"CUANDO EL PELIGRO LLEGA Y NO ANTES, DIOS ES ACLAMADO Y EL SOLDADO ES
VENERADO, CUANDO EL PELIGRO HA PASADO, DIOS ES OLVIDADO Y EL SOLDADO
DESPRECIADO"
Nacional: Esconderlos como en Malvinas o hacerlos desfilar por la
“obediencia debida” de abandonar la Fragata Libertad.
Los cadetes navales, técnicamente, oficiales en comisión, no quieren
abandonar la Fragata Libertad.
La situación es delicada, grave, complicada.
Hay una orden Presidencial y, en paralelo, la exigencia de dejar de lado todas las tradiciones que durante años se inculcaron en esos Cadetes-Oficiales.
La situación es delicada, grave, complicada.
Hay una orden Presidencial y, en paralelo, la exigencia de dejar de lado todas las tradiciones que durante años se inculcaron en esos Cadetes-Oficiales.
La situación para ellos no será fácil, aun cuando eventualmente cuenten con
algún discurso moral y éticamente tranquilizador del Comandante dela
Fragata.Sabrán, de una u otra manera, que destrozaron, más allá del resultado
final, la tradición del prócer de la ArmadaArgentina, el Almirante Guillermo
Brown, en la frase que encabeza la tradición… “es preferible irse a pique que
rendir el pabellón”.
Los Cadetes-Oficiales, obviamente los suboficiales y marineros también,
saben muy bien que no están en una situación de guerra o propia de la piratería
convencional y real que suelen surcar aguas próximas. Conocen muy bien el tema
de los fondos buitres, la obvia colusión del Juez y la participación ya
innegable del Poder Ejecutivo de Ghana.
Pero esto no cambia la cuestión de fondo.
Abandonar el barco y dejar a su Comandante y un número que no es claro de compañeros (se habla de 5 o de 30) es una orden muy difícil de cumplir sin que esto marque toda su vida profesional y personal.
Pero esto no cambia la cuestión de fondo.
Abandonar el barco y dejar a su Comandante y un número que no es claro de compañeros (se habla de 5 o de 30) es una orden muy difícil de cumplir sin que esto marque toda su vida profesional y personal.
Les han dicho hasta el cansancio que todas las órdenes tienen un límite y
que no sirve acogerse al antiguo principio de “Obediencia debida” si los que se
les ordena va contra el honor, la tradición y sus obligaciones como oficiales
dela Armada.
Pero la orden llegó.
Abandonar y evacuar el barco.
Y la orden llegó de la propia boca dela Presidente de la República, invocada por el Canciller Jacobo Timerman.
Pero la orden llegó.
Abandonar y evacuar el barco.
Y la orden llegó de la propia boca dela Presidente de la República, invocada por el Canciller Jacobo Timerman.
Incumplir una orden Presidencial, o sea de su Comandante en Jefe, es
inconcebible.
Pero cumplirla, supone también borrar con el codo lo que les transmitieron durante toda su etapa formativa. Así, estos Cadetes – Oficiales, navegarán desde su primera experiencia real de convivencia con el Poder, en la obligación de tomar una determinación que condicionará su vida profesional y su espíritu.
Pero cumplirla, supone también borrar con el codo lo que les transmitieron durante toda su etapa formativa. Así, estos Cadetes – Oficiales, navegarán desde su primera experiencia real de convivencia con el Poder, en la obligación de tomar una determinación que condicionará su vida profesional y su espíritu.
Si deciden quedarse en la Fragata y no abandonar el buque pueden
encontrarse todos en “disponibilidad” primero y baja después.
Toda una Promoción completa.
Si cumplen, la orden Presidencial, como legalmente deberían, por cierto, hacerlo, navegarán viejos mares morales sobre el alcance de la “obediencia debida”.
Toda una Promoción completa.
Si cumplen, la orden Presidencial, como legalmente deberían, por cierto, hacerlo, navegarán viejos mares morales sobre el alcance de la “obediencia debida”.
Restará ver y observar si después del cumplimiento de la Orden
Presidencial, el Comandante de la Fragata Libertady el nuevo Jefe de Estado
Mayor, liberan en algo la pesada carga de ordenarles a sus subalternos abandonar
el barco, presentando sus retiros, luego de haber aceptado las presidenciales
órdenes.
Quedará luego el regreso.
Regreso que seguramente estará repleto de directivas y órdenes de silencio.
