Del
Editor al Lector
Ricardo
Roa
El
Papa, nuevo abogado de Cristina
Cristina
aprovechó para decir que habló de ella.
Si
no es verdad, anda bien cerca.
El
Papa no viene a la Argentina pero no se priva de hablar todo el tiempo de la
Argentina.
Y
siempre en el mismo sentido.
Acaba
de meterse sin meterse explícitamente en los juicios contra Cristina.
O
sea, en los juicios por la corrupción kirchnerista que no sólo salpican a
Cristina sino también a Lázaro, José y Cristóbal López, Boudou o Baratta, que
fue el principal operador de De Vido y que ahora arma operaciones judiciales
desde la cárcel para tratar de tumbar la causa de los cuadernos.
Francisco acaba
de desempolvar la teoría del lawfare que usa el kirchnerismo y que usó la
propia Cristina para criticar a la Justicia en su primer discurso cuando volvió
como senadora.
Dijo
el Papa: “El lawfare, además de poner en riesgo la democracia, es utilizado para
minar los procesos políticos emergentes.... es fundamental detectar y
neutralizar estas prácticas.... en combinación con operaciones multi mediáticas
paralelas”.
Más
claro, échele agua.
Si
no lo es, parece una frase escrita a la medida de Cristina por Zaffaroni, que
aplaudió la arenga del Papa en vivo y en directo.
Lawfare
es una palabra nueva, otra hechura a medida que ni siquiera está en los
diccionarios.
Sin tecnicismos
para confusión, quiere decir la justicia que no la es sino para dañar a un
opositor.
Algo
de lo que el kirchnerismo sabe y mucho.
Ahora
quiere decir en lenguaje sencillo:
Preparación para
la impunidad y argumentos para un indulto si la ex presidenta ganara las
elecciones.
Cristina
no dejó pasar ni cinco minutos para envolverse con lo que había dicho el Papa y
victimizarse.
Subió
a la red el video del Papa y lo llamó “un
documento imprescindible” e “imperdibles 59 segundos de Francisco
hablando de la manipulación del Poder Judicial con fines de persecución
política a opositores”.
Otra
de esta semana fue el modo con que el candidato que ella puso para presidente,
Alberto Fernández, le huyó a un debate con Macri.
Alberto debate
pero no debate.
O
debate como mejor le conviene: dijo que no tenía sentido debatir con “un
mentiroso”. ¿Alguien puede creer que él siempre dice la verdad? Con las idas y
venidas de Massa fue un poquito más cuidadoso pero no mucho más cuidadoso. Dijo
que el arreglo de Massa con el cristinismo sobre 10 estaba en 5. Lo mismo que
decir que el desarreglo estaba en 5. Muchas veces las cosas se entienden mejor
por el otro lado de las cosas.
Y
una más de Fernández y un anticipo del futuro: maltrató a periodistas que
informaron sobre la enfermedad que lo obligó a estar casi tres días internado.
El lunes dijo que había ido al sanatorio a hacerse chequeos.
Tuiteó:
“Estoy en el Otamendi. Vine a ver a mi médico de cabecera porque estoy con tos
y me propuso tomarme 48 horas para... estudios de rutina”.
En
realidad, entró de urgencia.
Con
dolores en el pecho y una pierna y dificultades para caminar.
Cuando
se informó que la internación era por una tromboembolia pulmonar, dijo: “inventan
cualquier cosa”.
Al
final reconoció que había sufrido un dolor que nunca tuvo en su vida.
Todo clarísimo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario