Últimamente advertimos que no son pocas las voces que vaticinan el tipo de estado hacia el cual marcha la Argentina: Cuba o Venezuela.
Sin embargo éramos pocos, desde el año 2003, que alertábamos sobre el futuro de nuestro país asumiendo el mote de “exagerados”, como muy bien señala el joven escritor y periodista Dr. Nicolás Márquez (Ver nota: Bienvenidos al club de los exagerados). (1)
Pedimos perdón por seguir “exagerando” y transcribimos algunos artículos de la reforma constitucional del país caribeño. Quizás los mismos sean fuente de inspiración para nuestros parlamentarios oficialistas aplaudidores y opositores cómplices, para que en un futuro no muy lejano los argentinos podamos disfrutar de las bondades y beneficios que nos brinda el Socialismo del Siglo XXI.
Como nuestra "víscera más sensible es el bolsillo" y una de sus expresiones concretas es la “propiedad privada”, pongo a consideración párrafos del documento mencionado que estimo pueden ser de interés y … preocupación.
Referido a la propiedad rural, la Reforma Constitucional venezolana contempla:
“…Si ello fuere necesario garantizar la seguridad alimentaria, La República podrá asumir sectores de la producción agrícola, pecuaria, acuícola indispensable a tal efecto, y podrá transferir su ejercicio a entes autónomos, empresas públicas y organizaciones sociales, cooperativas o comunitarias.
Así como utilizar a plenitud las potestades de expropiación, afectación y ocupación en los términos de esta Constitución y la Ley” (artículo No.305).
“Los campesinos o campesinas y demás productores agropecuarios tienen derecho a la propiedad de la tierra, en los casos y formas especificados en la ley respectiva. A los fines de garantizar la producción agrícola, el Estado protegerá y promoverá la propiedad social….La ley creará tributos sobre la tierras productivas que no sean empleadas para la producción agrícola o pecuaria…Se confiscarán aquellos fondos cuyos dueños ejecuten en ellos actos irreparables de destrucción ambiental, los dediquen a la producción de sustancias psicotrópicas o estupefacientes o la trata de personas, o los utilicen o permitan su utilización como espacios para la comisión de delitos contra la seguridad y defensa de la nación” (artículo No. 307)
Referido a la propiedad urbana la Reforma de la Constitución establece:
“Se reconocen y garantizan las diferentes formas de propiedad. La Propiedad Pública es aquella que pertenece a los entes del Estado; la Propiedad Social es aquella que pertenece al pueblo en su conjunto y las futuras generaciones, y podrá ser de dos tipos: la Propiedad Social Indirecta, cuando es ejercida por el Estado a nombre de la comunidad, y la Propiedad Social Directa, cuando el Estado la asigna, bajo distintas formas y en ámbitos territoriales demarcados, a una o varias comunidades, a una o varias comunas, constituyéndose así en Propiedad Ciudadana; la Propiedad Colectiva es la perteneciente a grupos sociales o personas, para su aprovechamiento, uso o goce en común, pudiendo ser de origen social o de origen privado; la Propiedad Mixta es la conformada entre el sector público, el sector social, el sector colectivo y el sector privado, en distintas combinaciones, para el aprovechamiento de recursos o de ejecución de actividades, siempre sometida al respeto absoluto de la soberanía económica y social de la nación; y la Propiedad Privada es aquella que pertenece a personas naturales o jurídicas y que se reconoce sobre bienes de uso y consumo, y medios de producción legítimamente adquiridos (¿?)
Toda propiedad, estará sometida a las contribuciones, cargas, restricciones y obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad pública o de interés general. Por causa de utilidad pública o interés social, mediante sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización, podrá ser declarada la expropiación de cualquier clase de bienes, sin perjuicio de la facultad de los Órganos del Estado, de ocupar previamente, durante el proceso judicial, los bienes objeto de expropiación, conforme a los requisitos establecidos en la Ley”. (artículo No.115)
Sólo espero que las propiedades “K” también sean tenidas en cuenta, además de la re-reelección.
Nada me gustaría más que deleitarme con un corderito patagónico en “mi futura casita” en El Calafate.
(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo del Licenciado Jorge Mones Ruiz por gentileza de de su autor.
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(1) Bienvenidos al club de los exagerados Por Nicolás Márquez
Pocas y solitarias voces veníamos denunciando y anticipando desde el año 2003 el proyecto bolchevique y dictatorial que encarna la camarilla lúbrica que detenta el poder de la ex República Argentina (Carlos Manuel Acuña dixit) desde que Eduardo Duhalde puso al difunto Néstor Kirchner como Presidente de la Nación.
Se nos tildaba entonces de “extremistas, apasionados y exagerados”.
Tonterías similares repetía al unísono el periodismo progresista antes de ser ellos mismos los perjudicados ante la evidente restricción de libertades que todos estamos padeciendo.
