Viajando con la Jefa

Humor político, Alejandro Borensztein

Insisto en que lo mejor del kirchnerismo son los viajes.
De ahí que ser elegido por la Compañera Jefa para formar parte de la delegación es una de las mayores aspiraciones de ministros, asesores, gobernadores y cuanto tipo anda colgado del kirchnerismo.

Partimos hacia México en vuelos diferentes.
La Jefa embarcó sola en un pequeño jet al que le revisaron meticulosamente los papeles para asegurarse de que no fuera el avión que está tratando de sacarse de encima Ricardo Jaime, ni el que está tratando de sacarse de encima Sergio Schoklender, ni el que trajo la valija de Antonini, ni el que llevaba la tonelada de droga a España, ni ningún otro avión que nos complique aún más las cosas.
Simplemente, un avión con dos alas, dos turbinas, un bañito y nada más.
El resto de la comitiva viajamos como sardinas en un vuelo común y corriente.
Igual, nadie se queja.
Funcionario que invitan, funcionario que sube.
La cuestión es estar cerca de la Jefa, o al menos bagayear alguna laptop.
El que nunca liga es el Compañero Aníbal.
No está claro si es porque él ya no ocupa un lugar privilegiado en el corazón de la Jefa, o si es que prefieren dejarlo en Buenos Aires por ser esa simpática bestia capaz de devolver cachetazos como ningún otro en el gabinete.
Pese a todo, el tipo siempre se las ingenia para viajar de polizonte .

Si bien el traje de mariachi que se puso el ministro no era lo más apropiado para pasar desapercibido, hay que reconocer que le quedaba mucho mejor que el disfraz de azafata que lucía la última vez.
Bigote con pollera y medibacha no combina.
Nadie le prestó atención porque lo único que preocupa a la banda y que desvela a cualquier kirchnerista que se precie de tal, es confirmar si la Jefa va a ser la candidata, cuándo lo va a anunciar, y quién será honrado con el título de príncipe consorte-vicepresidencial.

Al llegar a México, esperamos en la pista el arribo de la Jefa.
Ella descendió del avión mientras Aníbal tocaba un guitarrón mexicano y unos muchachos de la barra brava de Quilmes lo acompañaban con el tradicional “Cucurrucucuuuu, Palomaaa” (reemplazando Paloma por Cristina)
De pronto, el canciller Timerman se abrió paso, se reverenció delante de la presidenta y le besó la mano.
“Le pertenezco, milady. Acabo de llegar de una exitosa gira por Europa para darle la bienvenida. Me imagino que después de un largo viaje querrá comer algo fresco… ” y al toque le obsequió una manzana . Ella la tomó y la lanzó como una pelota de béisbol, clavándola de una, en la boca de la turbina de un 737 que estaba en la pista.

Todos estaban pendientes de lo que pudiera decir la Jefa.
Visitamos el Museo Soumaya y paseamos por los jardines de Chapultepec.
En un momento, el Ministro de Ciencias, Lino Barañao, se le acercó, y mirando la salida de la primera estrella, le susurró: “Mirar este cielo infinito donde se mezclan el tiempo y el espacio nos remite al pasado y al futuro… cuántas preguntas, no…?
¿Cómo empezó el universo?
¿Existe vida en otros planetas?
¿Seremos gobierno el año que viene ?

Ella lo miró cándida: “Ahora tengo hambre” y nos fuimos corriendo a la cena organizada en la casa del empresario más rico del mundo, Carlos Slim.
Lo bueno de tener a la falange mediática propagandística de nuestro lado es que si nosotros cenamos con Slim está todo bien, pero si Alfonsín o Duhalde cenan con Paolo Rocca está todo mal.

La comida fue una típica cena mexicana con chilis, tacos, ajíes, enchiladas y nachos.
En el vuelo de México a Roma la fila para ir al baño se extendía desde la cabina de los pilotos hasta la cola del avión.
Después de 13 horas de vuelo, aterrizamos en Roma y nuevamente fuimos todos a la pista a esperar a la presidenta.
Timerman se volvió a adelantar: “Bienvenida al viejo mundo, milady”
Y le entregó un álbum con fotos de él mismo posando junto a personalidades de todos los países y autografiado por Lady Gaga.
“¿Hay algo que usted quiera comunicar a través de mí?
¿Tendré yo el honor de ser el portador de su mensaje?
Sus pedidos son órdenes que deseo complacer
De Vido lo miraba.
Después de 8 años, yo ya me doy cuenta cuando el ministro tiene las bolas por el suelo .

Alguien se acercó a la Presidenta y le avisó que en Buenos Aires el diputado Kunkel había dicho que el 23 de junio anunciarían la candidatura .
“Llamen a Aníbal y díganle que lo fulmine ya mismo ”, dijo sin saber que el Compañero Aníbal venía caminando unos metros atrás, con un traje de emperador romano que compró en Lomas de Zamora para el baile de disfraces que en su momento organizaron para juntar fondos en la campaña Duhalde 99.

Al mediodía siguiente, fuimos al agasajo organizado por Berlusconi en el Palazzo Chigi.
Todo fue muy simpático.
Intercambiaron regalos.
Se sacaron fotos, almorzamos y la Jefa se retiró temprano a descansar.
La comitiva se quedó un rato más, hasta que terminaron de servir los postres, el café y las putas.

Agotados, el viernes llegamos a Venecia donde la Jefa fue informada de la ruptura del acuerdo UCR-Socialismo, de la designación de González Fraga como vice, y de la nueva fórmula de Duhalde con Das Neves.
El diputado Díaz Bancalari trataba de transmitir confianza.
“Tranquilos muchachos, ganamos caminando.
Nuestros socios son mejores que los de Alfonsín.
No se puede comparar a un conservador popular de derecha que viene del menemismo como De Narváez, con un conservador popular de derecha que viene del menemismo como Scioli ”
Todos nos quedamos en silencio.
Hay que reconocer que la lógica kirchnerista tiene vericuetos divertidísimos.

El sábado, la comitiva emprendió la retirada con los nervios destrozados:
La Jefa no soltó palabra ni de su candidatura, ni de fechas, ni de nada.
Saliendo del hotel, vimos pasar a un gondoliere cantando “O sole mio… ”
La Jefa miró de reojo: “Díganle a Aníbal que ya me avivé y que la corte ”
El Compañero Bigote se alejó navegando hacia la parte más ancha y profunda del Gran Canal, mientras cantaba y miraba hacia atrás tratando de llamar la atención.
Tal vez por eso no vio venir la ola de un metro de altura que dejó, al pasar, una lancha colectiva.
La góndola se dio vuelta y despareció de la superficie sin que la Compañera Jefa le dedicara siquiera una mirada.
Un leve movimiento en la comisura derecha de su boca me permitió intuir una sonrisa.
Apuesto a que estaba tentada.
Creo que ella, en el fondo, disfruta haciéndolos sufrir.