La Comisión de Ética pide la dimisión inmediata del
ministro de Trabajo de Brasil por corrupción
JUAN ARIAS Río de Janeiro
Fuente: El País
El mundo político y la sociedad brasileña tienen los
ojos puestos en la revolución en el Gobierno que la presidenta de Brasil, Dilma
Rousseff, prepara para enero.
Lo lleva en absoluto secreto.
Hasta sus asesores más cercanos no se atreven a
preguntarle por el asunto.
Ella se va a encerrar 10 días en una playa durante
la Navidad para preparar el que se puede considerar como su verdadero y primer
Gobierno.
Durante este primer año, Rousseff ha gobernado con
un Gabinete prácticamente heredado de su antecesor, Lula da Silva, con cerca de
40 ministerios.
De hecho, en este tiempo ya ha retirado de su
Gobierno a seis ministros, y dos más, los de Trabajo y Ciudades, acusados de
corrupción, tienen sentenciada su salida.
De hecho, la Comisión de Ética de la Presidencia de
la República recomendó el miércoles la salida del ministro de Trabajo.
Quien está asesorando a Dilma en la formación de su
nuevo Ejecutivo es el empresario Jorge Gerdau, al que la presidenta llamó para
coordinar la Cámara de Gestión y Competitividad del Gobierno.
Es un órgano consultivo para mejorar la eficiencia
de los ministerios, algo muy en la línea de Rousseff, obsesionada con los
resultados.
Menos
ministerios
Ha sido Gerdau quien ha confirmado lo que corría por
los pasillos de Brasilia: la formación de un nuevo Gobierno en enero.
“Es imposible administrar [un Gobierno] con 40
ministerios”, ha sentenciado el empresario, aunque precisa que se trata de una
opinión personal.
Conocida, sin embargo, su misión al lado de la
presidenta, su frase lo dice todo.
Según los analistas políticos, la tarea de Dilma y
Gerdau es ardua.
La remodelación podrá interpretarse en dos sentidos:
liberarse de algunos ministros acusados de corrupción y sustituir a otros, como
el de Educación, que necesitan dejar el Gobierno para presentarse a las
elecciones municipales; por otra parte, aligerar el Ejecutivo de tantos
ministerios y agruparlos por intereses.
Mientras tanto, vuelven a complicarse las cosas para
Rousseff.
De nuevo una de las figuras más importantes de su
Gabinete, Carlos Lupi, Ministro de Trabajo, del izquierdista Partido
Democrático de los Trabajadores tendrá que dejar su cargo arrastrado por un
escándalo de corrupción.
Salida
del ministro
La Comisión de Ética de la Presidencia de la
República ha recomendado por unanimidad a la presidenta la salida del ministro.
La decisión de los cinco miembros del tribunal de
ética fue tomada tras las revelaciones de tres órganos de información que los
días pasados hicieron graves acusaciones a Lupi.
El ministro, que sería el séptimo en dejar el
Gobierno y el sexto por corrupción, es acusado de haber creado un esquema
dentro de su ministerio para recoger dinero ilegalmente para financiar a su
partido.
Pero quizás lo que ha pesado más ha sido la última
acusación según la cual Lupi ha figurado varios años como asesor fantasma en el
Congreso recibiendo emolumentos que no le correspondían.
El líder del Gobierno en el Senado, Romero Jucá, ha
afirmado que ahora Rousseff tendrá que tomar una decisión en breve.
“No sé si
es fatal, pero es una bala”, ha dicho Jucá refiriéndose a la decisión de la
Comisión de Ética.
Rousseff había
decidido esperar a la remodelación de su Gobierno prevista para enero para
deshacerse del ministro de Trabajo, y también del de las Ciudades, Nário
Negromonte, acusado igualmente de corrupción.
Ahora, tras la decisión de su propia Comisión de
Ética, la presidenta no podrá seguir esperando, los analistas.
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