"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 13 de febrero de 2014

Choque con la barbarie

CARTAS AL LECTOR

Un reportaje especial en esta edición nació del susto por una fotografía hecha en Río de Janeiro de un adolecente negro, desnudo,  atado a un poste por el cuello con la traba de una bicicleta. 
Él fue perseguido,  pateado y atado por un grupo de jóvenes, que cansados de ser agredidos y robados, decidieron hacer justicia con sus propias manos. 

Eso en el siglo XXI, en Río de Janeiro,  la ciudad brasileña con uno los metros cuadrados más caros del planeta, sede de los próximos  Juegos Olímpicos  y final de la Copa, vitrina y tarjeta postal de un Brasil  que venía encantando al mundo por las recientes victorias contra la miseria endémica, la abismal desigualdad económica y el crimen organizado en las favelas.

La imagen del adolescente ofrecía un enigma. 
O el Brasil no avanzó tanto o la foto era montada...
Dos realidades tan contrastantes no podrían coexistir. 
El choque fue constatar que sí, todo era real en aquella escena, tan inhumana que ya en el siglo XIX causaba repulsa cuando el alemán Rugendas exhibió en Europa sus grabados de esclavos encadenados siendo azotados en Brasil.
La barbarie del siglo XIX revivía en pleno siglo XXI, y nos hace reflexionar  sobre la realidad urbana brasileña actual. 
Aquí las atrocidades se repiten pero cada nuevo episodio de crueldad extrema, en vez de aumentar la indignación, parece tener un impacto decreciente en la opinión pública.

El reportaje especial revela, que a pesar de la visión oficial de color de rosa y alienada,  en muchos campos el Brasil  dejó de avanzar o está retrocediendo  
La paz urbana que la mejoría económica traería, no se materializó. 
El Río de Janeiro, que arrancó favelas enteras de las manos de los bandidos sin dar un sólo tiro, esta de nuevo a la vuelta con los criminales violentos e impunes- con el agravante de que la población ahora se siente autorizada a hacer justicia con sus propias manos.
Millones de brasileños tuvieron acceso al primer automóvil en la década que pasó, pero no lo pueden usar en paz por miedo a ser asaltados cuando están aprisionados  en el transito infernal de las grandes ciudades. 

También se cuentan a millones de brasileños  pobres que volaron por primera vez en avión en los últimos años, gracias a los últimos aumentos de sus rentas y a las  ofertas de las compañías de bajo costo. 
Sin inversiones en la ampliación de los aeropuertos, el sistema esta cerca de colapso, los precios de los pasajes se dispararon y la fiesta terminó. 
Recientemente, pasajeros que se estaban asando de calor dentro de un avión que se atrasaba horas para decolar del aeropuerto del Galeão, en Río de Janeiro, abrieron una de las puertas de emergencias y salieron temerosamente caminando por  el ala del aparato. 

La semana pasada en São Paulo en otra demostración de impaciencia los pasajeros de una composición del subterráneo que no se movía forzaron las puertas de los vagones y corrieron por los rieles, imprudencia sólo vista en los filmes de catástrofe en Hollywood.

Hay una sensación de insatisfacción  y de desesperanza en el aire, que se agrava con la actitud casi desinteresada de las autoridades, perdidas y sin respuestas para el caos que no previeron y ahora insisten en no ver.


Traducido de la revista “VEJA” edición 2360  Año 47  No 7 Río de Janeiro 12 de febrero de 2014

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