[SEPA] Desde occidente siempre se ha informado y descripto con crudeza la concepción peyorativa y degradante que sobre la mujer han desarrollado muchas culturas orientales. Por su parte muchas naciones occidentales, se jactan de progresismo al mostrar algunos resultados en relación a la posición que ha logrado la mujer en la sociedad, fruto del esfuerzo y lucha permanente de quienes militan por la igualdad de género.
Muchos entienden que existe una disparidad evolutiva en esta materia, entre oriente y occidente. A simple vista parece notoria. Basta recordar en este sentido que en muchas culturas orientales el nacimiento de un varón es considerado de buen augurio y símbolo de felicidad y prosperidad y por el contrario, el nacimiento de una niña es un deshonor para sus progenitores tal como sucede en la India. La dote que el padre de una niña casamentera debe abonar, se convierte en una verdadera carga económica y un instrumento de extorsión de la familia del novio.
Sin embargo el estigma de desprecio con que vienen las niñas al mundo en estas culturas, muestra su peor faceta en la sórdida costumbre de eliminarlas, ya sea en el vientre materno, apenas nacen o aún de niñas.
El exterminio de las mujeres en la India, ocurre tanto en los lugares más pobres como entre las familias acomodadas. Desde 1980 con la aparición de los tomógrafos se han facilitado las cosas, ya que al conocerse el sexo del feto con antelación, se puede transformar un infanticidio en un aborto y bajar los costos de la eliminación. Las clínicas ofrecen promociones que incluyen la ecografía y el aborto a precios más que módicos, que oscilan entre los 100 y 200 dólares norteamericanos. Estos establecimientos proliferan y se calcula que en toda la India existen más de 30.000 clínicas registradas y autorizadas.
Las niñas que sobreviven no la pasan mejor ya que terminan siendo víctimas de la violencia de género, sometidas a todo tipo de maltratos, violaciones (individuales y colectivas), torturas físicas, mutilación genital, esclavitud sexual, sumisión laboral, etc. Existe un mercado “libre” con una suerte de “bolsa de valores” que cotiza a las mujeres y niñas según sus características físicas. Comprar una mujer puede salir tanto como un ordenador o un teléfono móvil.
Como consecuencias de estas prácticas la estructura demográfica de varias ciudades de la ex colonia inglesa, tales como Bombay nos está indicando que por cada 100 hombres existen 77 mujeres. Casi un 25% de las mujeres se ha “evaporado” en medio del mayor silencio e indiferencia. La situación de las mujeres no es mejor en la China Pakistán o Bangladesh
Nada impide sin embargo que la ex colonia inglesa y actual factoría comercial de occidente, sea la sede de muchísimas empresas transnacionales que se aprovechan de esta “natural tendencia sociológica” indú, que les permite contar con mano de obra barata, ya que como es de prever se contrata a miles de mujeres para tareas extenuantes y a un costo proporcionalmente más bajo respecto de los hombres, aunque las tareas sean idénticas.
Muchas personas, al leer este artículo, respirarán aliviados al pensar ¡Qué suerte que he nacido en occidente! Se dice que la violencia de género también existe, pero no es legal, ni tolerada al nivel en que lo es en oriente. ¡En Inglaterra o Francia no se lapidan mujeres! Claro que no.
Sin embargo algunas cifras, por ejemplo de Inglaterra, parecen desmentir esta sensación. La Comisión para la Igualdad y los Derechos Humanos ha informado que las mujeres ganan como promedio un 55% menos que sus compañeros varones en puestos de igual responsabilidad en el sector financiero británico. Un ejemplo VIP si se quiere y por lo tanto no representativo de la realidad económica promedio.
Pero al analizar el resto de la economía, se observa que la diferencia es de grado pero no de fondo: las mujeres ganan un 27% menos que los hombres por tareas idénticas. En lo sectores de menores ingresos la brecha disminuye un poco ya que las mujeres todavía ganan menos que los hombres pero el porcentaje oscila entre el 16 y el 20%.
Conclusión: el trato laboral que Inglaterra tolera en relación a los ingresos femeninos, en esencia es similar al de la india. Ello sucede por que el mercado, las finanzas y la economía no están legalmente vinculados a los Derechos Humanos.
Una de las mayores críticas que se hacen a países como la India, radica en la absoluta falta de respuesta a la devaluación de la mujer y a la desvergüenza que implica no ratificar acuerdos contra la discriminación, o en no cumplirlos. El Reino Unido y Francia para dar dos ejemplos son países que han ratificado acuerdos contra la discriminación. ¿Ello garantiza su respeto?
