Por el Rabino Sergio Bergman (*)
Vinieron por todo.
Lo advirtieron.
Está claro.
Ya no vamos sino que venimos.
Irán por Amia.
Y vinieron, se llevaron la causa puesta.
Aceptan una “comisión de la verdad”, admitiendo que antes no la teníamos.
Firmaron sin consultar a los que saben, salvo a los iraníes que son quienes triunfaron...
Y recibirán, además, el apoyo de los votos legislativos por obediencia debida.
Dicen que quieren Justicia; y, en realidad, la quieren ajusticiar cuando no es dependiente y obsecuente.
Irán por Irán.
Es decir, mal alineados y alineados con el mal, asociados con un régimen teocrático, fundamentalista y terrorista; ¡y asumiendo como logro "que Irán está dispuesto a dialogar"!
Lo que no pudo el mundo libre, simulamos pretenderlo nosotros, los campeones de los barrabravas, y engañando con un tema tan sensible como la causa AMIA que podremos obtener de Irán ¡lo que nunca nos darán!
Eso sí, pagando de contado y a sola firma, mientras Irán promete a crédito sin plazo, Argentina le da lo que le piden:
Restablecimiento de relaciones diplomáticas plenas, más comercio, negocios...
Y Argentina cabecera de desembarco del régimen de los ayatolas en Latinoamérica.
Esta vez, los buitres somos nosotros, hacemos de la Justicia y la causa:
Carroña, demostrando que la falta de límites, la ambición y el poder no tienen fondo.
Y esta vez, a este fondo le vamos a pagar.
Lo que estamos por embargar, es la libertad, ya no la fragata.
Bajo la coartada de la AMIA, se trata de blanquear al régimen de Irán.
La embajada de Teherán ya no será Caracas, sino la Rosada, en Capital Federal.
Irán por la Reforma.
Ya no solo por la reelección eterna, sino por un cambio de valores en nuestro pacto social, que es reformar la Constitución Nacional, mutando la demagogia populista de facto en la que vivimos, en un nuevo "orden" que dé por terminada la democracia republicana en nuestro país...
Es por ello, para los que están dormidos, anestesiados y distraídos, que debemos recordarles:
Ya no solo es AMIA e Irán...
Es ir por todo y llevarse puesta a la Argentina.
¡No nos dejen solos como comunidad judía resistiendo!
La masacre de la AMIA no es nuestra sino de toda la sociedad argentina, como venimos juntos luchando casi dos décadas por Memoria y Justicia, ambas dimensiones que pretenden ser traicionadas por votación en el recinto.
El peligro de pactar con Irán es un tema de la agenda nacional, no de una comunidad.
Si algo tan repudiable como obvio pasa la votación, ¿por qué no lo haría la reforma de la Constitución de la Nación?
Es hoy un capítulo más de aquello que se inició con el Campo.
Entonces pensamos que era solo ir por la caja.
No fue solo eso.
Fue ir contra un sector de la sociedad para dividirnos.
Fueron por ellos con las retenciones, pero venían por todos.
Entonces, Campo y Ciudad cuanto más pretendían dividirnos, nosotros más nos uníamos.
Supimos despertar, federalizar, movilizar, resistir y luchar en el marco de las instituciones parlamentarias para evitar que voten con obsecuencia y lo hagan sí a conciencia.
¿Seremos capaces, como con la 125, de resistir y lograr que los legisladores representen a la gente; en lugar de obedecer ciegamente a quienes degradaron la democracia en la suma del poder público, intentando de facto abolir para siempre la división de los tres poderes con la violencia de la prepotencia, sin respetar ningún límite?
¿Somos conscientes de que la Constitución, ya reformada en el ´94 sin ser respetuosamente observada, quiere ser ahora violada y profanada luego del resultado electoral de 2013?
La votación del memorándum de acuerdo con Irán es el globo de ensayo para verificar tanto la anomia de la sociedad como la ductilidad de legisladores propios y ajenos para entregarse al absolutismo presidencial unipersonal.
Ahora, irán por la reforma.
Si una aberración como el acuerdo firmado con Irán es aprobado, nada ni nadie impedirá que vayan por todo.
Ellos ya vienen.
¿Nosotros a dónde vamos?
Una nueva Constitución –que nada tendrá de aquella que instituyó a la Argentina como Tierra prometida en su Preámbulo– será el desierto del destierro de nuestra esperanzas para una próxima generación.
La comunidad judía aun dividida y cooptada por la política nacional, supo unida en sus diferencias decir que NO al acuerdo con Irán.
Es hora de que ahora todos los argentinos de buena voluntad –incluyendo a quienes simpatizan con el Gobierno Nacional– asumamos ante esta emergencia institucional, el compromiso argentino de salir a contar los votos en el Congreso de la Nación.
Esperemos, esta vez, encontrar representantes del pueblo que no nos abandonen por el terror de la hegemonía autocrática; y que recuerden la Constitución por la que juraron.
Necesitamos que sus conciencias los iluminen para que sean sus votos la mayoría y no necesitar del milagro de la independencia y conciencia de un Vicepresidente de la Nación con la que no podemos contar hoy...
