Por Tania Quintero
Según una información, publicada el 30 de octubre en Martí Noticias, “altos ejecutivos de Google y Twitter prometieron a la bloguera cubana Yoani Sánchez la creación de herramientas tecnológicas para proteger la libertad de expresión de la sociedad civil cubana” .
Ningún cubano que se respete, dentro o fuera de la isla, puede ver con buenos ojos y menos aceptar, que Google y Twitter, empresas que no solo poseen los datos de millones de personas en Estados Unidos y el mundo -Cuba incluida-, si no que también se los pasan a los servicios estadounidenses de inteligencia, le hayan prometido a una bloguera (que no representa a nadie, a no ser ella misma), que van a ‘proteger la libertad de expresión en la sociedad civil cubana’.
Si es cierto que a YS le dijeron eso, que le devuelvan el dinero, porque Google, Twitter, Facebook, Yahoo, Microsoft, Apple, You Tube y Skype, entre otros, forman parte del espionaje masivo de Estados Unidos, desvelado por Edward Snowden, ex consultor y ex empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA).
Ya todas esas empresas tienen almacenados suficientes datos de los cubanos que acceden a internet en Cuba o en cualquier país. Empezando por los datos sobre ella, quien se vende como ‘la bloguera que más sabe de tecnología en la isla de los Castro’.
Los viajes que desde febrero de 2013 viene dando YS, le han hecho creer que es un gran personaje y como nadie la para en seco, se lo cree. Y aunque en Brasil aseguró que ella no tenía cinismo para dedicarse a la política, cada vez más se evidencia lo contrario: que lo suyo es la política -y la politiquería, ese arte de hablar mucho y decir poco, de prometer y no cumplir, de hacer las cosas a medias, de esquivar los problemas e irse por la tangente.
Que sea sincera y lo diga, que quiere dedicarse a la política. O que se quede en Estados Unidos y luego de recibir cursos intensivos de inglés, solicite empleo en alguna compañía relacionada con lo que de verdad le gusta, la informática y la computación.
Y deje de hacer el paripé de que es periodista: ya lleva seis años escribiendo y no ha demostrado que el periodismo sea lo suyo. Si lo fuera, durante su ‘vuelta al mundo en cien días’, a su blog hubiera subido unos cuantos reportajes, entrevistas y crónicas sobre las ciudades, personas y costumbres de las naciones visitadas. El periodismo es un oficio y se ejerce escribiendo. Si antes de su viajadera escribía de vez en cuando, ahora ni eso.
Arreglados estamos los cubanos si además de los controles y monitoreos de los servicios secretos del Ministerio del Interior y los ‘chicos’ de la Universidad de las Ciencias Informáticas, ahora también encima vamos a tener a los de Google y Twitter.
Ya en febrero lo aclaré: Yoani Sánchez no representa a la mujer cubana, ni dentro ni fuera de la isla.
Tampoco la disidencia interna y el exilio anticastrista le han dado un mandato para hablar y decidir en nombre de la sociedad civil cubana. Porque ese puesto de a dedo que le dieron en la comisión de libertad de prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa, se limita a defender la situación de los periodistas y blogueros cubanos, sean oficiales o independientes.
Como no hay fotos, nombres ni textos que lo acrediten, las presuntas reuniones de YS con ‘altos ejecutivos’ de Silicon Valley, deben haber sido secretas. Y si así fueron, cualquiera puede pensar de que hubo algo más que el interés por la ‘libertad de expresión de la sociedad civil cubana’. La única constancia es la información oral que ella le trasmitió a una periodista de Martí Noticias.
Si es verdad que Yoani Sánchez sostuvo ‘conversaciones serias con altos ejecutivos’ de Google y Twitter, lo hizo porque le salió de sus ovarios. ¿O es que alguien le pidió hacer esos contactos y no lo sabemos?
Lo haya hecho por su cuenta o porque se lo pidieron, ella ni nadie tiene derecho a pedirle a ésas u otras empresas, foráneas o nacionales, que con el pretexto de ‘proteger la libertad de expresión en la sociedad civil cubana’, rastreen aún más de lo que ya rastrean en las vidas y datos personales de sus usuarios.
Tania Quintero.
Leer también el artículo Web’s Reach Binds NSA and Silicon Valley Leaders, publicado en The New York Times.
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