Ella y su libertad.
Dos bellos riesgos para enamorar a este desprevenido solitario.
Entre su alegría de querer, y esas ansias de ser, seducía sin premeditar a cualquier tristeza que no pensara.
Apenas la descubrí repentino, comencé a contemplar admirado, como hacía de sus sueños, una doctrina de vida.
Cuando hablaba, parecía levitar sin importarle a donde estaban las nubes.
Demasiado clara para no sentirla antes de verla.
Era para quererla tanto, pero sin tocarla.
Sin interrumpir su larga y profunda mirada, que buscaba el permanente horizonte.
No podía, ni pude retenerla.
Hubiese sido contra toda naturaleza del querer.
Solo la vi partir, escuchando un susurro parecido al hasta siempre.
Era tan libre, que temí abrazarla...
Gabriel Velxio
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 3 meses
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