Por Malú Kikuchi (16/2/2014)
Como todos los días, a las 8hs de la mañana, el jefe de gabinete de ministros, Jorge “Coqui” Capitanich, intentó el jueves 13/2/2014 dar el punto de vista del gobierno sobre la situación nacional.
El esfuerzo, en un país cuya cúpula gubernamental no se digna dialogar con nadie, es loable.
¡Hasta permite que los periodistas,
gente mala, aviesa y artera que indaga temas molestos, pregunten!
No mucho, pero lo permite.
Sería fantástico si al ministro se le entendiera cuando habla.
Pero el hombre está muy limitado.
Dice lo que le permiten, que es poco, y al día siguiente tiene que desdecirse porque la orden cambió.
Es evidente que no habla por él, que repite lo que le ordenan decir, un día sí y al otro no.
El gobierno no sabe hacia dónde va y el pobre ministro paga las consecuencias.
Volvamos al jueves pasado.
Como todos los meses desde que Moreno (¿se acuerdan del troglodita?) prohibió dar a conocer los índices de inflación privados y multó a las consultoras económicas que divulgaban la información, diputados de la oposición se ofrecieron a recibir los resultados, promediarlos y darlos a conocer.
Ellos tienen fueros y no pueden ser sancionados.
El miércoles dieron a conocer la inflación de enero que dio un 4,6%.
¡Socorro!
El jueves, Capitanich con un adjetivo poco feliz, calificó el índice de inflación privado, el 4,6% de “auténtico mamarracho”.
Pero, siempre hay un pero para desestabilizar a todos y a todas.
El jueves por la tarde, el supuesto nuevo INDEC, que es el mismo que dejó Moreno, con la misma gente que destruyó la confianza de argentinos y extranjeros mintiendo índices descaradamente dibujados desde el 2007, anunció que la inflación de enero fue del …
3,7%.
¡Socorro!
¿Estarán por aceptar la realidad?
El viernes 14, Capitanich, siempre en su charla matinal, al mejor estilo del gobierno al que pertenece, redobló la apuesta.
Calificó la medición de los privados de “recontra mamarracho”.
¿Por acercarse a la oficial con sólo una diferencia de 9 centésimos de punto?
¿Por acercarse a la verdad?
Perdón por la palabra, sé que es ofensiva para el gobierno, pero no puedo obviarla.
A pesar de la marcha peronista que cantó La Cámpora en el patio de las Palmeras con Ella (que aprendieron de apuro y sin convicción, les gusta más hablar de “liberación”), no recuerdan porque no lo conocieron y no lo conocen, que Perón tenía como lema el apotegma de los frontispicios de los edificios griegos:
“la realidad es la única verdad”.
Difícil de aceptar para un gobierno que vive de, por y para mentir, desde la historia, hasta el presente. Alguna sin querer queriendo se ha vuelto mitómana, otros por necesidad, otros por ideología, no entienden que la realidad es lo que es y no puede ser ninguneada.
El ministro calificó de “recontra mamarracho la encuesta privada porque no puede compararse con la rigurosidad de nuestro punto de vista técnico”.
¿Cómo saber si es cierto?
No conocemos ni el método, ni la cantidad de productos, ni las zonas, ni las mediciones...
Nos mintieron 7 años,
¿ahora hay que creerles?
¿Por qué?
Y de los mamarrachos como el INDEC, pasemos a la yerba.
“¿Hay algo más argentino que la yerba?”, nos espetó Ella desde la Rosada, mientras nos informaba que había un golpe de mercado en marcha para destituirla.
Explicó que la yerba que “es argentina, argentinísima”, había subido de una manera desorbitante y eso no tenía nada que ver con el dólar.
“¡Especulación!” gritó.
Y es la primera vez que sin nombrarla, se refiere a la devaluación.
Que fue importante.
Es cierto, la yerba subió en algunos casos hasta el 60%.
Pero ya había subido en 2012, cuando el gobernador de Misiones Mauricio Closs (UCR muy K) se quejaba que había subido poco, ya que 1 kilo de yerba costaba casi igual que un kilo de pan y la gente consumía 1 kilo de yerba al mes y un kilo de pan por día.
Entonces nadie habló de especulación.
En Uruguay, que no produce yerba y la importa casi toda de Brasil, ya el año pasado los economistas explicaban el porqué del aumento.
Brasil exportaba más yerba a muchos países, en particular para mezclarla con bebidas energizantes y no había aumentado su producción, por lo tanto el precio subía.
No hablaron de especulación.
Y descontando que existen los sinvergüenzas de siempre, que se aprovechan de cualquier situación para subir los precios,
Ella debería saber que aumentó la nafta y todo los productos se transportan en base a nafta.
Aumentaron los neumáticos y los repuestos de los camiones (algunos de estos insumos son importados y sí influye el US$), hubo bonificaciones para camioneros y trabajadores yerbateros y se encarecieron los envases.
Todo confluye desgraciadamente, para que aumente la yerba.
Y no es un golpe de mercado.
¡Qué manía con el golpe!
Parece que lo estuviera llamando.
Pero no, no hay que facilitarle las cosas, armaron la bomba, que la desarmen o que les estalle a los que la armaron.
No crucifiquemos al próximo gobierno (10/12/2015), obligándolo a hacer el ajuste que debe hacer el que disfrutó la fiesta.
No es cuestión de extrañar la fiesta y denostar al que ponga orden.
“Cuando no tenga ni fe, ni yerba de ayer secándose al sol, verás que todo es mentira … “
Sabio Discepolín. Habrá que “yirar” mientras se pueda, hasta las elecciones de octubre de 2015.
P.D.:
Disculpen, me tengo que ir.
Voy a acompañar, valga la redundancia, a los compañeros de “Carta Abierta” y a los de Quebracho (2 extremos sociales) para fiscalizar los “precios cuidados”, no sea que los especuladores, destituyentes, golpistas, ayudantes de un siniestro golpe de mercado, se salgan con la suya.
Dios no permita...
No hay comentarios:
Publicar un comentario