"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 21 de julio de 2012

El respeto a las instituciones

La institución es una cosa establecida o fundada y en un sentido sociológico la organización social o modelo estable y relativamente duradero de relaciones humanas estructuradas.
Constituye un conjunto de regulaciones del comportamiento de los individuos del grupo y las organizaciones, y esta sometida a los cambios sociales, culturales y de la propia institución.
La institución adjudica a sus miembros determinadas funciones y roles, mediante derechos y deberes que la diferencian del valor general de las normas institucionalizadas por usos y costumbres.
Las típicas instituciones sociales son el matrimonio y la propiedad y las políticas las constituyen los órganos constitucionales del poder soberano de una nación.
Todas ellas sujetas a normas relativamente estables, de carácter obligatorio pero sujetas a cambios que se producen dentro y fuera de las mismas, ya sea por haber agotado el sentido de su institucionalización, o por que el cambio en el modelo social las ha dejado fuera de contexto o alejadas de la realidad.
Las instituciones como la sociedad tienen crisis, término que ha variado en el decurso de la historia, ya que originariamente y desde el punto de vista sociológico, la crisis es la superación de un estado de cambio, es decir criticar y someter a modificaciones un estado de cosas, por otro, y la alternativa o la síntesis en sentido hegeliano de una tesis y una antítesis, que es superadora crea un nuevo estado de la misma, a ese estado se lo denominaba crisis.
Pero modernamente la crisis es entendida como la situación de algo, alguien o institución que está criticada o superada, y se dice que está en crisis.
Más allá de lo cual, la institución merece respeto como tal, e independientemente de las personas que ocupan un rol en las mismas, ya que ellas forman a la institución pero no constituyen la misma, que tiene una vida distinta de los que ocupan funciones en las mismas.
Muchas veces la crisis institucional se debe a las personas que ocupan espacios institucionales, y otras se debe a los movimientos sociales que terminan afectando a las instituciones, a veces con motivos valederos y otras veces sin motivos.
La institución no es un lugar cristalizado, ni imposible de modificar, ya que la institución es un modelo social que sirve al hombre en un tiempo determinado.
La evolución del hombre y la evolución social ha generado a posteriori una evolución en las instituciones.
Las mismas han debida adaptarse a dichos cambios que marcaron su evolución y señalaron sus modificaciones.
A veces hasta la propia institución ha desaparecido y reemplazada por otra más adecuado al tiempo.
Esto nos presenta una disyuntiva, hasta donde se debe respetar la institución y cual es la forma o el modo de cambiarla, y que hacer entretanto.
El indicador exacto de la misma, es la realidad.
Una institución está viva mientras pertenece a la realidad que la circunda, que la rodea y en la cual ejerce su función quienes tienen roles en la misma.
Cuánto más se aleja la institución de la realidad, más cerca está de su ocaso y de su fin, o de la necesidad de un cambio substancial en la misma.
Todo este proceso debe realizarse en un estado de respeto no sólo por la institución sino por quienes ejercen funciones y roles en la misma, sólo y en cuanto representantes de la institución y no por su rol o su vida personal, profesional o ajena a la institución.
Debe primar la coherencia con las normas, con la dignidad, con la libertad y con la responsabilidad.
El respeto no significa acatamiento, servilismo ni siquiera coincidencia, debe primar en la sociedad el sentido de la pluralidad y del disenso, que se resuelve pacífica y ordenadamente de acuerdo a las normas imperantes y a la libertad de todos los seres humanos.
Respetar la institución no es dejar de ser libres, es ejercer responsablemente nuestros derechos y deberes.
Elías D. Galati

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