El mundo católico espera a su nuevo líder
Empieza un cónclave lleno de suspenso
Muy divididos, los cardenales electores votan hoy por primera vez en el proceso que culminará con el nombramiento del sucesor de Benedicto XVI.
El italiano Scola y el brasileño Scherer son los más mencionados, pero no se descartan sorpresas
Por Elisabetta Piqué | LA NACION
ROMA.- En un clima de suspenso electrizante y después de febriles consultas, intercambios de opinión y reuniones, se abre hoy el cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI. Será un cónclave inédito en la historia moderna de la Iglesia Católica: es el primero que tiene lugar no después de la muerte de un pontífice, sino con un papa emérito vivo, anciano y frágil, pero lúcido, que renunció al trono de San Pedro tras un pontificado marcado por diversas crisis.
Todos los expertos coinciden: será un cónclave muy distinto al de 2005 , cuando Joseph Ratzinger, entonces decano del Colegio Cardenalicio, de 78 años y ex brazo derecho de Juan Pablo II, entró a la Capilla Sixtina con un "paquete" de 45 votos y como única figura de indiscutida altura intelectual y moral.
Esta vez la elección , que podrá culminar mañana mismo o el jueves, resulta mucho más difícil. La sensación es que el juego se encuentra totalmente abierto y no hay un "líder máximo" como entonces era el teólogo Ratzinger. Y que los 115 cardenales electores se encuentran divididos.
En medio de un clima de máxima incertidumbre, en el que nadie descarta sorpresas, se espera que en la primera votación haya un duelo entre dos favoritos: el cardenal italiano Angelo Scola, ratzingeriano de hierro, de 71 años y vinculado al Movimiento Comunión y Liberación, y el brasileño Odilo Pedro Scherer , arzobispo de San Pablo, la diócesis más grande del mundo, de 63 años. Ninguno obtendría el número para ser papa, es decir, los 77 votos para alcanzar la mayoría de dos tercios.
La primera votación, una suerte de primaria, tendrá lugar por la tarde, después de que los cardenales electores alcancen en procesión, entonando el "Veni creator", himno para pedir la inspiración del Espíritu Santo, la Capilla Sixtina y juren mantener secreto. Ese único escrutinio de la jornada servirá para medir fuerzas.
Se descuenta que, un par de horas más tarde (alrededor de las 20 italianas, las 16 de la Argentina), habrá fumata negra. "Difícilmente puede tener éxito positivo la votación de mañana, siendo la primera", dijo ayer el vocero de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.
Así, serán decisivos los escrutinios de mañana (se vota dos veces por la mañana y dos por la tarde), cuando los consensos irán moviéndose y evolucionando hacia otros nombres: el canadiense Marc Ouellet, el norteamericano Sean O'Malley, el húngaro Peter Erdo, el mexicano Francisco Robles Ortega, el filipino Luis Antonio Tagle. No hay que descartar al argentino Jorge Bergoglio, que quedó en segundo lugar en el cónclave de 2005 y es aún papable pese a sus 76 años, según pudo saber LA NACION.
Esta vez la lucha no es entre conservadores y progresistas, sino entre "reformistas" -sobre todo extranjeros, que quieren limpiar el gobierno central de la Iglesia, sacudido por escándalos y corrupción- y los "romanos" o curiales, que aspiran a mantener cierto statu quo .
Scola, virtual "delfín" de Benedicto XVI, ya que siendo éste patriarca de Venecia lo designó al frente de la diócesis de Milán, la más importante de Europa, sería del primer bando y contaría con un "paquete" de cerca de 35 votos. Ajeno a los juegos de la curia, contaría con el respaldo de algunos purpurados italianos, europeos, norteamericanos y sudamericanos.
Scherer, brasileño pero también "romano" (trabajó varios años en el gobierno central de la Iglesia), es impulsado por una cordada de cardenales de la curia, como el influyente ex secretario de Estado y actual decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano. Cosecharía una treintena de votos y no de parte de los 19 cardenales latinoamericanos, que ven con malos ojos el hecho de que su candidatura vendría acompañada por un secretario de Estado italiano, que podría ser el cardenal Mauro Piacenza o el ítalo-argentino Leonardo Sandri.
Más allá de que en la primera votación se dé un primer duelo "Italia-Brasil", los expertos coinciden en señalar que, en verdad, ni Scola ni Scherer entusiasman demasiado.
Muchos creen que, después de la dramática renuncia de Benedicto XVI, que habló del "rostro desfigurado de la Iglesia" y que dio un portazo que es un mensaje en sí mismo, la Iglesia necesita un golpe de timón fuerte. Un papa pastor, santo, gran comunicador, que sepa hablarle al mundo y que sepa gobernar esa curia romana, en los últimos meses en el centro de venenos e intrigas.
El cónclave que se abre hoy tendrá lugar en un clima marcado a fuego por los escándalos de pedofilia en el clero -estigma del pontificado de Benedicto XVI, que luchó como nadie contra esta vergüenza aberrante- y las sospechas de juegos de poder y dinero en el corazón del Vaticano.
Ayer, de hecho, en la décima y última congregación general, sorprendió enterarse de que los cardenales discutieron sobre el IOR, el Instituto para las Obras de Religión, el banco del Vaticano envuelto el año pasado en escándalos por operaciones financieras poco transparentes, según contó el padre Lombardi.
Miembros de la SNAP, una asociación de sobrevivientes de abusos sexuales de parte de sacerdotes, protestaban porque Sodano, acusado de encubrir al fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, presidirá la misa "pro eligendo pontifice" (por la elección del papa), que será concelebrada en la Basílica de San Pedro por todos los cardenales, horas antes de un cónclave abierto a sorpresas.
LA IGLESIA QUE LE ESPERA AL PAPA
El sucesor de Benedicto XVI guiará a millones de fieles.
1200 millones de fieles
Prominencia
La cifra de bautizados por la Iglesia Católica en los cinco continentes representa el 17,5% de la población mundial
412.236 sacerdotes
Vocaciones
A fines de 2010, la Iglesia contaba con 412.236 sacerdotes y 5104 obispos, las dos cifras ligeramente en alza con respecto a 2009, pese a la crisis vocacional en el Vaticano
Del editor: cómo sigue.
En un mundo hiperconectado y acelerado, habrá que armarse de paciencia para esperar la fumata que anuncie la llegada del nuevo papa.
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