Ahora que ya fueron por la AMIA –entregándonos–, van por Irán –sometiéndonos–.
Que no lo logren con los valores de nuestra Carta Magna.
El memorándum del acuerdo con Irán es solo el anticipo de lo que vendrá.
Ya volaron la Embajada de Israel y la sede de la AMIA.
¿Les dejaremos también a los nuevos socios de Irán atentar contra nuestra Constitución Nacional...?
(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo del Rabino Sergio Bergman por gentileza de su autor.
...
El rabino Bergman devela el relato en su realidad, donde la culpa es de los otros:
La Justicia, el periodismo, la Corpo, los países industrializados, el sindicalismo, la Iglesia, la Sinagoga...
Y el relato-según ella- es correcto y es la verdad, sólo que no puede terminar de cumplirse por culpa ajena.
Analogía con el mito de Gilgamesh
La leyenda sobre este rey cuenta
que los ciudadanos de Uruk, viéndose oprimidos, pidieron ayuda a los dioses,
quienes enviaron a un personaje llamado Enkidu para que luchara contra Gilgamesh
y le venciera. Pero la lucha se hace muy igualada, por fin vence Gilgamesh, y
Enkidu lo reconoce como verdadero Rey.
A continuación, los dos luchadores se
hacen amigos.
Juntos deciden hacer un largo viaje en busca de aventuras, en el
que aparecen toda clase de animales fantásticos y peligrosos.
En su ausencia, la diosa Inanna (conocida por los babilonios como Ishtar y más tarde como Astarté) había cuidado y protegido la ciudad. Inanna declara su amor al héroe Gilgamesh pero éste lo rechaza, provocando la ira de la diosa que en venganza envía el Toro de las tempestades para destruir a los dos personajes y a la ciudad entera.
Gilgamesh y Enkidu matan al toro, pero los dioses se enfurecen por este hecho y castigan a Enkidu con la muerte.
En su ausencia, la diosa Inanna (conocida por los babilonios como Ishtar y más tarde como Astarté) había cuidado y protegido la ciudad. Inanna declara su amor al héroe Gilgamesh pero éste lo rechaza, provocando la ira de la diosa que en venganza envía el Toro de las tempestades para destruir a los dos personajes y a la ciudad entera.
Gilgamesh y Enkidu matan al toro, pero los dioses se enfurecen por este hecho y castigan a Enkidu con la muerte.
Gilgamesh muy apenado por la
muerte de su amigo recurre a un sabio llamado Utnapishtim (Ziusudra en sumerio
que puede significar «el de los Días Remotos») el único humano, junto con su
esposa, que por la gracia de los dioses es inmortal.
Gilgamesh recurre a él para
que le otorgue la vida eterna, pero Utnapishtim le dice que el otorgamiento de
la inmortalidad a un humano es un evento único y que no volverá a repetirse como
ocurrió con el Diluvio Universal.
Finalmente la esposa de Utnapishtim le pide a su esposo que como consuelo a su viaje le diga a Gilgamesh donde localizar la planta que devuelve la juventud (mas no la vida o juventud eterna)
Finalmente la esposa de Utnapishtim le pide a su esposo que como consuelo a su viaje le diga a Gilgamesh donde localizar la planta que devuelve la juventud (mas no la vida o juventud eterna)
Éste le dice
que la planta está en lo más profundo del mar.
Gilgamesh se decide a ir en su
busca y efectivamente la encuentra, pero de regreso a Uruk decide tomar un baño,
y al dejar la planta a un lado, una serpiente (1) se la roba (basándose en que las
serpientes cambian de piel, por ello vuelven a la juventud).
El héroe llega a la
ciudad de Uruk donde finalmente muere.
Este mito, como todos los que pertenecen a las tradiciones de las sociedades humanas en general, tiene implícita una enseñanza que muestra la importancia de la mitología en la vida diaria de las personas, y en la configuración de la sociedad misma.
Este mito, como todos los que pertenecen a las tradiciones de las sociedades humanas en general, tiene implícita una enseñanza que muestra la importancia de la mitología en la vida diaria de las personas, y en la configuración de la sociedad misma.
Así, la
figura del héroe representa la figura de un personaje que ha emprendido un
camino, y a través de su recorrido, va a aprender que el verdadero sentido de la
vida no es alcanzar la inmortalidad, don exclusivo de los dioses, sino entender
que no estamos solos en el mundo, que para crecer y superarnos a nosotros mismos
debemos caminar junto a otros en los que nos podemos ver complementados,
reflejados y contrariados.
(1) No fue por casualidad que nuestra Excma. señora presidente saludó al pueblo chino por el inicio del Año de la serpiente de agua...
Ella lo es según el horóscopo chino (19 de Febrero 1953)
Nos roba como la que le robó la planta a Gilgamesh y se mantiene siempre joven no por cambiar su piel sino por las constantes cirugías (incluida la del cuello de tortuga que tenía) anunciando que padecía un carcinoma papilar en el lóbulo derecho de glándula tiroides.
No hay comentarios:
Publicar un comentario