"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 2 de noviembre de 2012

El país en su laberinto


Por Hugo Alconada Mon / lanacion.com

Carlos Gabetta está molesto. 
Sabe y siente cuánto puede dar la Argentina, cuál podría ser su presente y futuro, pero también que hemos hecho todo lo posible -y lo imposible- para boicotearnos.
Una maldición, una encrucijada, que debemos dejar atrás.
"Se trata de atizar la conciencia acerca de la necesidad de romper el círculo vicioso en el que parece girar la sociedad argentina", reclama, para resolver así la "asignatura pendiente" que nos permita salir adelante.

Inteligente, sagaz y con experiencia aquilatada en la Argentina y en Europa, Gabetta expone el eje de su libro desde el título: La encrucijada argentina. República o país mafioso. 
Sin vueltas, Gabetta remarca cuál es el panorama.
Vivimos en un "país bananero", dice, regido por un Estado que "bien puede considerarse como 'fallido'" y liderado por una clase política y empresaria notable por "su capacidad depredadora".
Sin embargo, aunque llega al hueso con sus críticas, el libro expresa en realidad su convocatoria a reaccionar, a mantener la esperanza.
Tanto, que Gabetta entrevistó a diversas figuras de prestigio que ofrecen un arduo y minucioso panorama de lo que está mal en este país, pero cuyas trayectorias demuestran que es posible vivir y actuar de manera correcta.
Y que esa prédica conlleva un costo, pero que marca también una huella.
Eso es lo que reflejan, con sus acciones, el titular de la Auditoría General de la Nación, Leandro Despouy, o Marta Oyhanarte, entre otros.

Así lo vivencia Oyhanarte, tras su último y frustrante paso por la función pública, como subsecretaria para la Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Democracia.
Comenzó con el entonces presidente Néstor Kirchner bajo el paraguas del entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández; continuó con Sergio Massa y concluyó, del peor modo, con Aníbal Fernández.
El hoy senador nacional le mandó a decir, sin rodeos: "No nos interesa la construcción de ciudadanía"
Más aún, cuando ella se marchó, pobló su área de barrabravas.
Aún así, y pese a todo, Oyhanarte reivindica la función pública, que en su caso incluyó un paso previo por la naciente Legislatura porteña.
"Me preguntás qué saqué de bueno en ese período. Poco, pero lo volvería a intentar, porque siempre algo queda, algo se avanza", justiprecia.

Nacido y criado en Rosario, "autodidacta con secundario e inglés aprobado", como se autodefine, Gabetta vivió en otros varios países: México, España y, en particular, Francia. Trabajó para la Agencia France Press (AFP), fue columnista de El País, en Madrid, y director del semanario El Periodista (1984-1988) y de la edición para el Cono Sur de Le Monde Diplomatique (1999-2011).
Y se vale de toda esa experiencia -y más también- para vivenciar lo posible.
"En Europa me he dado cuenta de que la base, el requisito del desarrollo en democracia es eso:
una sociedad de individuos serios y aplicados, que saben trabajar en equipo, que no tratan de sobresalir, escuchan mucho y hablan poco, aceptan las decisiones colectivas y las aplican.
Luego se emborranchan sin remordimientos", resume, sin falsos puritanismos.

El problema es que el populismo reina en la Argentina.
Domina en el Gobierno actual, lamenta Gabetta, pero excede al kirchnerismo, ya que también abarca al radicalismo "y a casi todas las fuerzas políticas del escenario nacional".
"Todos [esos populismos] tienen las mismas carencias teóricas, las mismas maneras políticas y se apoyan en la misma confusión de sectores sociales sin programa, los populismos no pueden menos que formular una propuesta contradictoria e inaplicable por definición, pero al mismo tiempo expresan cabalmente la dinámica política del momento; son la expresión política de la crisis, su fuerza más activa", alerta.
"Son la crisis, en definitiva, dirimiendo en el poder político la lucha que tiene lugar en las entrañas del sistema".
Decidido, Gabetta no le escapa a ciertas afirmaciones que pueden sacudir al lector que se encuentre cómodo en sus ideas o, peor, en sus estereotipos.
Tampoco le escapa a la polémica.
Ni cuando alerta que podemos caer, más rápido de lo que pensamos, en la violencia política, "en la tragedia o el esperpento".
Por eso es que convoca a lo mejor de nuestra sociedad, que se apresta a conmemorar 30 años ininterrumpidos de democracia. Lo que no es mucho en sí mismo, pero tampoco es un logro menor.

"El desafío de los argentinos -invita- es pues poner pie en el escalón del civismo republicano, de una ciudadanía consciente y activa, para desde allí empezar a aspirar, esta vez seriamente, a ser el gran país independiente, democrático y desarrollado que desde siempre y con fundamento, todo el mundo piensa que puede y debe ser".
Con este libro -y su trayectoria- Gabetta ha aportado lo suyo para lograrlo.

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