"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 2 de noviembre de 2013

Clarín vs. Gobierno, la pelea por dentro

El plan del Grupo tras el fallo por la Ley de Medios.
La tormenta de juicios y los contactos K con la Corte.
Qué piensa Magnetto.
Por José Antonio Díaz

El Gobierno hizo trascender que uno de los socios de Clarín en Cablevisión, el empresario mexicano David Martínez –40% del holding– había ya presentado un plan de adecuación que podría servir a una desinversión voluntaria.

Todo un dato echado a rodar por los actuales, cambiantes, voceros del oficialismo:
Amado Boudou, Juan Manuel Abal Medina, Florencio Randazzo o Sergio Uribarri:
Cristina Fernández lee los diarios desde el día en que la Corte Suprema votó a favor de la constitucionalidad completa de la Ley de Medios y en contra del Grupo Clarín.
Los médicos no la dejaron ver los diarios del día después de las elecciones:
El complaciente balance corrió por cuenta de su hijo Máximo.
En cambio, el fallo judicial se convirtió, en la práctica, en el único éxito político del cristinismo desde que la Presidenta, hace dos años, se dejó llevar por la irrazonable propuesta de Guillermo Moreno de imponer un cepo cambiario para frenar la fuga de dólares.

Esa sangría se triplicó en el tiempo y marcó la progresiva debilidad del poder.
Pero el entorno presidencial trabajó duro para calmar la ilusión de la jefa por herir de muerte a Clarín antes del fin de su mandato.
En los últimos 90 días, el cristinismo –con Carlos Zannini a la cabeza– remontó las relaciones con los jueces del Máximo Tribunal, cesó la campaña de agravios contra sus integrantes y, finalmente, logró influir indirectamente en el contenido del fallo.
Por ejemplo, en la reunión de acuerdos del martes 15 de octubre, sorpresivamente, el juez Enrique Petracchi comunicó a sus colegas que votaría por la constitucionalidad de la Ley de Medios y que estaba dispuesto a que el fallo de la Corte Suprema se firmara antes de las elecciones del 27-O.

Un virtual “cambio de voto”, según los otros integrantes que valoran sus antecedentes anti intervencionistas. A tal punto, que su colega Juan Carlos Maqueda lo cruzó en seco: dijo que le extrañaba el desconocido sometimiento suyo a las presiones del Gobierno. 

El debate interno posterior se hizo políticamente encarnizado: es que las interferencias oficialistas empezaban a dar resultado.
No está claro qué pasó con el voto de Petracchi.
Cristina y el cristinismo quisieron derrocarlo por su edad por exceder el límite de 75 años (el 16 de noviembre cumplirá 78), pero el magistrado logró un fallo judicial a favor en primera instancia que llamativamente el Gobierno no apeló.
Elena Highton de Nolasco, vicepresidenta de la Corte, terció a favor de Petracchi:
Contó que unos días antes, el viernes 4, la habría llamado por teléfono la propia Presidenta de la Nación mientras asistía en Ushuaia a unas jornadas sobre “mediación en las provincias patagónicas”.

Cristina Fernández también le pedía adelantar el fallo en la creencia de que podría amortiguar el efecto político de la esperada, a esa altura, derrota electoral.
Lo increíble de la anécdota es que ese diálogo se producía justo un día antes de que la Presidenta tuviera que ser monitoreada de urgencia en la Fundación Favaloro por su arritmia cardíaca.
Ejemplo de obsesión.

La trama de Clarín.
El Grupo Clarín se victimiza y anuncia una nueva escalada en la judicialización del caso.
En sus escenarios a futuro, solo figuran la estrategia de litigar y una variante secreta que contemplaría la división de activos con su socio mexicano David Martínez, paradójicamente un amigo del Gobierno.
La opción de vender algún activo puntual es lejana e improbable, dicen en Clarín.


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