Recibirlos con alguna forma de fanfarria sería un error, no hay mérito por abandonar el buque, tampoco demérito, no hay culpa por abandonarlo por órdenes Presidenciales.
Recibirlos y mandarlos de vuelta ala Escuela Naval, también lo sería.
Sus familias, serían quizás el lugar donde estos oficiales deberán encontrar la paz que las inconsistencias y los mensajes cruzados de la política no les dejaron alcanzar.
Regreso que seguramente estará repleto de directivas y órdenes de silencio.
Recibirlos con alguna forma de fanfarria sería un error, no hay mérito por abandonar el buque, tampoco demérito, no hay culpa por abandonarlo por órdenes Presidenciales.
Recibirlos y mandarlos de vuelta ala Escuela Naval, también lo sería.
Sus familias, serían quizás el lugar donde estos oficiales deberán encontrar la paz que las inconsistencias y los mensajes cruzados de la política no les dejaron alcanzar.
Dos suboficiales, con menos exposición que los Cadetes y más años efectivos
de Marina, resumieron en una charla con un periodista de “Perfil”, el confuso
sentir general.
Dijeron:
Dijeron:
“Ordenes son órdenes y habrá que cumplirlas. ¿Pero cómo voy a volver sin mi
barco?
¡No puedo volver al país en avión!
Para el personal del buque, quienes trabajan en él durante todo el año y lo sienten como propio, sería durísimo volver sin su patrimonio”, dijo a este medio el cabo Darío Subelza desde el buque que lleva veinte días retenido en Ghana.
¡No puedo volver al país en avión!
Para el personal del buque, quienes trabajan en él durante todo el año y lo sienten como propio, sería durísimo volver sin su patrimonio”, dijo a este medio el cabo Darío Subelza desde el buque que lleva veinte días retenido en Ghana.
“Por orgullo, vinimos con la Fragata y deberíamos estar hasta el final con
ella.
Mañana (por ayer) vamos a ver qué nos dice el comandante”, coincidió el cabo segundo Juan Ramón Domínguez.
En la charla con este medio, su compañero Conrado Godoy agregó:
Mañana (por ayer) vamos a ver qué nos dice el comandante”, coincidió el cabo segundo Juan Ramón Domínguez.
En la charla con este medio, su compañero Conrado Godoy agregó:
“No me gustaría volverme en avión, sería una
pena muy grande que el buque se tenga que quedar acá”.
La Fragata Libertad, señora Presidente, no es un Avión de Aerolíneas o una
propiedad cualquiera en el exterior.
Es parte de la historia y la tradición de la República Argentina toda.
Los Cadetes – Oficiales que la tripulan no tienen nada que ver, ni por edad ni por historia, con la década del 70 como para someterlos a la ignominia personal y profesional de ir contra todas las tradiciones que configuran el sentir de una Fuerza Armada que debe proteger el patrimonio nacional todo, obligándolos a cumplir una orden de abandonar el barco aunque se quiera utilizar la eufemística expresión de “evacuación”.
Es parte de la historia y la tradición de la República Argentina toda.
Los Cadetes – Oficiales que la tripulan no tienen nada que ver, ni por edad ni por historia, con la década del 70 como para someterlos a la ignominia personal y profesional de ir contra todas las tradiciones que configuran el sentir de una Fuerza Armada que debe proteger el patrimonio nacional todo, obligándolos a cumplir una orden de abandonar el barco aunque se quiera utilizar la eufemística expresión de “evacuación”.
Se imagina usted siquiera por un momento cual será el nivel de burla hacia
el interior de todas la Marinas del mundo cuando observen que la tripulación
argentina fue evacuada por su Presidenta, por el reclamo de un fondo buitre, un
juez corrupto y una Nación irrelevante, por más respetable que sea.
Antoine de Saint-Exupery, dijo…
“No tengo derecho a decir o hacer nada que disminuya a un hombre ante sí mismo. Lo que importa no es lo que yo pienso de él, sino lo que él piensa de sí mismo. Herir a un hombre en su dignidad es un crimen”
“No tengo derecho a decir o hacer nada que disminuya a un hombre ante sí mismo. Lo que importa no es lo que yo pienso de él, sino lo que él piensa de sí mismo. Herir a un hombre en su dignidad es un crimen”
Fuente: Lic. Rodolfo Patricio Florido
http://site.informadorpublico.com/?p=20335
— con Alberto Sebastian Rey.
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