Y ahora que estamos ante la evidente inminencia de caer en un estado despótico chavista: ¿qué nos cuenta la amable progresía “disidente” siempre tan servil o funcional a la izquierda radicalizada?; ¿será que la denominada “extrema derecha” tenía razón entonces?; ¿a lo mejor los “extremados” estábamos en lo cierto?; ¿no era tan bueno el avance del Estado paternalista por sobre la libertad individual entonces?; ¿era verdad que las organizaciones de DDHH no eran tan impolutas sino que tenían un costado delictual y mercantilista?, ¿resulta que la revisión del pasado esconde algo de mentiras y arbitrariedades?; ¿será qué la venezualización de la Argentina ya no es una falsa alarma publicitada por “los reaccionarios” sino una amenaza concreta?; ¿ya no es delirio afirmar que la propiedad privada se encuentra en peligro grave de permanencia entonces?; ¿acaso suponer que la destrucción de las FF.AA. viene siendo reemplazada por “vatayones” paramilitares ya no es un mero devaneo de los “viejos fragoteros”?; ¿los planes sociales ya no son “políticas inclusivas” sino clientelismo mendicante entonces?, ¿resulta que ahora tomamos nota de que se usa el pasado para encarcelar disidentes sin garantías y sin respeto a los derechos fundamentales?
A todos los sectores progresistas o integrantes del “centrismo optimista” que tanto sea por servilismo como por pretender participar de una “oposición responsable” nos marginaban y nos acusaban de sectarios (haciéndole coro al gobierno), pero que ahora con lucidez tardía estos mismos timoratos repiten lo equivalente a lo que denunciábamos nosotros en soledad desde el inicio de esta tragedia, no le vamos a solicitar que nos pidan perdón y reconozcan el error.
En efecto, no les vamos a enrostrar ni pasar facturas por tamaño desatino ni tampoco les recriminaremos esta indisculpable reacción morosa y extemporánea: “es preferible que los giles se aviven tarde antes de que no se aviven nunca” rezaba la sabiduría popular en mi barrio.
Simplemente, con la mejor sonrisa y calidez les diremos a todos quienes ahora repentinamente viven asustados ante las expropiaciones, persecuciones e inminente reformas constitucionales: “bienvenidos al club de los exagerados”.
(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo del Nicolás Márquez (abogado, periodista y escritor, su último libro es Chávez, de Bolívar al narcoterrorismo) por gentileza de su autor.
(1) Bienvenidos al club de los exagerados Por Nicolás Márquez
Pocas y solitarias voces veníamos denunciando y anticipando desde el año 2003 el proyecto bolchevique y dictatorial que encarna la camarilla lúbrica que detenta el poder de la ex República Argentina (Carlos Manuel Acuña dixit) desde que Eduardo Duhalde puso al difunto Néstor Kirchner como Presidente de la Nación.
Se nos tildaba entonces de “extremistas, apasionados y exagerados”.
Tonterías similares repetía al unísono el periodismo progresista antes de ser ellos mismos los perjudicados ante la evidente restricción de libertades que todos estamos padeciendo.
Y ahora que estamos ante la evidente inminencia de caer en un estado despótico chavista: ¿qué nos cuenta la amable progresía “disidente” siempre tan servil o funcional a la izquierda radicalizada?; ¿será que la denominada “extrema derecha” tenía razón entonces?; ¿a lo mejor los “extremados” estábamos en lo cierto?; ¿no era tan bueno el avance del Estado paternalista por sobre la libertad individual entonces?; ¿era verdad que las organizaciones de DDHH no eran tan impolutas sino que tenían un costado delictual y mercantilista?, ¿resulta que la revisión del pasado esconde algo de mentiras y arbitrariedades?; ¿será qué la venezualización de la Argentina ya no es una falsa alarma publicitada por “los reaccionarios” sino una amenaza concreta?; ¿ya no es delirio afirmar que la propiedad privada se encuentra en peligro grave de permanencia entonces?; ¿acaso suponer que la destrucción de las FF.AA. viene siendo reemplazada por “vatayones” paramilitares ya no es un mero devaneo de los “viejos fragoteros”?; ¿los planes sociales ya no son “políticas inclusivas” sino clientelismo mendicante entonces?, ¿resulta que ahora tomamos nota de que se usa el pasado para encarcelar disidentes sin garantías y sin respeto a los derechos fundamentales?
A todos los sectores progresistas o integrantes del “centrismo optimista” que tanto sea por servilismo como por pretender participar de una “oposición responsable” nos marginaban y nos acusaban de sectarios (haciéndole coro al gobierno), pero que ahora con lucidez tardía estos mismos timoratos repiten lo equivalente a lo que denunciábamos nosotros en soledad desde el inicio de esta tragedia, no le vamos a solicitar que nos pidan perdón y reconozcan el error.
En efecto, no les vamos a enrostrar ni pasar facturas por tamaño desatino ni tampoco les recriminaremos esta indisculpable reacción morosa y extemporánea: “es preferible que los giles se aviven tarde antes de que no se aviven nunca” rezaba la sabiduría popular en mi barrio.
Simplemente, con la mejor sonrisa y calidez les diremos a todos quienes ahora repentinamente viven asustados ante las expropiaciones, persecuciones e inminente reformas constitucionales: “bienvenidos al club de los exagerados”.
(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo del Nicolás Márquez (abogado, periodista y escritor, su último libro es Chávez, de Bolívar al narcoterrorismo) por gentileza de su autor.
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