"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 30 de julio de 2011

ARGENTINISMOS - Martín Caparrós



Segurismo

sust. mas. sing., argentinismo: doctrina política que postula que el problema central de una sociedad está en su criminalidad. Aparece en lugares y momentos muy diversos, pero se desarrolla con más facilidad en sociedades donde ha habido cierto deterioro de la situación económica y social de sus clases bajas y medias.

Hay democracia: antes la preocupación por robos y secuestros era un problema para ricos. Ahora, gracias a cierto aumento de las actividades y a la excelente cobertura mediática que reciben, hay pocos argentinos excluidos del lujo de creer que sus bienes o personas también son apetecidas por el prójimo.

El segurismo tiene un sujeto por excelencia: lagente. Lagente es otro argentinismo que se podría definir como “un conjunto amplio y voluntariamente vago de personas que deberían compartir intereses y opiniones”. El sustantivo colectivo lagente es un concepto nuevo, que da cuenta de la falta de definiciones de nuestra sociedad. Lagente apareció durante el peronismo de los noventas para reemplazar a otra palabra -pueblo- que resultaba conflictiva. Aunque, a su vez, pueblo fue la respuesta populista a otra -trabajadores- más definida y conflictiva todavía. Que, a su vez, era la respuesta a otra que más aún: clase obrera.

Lagente, decíamos, es una palabra fuertemente menemista, teñida de una heterogeneidad que algunos llamarían confusión. Allí donde pueblo implica la pertenencia a un colectivo -relativamente- definido de personas que pertenecen a las clases baja y media baja y comparten, por consecuencia, ciertos intereses más o menos precisos, lagente es buscadamente ambigua: intenta romper con esa idea. El concepto lagente intenta postular que la pertenencia de clase no es un dato decisivo, porque hay un “sentido común” común a -casi- todos, que está por encima de esa pertenencia. Postula, en síntesis, que hay cosas que todos, más allá de su posición social, deberían pensar y apetecer. A diferencia de otros conjuntos sociales, lagente no tiene un proyecto propio. En realidad, es la depositaria de ese sistema de ideas que los medios y los políticos de la derecha suelen llamar la falta de ideología. Los medios y políticos de la derecha postulan que “ideología” es aquello que piensan sus enemigos, habitualmente situados más a la izquierda; lo que ellos piensan no lo es.

A lagente le pasaría lo mismo. Lagente no tiene “ideología”; tiene, por supuesto, ideas: el sentido común. Lagente no tiene, tampoco, pertenencia política precisa: puede votar peronista progresista radical peronista socialista proísta peronista -y tantas otras cosas, según las olas y momentos. Antes lagente se llamaba doña Rosa, pero era un concepto más restringido: doña Rosa era la clase media y media baja conservadora. Lagente incluye más ricos, para evitar prestarle intereses supuestamente sectoriales.

De hecho, quienes usan el concepto lagente pretenden que incluye a -casi- todos: lagente puede ser el dueño de una petrolera, su secretaria, su chofer, el médico que lo atiende, la suegra de ese médico, la peluquera de esa suegra y tantos otros millones. Los únicos que en principio no son lagente son los villeros, faltaba más. Por lo cual se podría decir que lagente es, pese a su aparente indefinición, un grupo censitario: para integrarlo se necesita cierto nivel de plata.

Alguien me decía que cuando escucha lagente piensa en la Gente, una revista: que cuando dicen que lagente opina o quiere o critica tal cosa, piensa en que es la revista Gente la que lo hace. Pero, en realidad, lagente es un concepto muy Clarín: son el gran diario y sus satélites quienes más hicieron por su difusión en la sociedad argentina. Lagente es un instrumento para achatar cualquier análisis, para no decir quién se beneficia o no con ciertas cosas. Y es, también, la palabra que usa mucha gente para no decir yo: yo pienso, yo creo, yo quiero; dicen, en cambio, lagente piensa, lagente cree, lagente quiere. Porque les da miedo, pudor, porque creen que el número los legitima: porque si su enunciado se sujeta en lagente se transforma en el sentido común de una supuesta mayoría. Lagente es, entre otras cosas, el soporte principal del discurso segurista. Por eso, entre otras cosas, el segurismo incluye entre sus postulados ese lema de lagente, que repite siempre que (tal cosa) “no es de derecha ni de izquierda”. Lo dicen siempre: “la seguridad no es de derecha ni de izquierda” porque, como dijo la doctora Fernández, haciéndose eco de lagente en su última inauguración de período legislativo, “la seguridad es la seguridad y no debe tener ideología”. Es obvio que las soluciones que propongan para garantizar esa seguridad serán muy diferentes según vengan de la derecha o de la izquierda: que tendrán, como todo, una carga ideológica fuerte.

www.argentinismos.com

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