Dama con Chador
En Francia, por ejemplo, las mujeres árabes no pueden usar el chador (velo islámico que cubre el rostro) en lugares públicos, por entenderse que lesiona la libertad religiosa, sin embargo esta aparente neutralidad cultural derivó en la expulsión de las alumnas musulmanas. Un ejemplo más de la exclusión como medio de garantizar “la libertad de cultos”.
Otra característica de la neutralidad cultural francesa es que no considera “franceses profundos” a los habitantes que residen el país que provengan de otras culturas (sobre todo árabes) aunque tengan cuatro o cinco generaciones de antigüedad. Los abusos y feminicidios producidos por los “franceses superficiales” son invisibilizados por las estadísticas e ignorados por los medios de comunicación.
En Latinoamérica el feminicidio es directamente una pandemia. La cantidad de mujeres víctimas de la violencia de género alcanza al 40%. Esto significa que 4 de cada 10 mujeres sufren algún tipo de agresión por su condición femenina. México y Guatemala lideran los índices de violencia contra la mujer y feminicidio. El resto de Centroamérica y el norte de Sudamérica (Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyanas, Bolivia Brasil y Perú) no se diferencian demasiado.
En el extremo sur del continente la situación mejora un poco en Chile, Uruguay y Argentina, aunque esta última nación ha producido tendencias contradictorias: (207 casos de feminicidios en 2008; 199 en 2009, 260 en 2010 y 282 en 2011).
Ello indicaría un progresivo aumento de la violencia (salvo en 2009). Sin embargo otras cifras muestran un notable crecimiento de la matrícula universitaria femenina con una elevada tasa de terminalidad educativa universitaria. Ello a su vez provoca un progresivo aumento de la calidad laboral de las profesionales universitarias y por ende un notable aumento de la cobertura femenina de cargos públicos importantes en los tres poderes del estado.
Sin embargo occidente experimentó un notable retroceso en materia de igualdad de géneros, que asimila algunos países a la India. Así lo informó el diario británico The Daily Telegraph: algunas clínicas privadas británicas practican abortos a mujeres embarazadas que deciden no tener al bebé cuando se enteran que es de sexo femenino. En un reportaje, realizado mediante grabaciones con cámara oculta, el rotativo relata cómo algunos médicos de centros privados acceden a realizar abortos, motivados únicamente por el género del feto, práctica que es ilegal en el Reino Unido.
Una ley británica de 1967 autoriza a los médicos interrumpir un embarazo de hasta 24 semanas si la salud física o mental de la madre está en peligro, pero nunca para escoger el sexo del bebé.
La operación abortiva tiene un precio que oscila entre 240 y 760 euros, e incluso en un caso el servicio incluía falsificar los papeles de la intervención. En 2010, en Inglaterra y Gales se produjeron 189.574 operaciones de aborto, un 8 por ciento más que hace diez años. En 2007, un estudio de la Universidad de Oxford (sur de Inglaterra) señaló que entre 1969 y 2005 habían aumentado los casos de selección del sexo del bebé mediante abortos, especialmente en los nacimientos de niñas entre la comunidad hindú establecida en el Reino Unido.
Las únicas diferencias del Reino Unido con la India radican en la existencia de condiciones sanitarias más prolijas y de una mayor reserva sólo interferida por la indiscreción periodística. Se estima que en Francia y Alemania podrían ocurrir casos análogos.
Es un dato estadístico demostrado, que en cualquier población hay siempre un poco más mujeres que hombres. Sin embargo esta tendencia natural ha sido revertida en Asia, a causa de que su sistema socio -económico y cultural impone el exterminio femenino. Estimaciones del programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en India indican que “faltarían 48 millones de mujeres”. Una situación análoga encontramos en China, Afganistán, Bangladesh y Pakistán.
En conjunto, el déficit de mujeres llegaría a 100 millones de personas, lo que equivale a decir la tercera parte de la población de Estados Unidos, o toda la población de Méjico o dos veces y media la población de Argentina.
Las culturas orientales consuman el crimen con brutalidad y sin disimulos. Los países presuntamente más desarrollados lo hacen con refinamiento y discreción, casi “un crimen perfecto”, que no deja huellas o rastros, salvo la progresiva disminución de mujeres en algunos países como el Reino Unido o Francia. Cada 15 minutos, el tiempo que usted puede tardar en tomar un té o leer este diario, una mujer ha muerto asesinada, antes que por los golpes o el escalpelo médico, por la indiferencia generalizada
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