fotografía, tomada a fines de mayo, prefieren situarse en las honorabilidades del centro hacia la izquierda.

Es la pedantería retórica de Cristina.
Ella se imagina a sí misma -pese a la identidad peronista-, y al desastre de su administración, como parte del ilusorio progresismo.
No es en vano que Cristina hoy encabece La Revolución Imaginaria del Kirchnerismo.

Pero también Alfonsín le disputa el lugar de la progresía.
Desde un radicalismo que se recupera, pero inmerso en el vacío de la socialdemocracia.
Con una visión, en su caso, moderadamente pragmática.
Que le permite digerir, merced a la “Hepatalgina política”, a Narváez, pero no a Macri.

Y Binner, que tiene más derecho a ser “zurdito”, que los dos anteriores.
Ya que pertenece a los mármoles, algo deteriorados, del Partido Socialista.
O sea, a la izquierda oficializada.

Completa, la oferta, la izquierda irritante de Altamira.
Minoritaria, ruidosa, cotidianamente activa.
Más afincada en las insolencias de la acción que en la tranquilidad del verbo.
En las “tomas”, “luchas”, cortes concretos que rompen generalmente las paciencias de la población.

Millones de votos
Después de la capitulación de Macri, quedan millones de votos vacantes.
Son del centro hacia la derecha.
Hoy carecen de representación electoral.

En su “Arrugue de barrera”, Macri decide conservar el territorio.
El Artificio Autónomo de la capital.
A los efectos de no convertirse en otro “macetero”.
Lo cual es bastante probable porque lo espera una parada muy oscura. Una encerrona.
La elección en el Artificio Autónomo (a tratarse en otro despacho) presenta más incertidumbre y turbulencia que la compulsa nacional.

En el país, que concentra mayor apasionamiento hacia la izquierda, se deben disputar no menos de cinco millones de votos vacantes. Los del centro hacia la derecha.


Son los que debieran conquistar -pese también a sus identidades peronistas-, la dupla disociada de Duhalde y Rodríguez Saa.
Pero también Carrió, quien se desprende, y fascina, con su vanguardia violentamente oral.
Atracción insuficiente para capturar, hasta ahora, al moderado.
Al -digamos- racional.
Al derechista silenciosamente vergonzante. Un equilibrado que no se inspira en el rencor.

Caramelos de madera
Esta derecha vacante es la que Mauricio Macri dejó librada a su mala suerte.
Hoy Mauricio procura representarla con el caramelo de madera (ligeramente empolvado con azúcar impalpable) de otra proposición.
Como Macri no quiso asumir el error de perder personalmente, busca, razonablemente, que pierda otro.
Por ejemplo Federico Pinedo.
Es otro Comodín (como la señora Michetti, muy ofrecida en los catálogos vip como vice).
Aunque Macri insinúa, en su desborde delegado, que Pinedo puede ser el Uno.

En la barajada de nombres, con forma de negociación, Humberto Schiavoni y Emilio Monzó (los “armadores nacionales” interrumpidos) suelen elaborar diarias martingalas.
Caramelos de madera de diversos gustos, con la dirección empresarial de Macri.
Son entrecruzamientos, pactadas confrontaciones internas.
Aluden a Duhalde y Rodríguez Saa. Junto a otros baluartes reconocidos.
De la magnitud de Ramón Puerta, Roberto Lavagna, Graciela Camaño, Pinedo, y hasta, incluso, Felipe Solá, el máximo exponente del felipismo solitario.

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