Fernando Soto Aparicio
Necesitamos hablar menos y empezar a reconstruir y rehabilitar nuestro
entorno inmediato, nuestro propio cuerpo, nuestra propia alma.
Se prohíbe sembrar la discordia,
no sólo porque es más fácil sembrar miosotis, albahaca o tulipanes,
sino porque las semillas de la discordia hacen crecer árboles siniestros
en los que acaban ahorcándose las esperanzas
no sólo porque es más fácil sembrar miosotis, albahaca o tulipanes,
sino porque las semillas de la discordia hacen crecer árboles siniestros
en los que acaban ahorcándose las esperanzas
Un hombre, un autor cuando escribe con el alma y con el corazón, con
todo su cuerpo presente y futuro... debe abrazar siempre lenta y
apasionadamente a sus lectores.
Un creador honesto y libre debe abrazar silenciosamente a la gente
sincera, a la buena gente que se acerca y se atreve a dudar, a leer, a pensar,
a vivir, a soñar a todas horas...
Escribir es una buena forma de soñar.
Necesitamos hablar menos y empezar a reconstruir y rehabilitar nuestro
entorno inmediato, nuestro propio cuerpo, nuestra propia alma.
Escribir es abrazar, amar, besar... a todos los seres.
Escribir es reconocerse en los otros, en esos seres que nunca podrás ver
personalmente, pero que forman parte de tu propia carne, de tus huesos, de tu
sangre...
Hay demasiadas heridas abiertas y conviene sellarlas bien con dulces
gestos y menos discursos...
Un buen abrazo a tiempo, un beso lento y lleno de pasión y ternura puede
curarnos de la estupidez, de la arrogancia, de la envidia, de las vanidades y
celos que rompen nuestro ser a diario.
Procura hablar menos y dedica tu tiempo libre a besar, abrazar, caminar,
compartir alegrías y tristezas sin rencores ni reproches.
Ignora y huye de la gente que chismorrea y descalifica:
Son el propio diablo, la maldad y la enfermedad en persona.
Vive abrazando y mira todo como algo que forma parte de tu ser.
Esa
torre, esa plaza, ese árbol son tu propia sangre, tu propia piel...
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