"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 25 de abril de 2014

Quema de iglesias del 16 de junio de 1955


De Wikipedia, la enciclopedia libre


Quema de iglesias del 16 de junio de 1955 en Argentina
Curia quemada 16-6-55.jpg
Edificio de la Curia luego del ataque
LugarBuenos Aires, Argentina
Blanco(s)Iglesias católicas
Fecha16 de junio de 1955
Tipo de ataqueQuema de conventos
Arma(s)Nafta y objetos contundentes
MuertosNo
Perpetrador(es)Peronistas
MotivoAtaque a la Iglesia Católica luego del bombardeo de Plaza de Mayo
La quema de iglesias del 16 de junio de 1955 fue una acción perpetrada por militantes peronistas durante el transcurso de su conflicto con la Iglesia y que consistió en el incendio de templos católicos por parte de atacantes, ocurrido mayormente en la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina, en respuesta al Bombardeo de la Plaza de Mayo, que ocasionó más de 308 muertos y alrededor de 800 heridos.
El mayor número de iglesias atacadas fue en Buenos Aires, donde actuaron tres grupos organizados que partieron de dos reparticiones del Estado y de un local del Partido Peronista, dirigiéndose separadamente a las iglesias. También hubo hechos similares en algunas ciudades del interior de Argentina.
Los atacantes, ingresaron en las iglesias, provocaron destrozos, ocasionaron algunos incendios y, en algunos casos, robaron elementos de las mismas. En general las personas que se encontraban en esos lugares pudieron huir, existiendo versiones sobre agresiones personales que provocaron lesiones. La policía, las fuerzas militares y los bomberos se abstuvieron totalmente de intervenir, limitándose estos últimos a comenzar a actuar contra el fuego una vez terminada la agresión.
Algunos de los templos databan de la época colonial por lo que ciertos daños fueron irreparables. En un discurso pronunciado el 18 de junio el presidente Perón atribuyó los hechos a los comunistas.
El ataque sumó decididamente a la Iglesia a la oposición antiperonista.

En los últimos meses de 1954 comenzaron a producirse algunos hechos que mostraban un cambio en las relaciones, hasta ese momento aparentemente normales, entre la Iglesia católica y el gobierno peronista y un proceso de deterioro de las mismas que se fue agravando con el tiempo. Desde el Partido Peronista y la prensa oficialista se dirigían críticas a la Iglesia y sus integrantes y a su vez tanto desde el púlpito como en diversos documentos se hacían manifestaciones adversas al gobierno que, paralelamente, ocasionaron que se produjeran detenciones de sacerdotes acusados de desacato y de atentar contra la seguridad pública.

Reformas legislativas

Por otra parte, frente al enfrentamiento con la Iglesia, los funcionarios y legisladores peronistas dispusieron modificaciones en la legislación que eran claramente opuestas a la posición que tenía el catolicismo en varios temas.
Fue así que entre diciembre de 1954 y mayo de 1955 el gobierno de Perón tomó varias medidas en contra de Iglesia. Primeramente eliminó la enseñanza religiosa de las escuelas públicas, luego negó el permiso para que el acto de clausura del Año Mariano Universal se realizase en la Plaza de Mayo, por lo que quedó confinado a la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, asimimso prohibió la realización de manifestaciones religiosas en los lugares públicos, sancionó el divorcio vincular que habilitaba a los cónyuges divorciados a contraer nuevo matrimonio, autorizó la apertura de establecimientos donde se ejercía la prostitución, suprimió la mayor parte de los feriados religiosos, dejó sin efecto la exención de impuestos a las instituciones religiosas y aprobó convocar a una convención constituyente que tratara la reforma de la Constitución para separar la Iglesia del Estado.
Estas medidas anticlericales produjeron gran descontento entre los católicos quienes se sumaron al gran sector del pueblo que se oponía al gobierno de Perón: los antiperonistas.

La celebración de Corpus Christi

La celebración de la fiesta de Corpus Christi que correspondía al jueves 9 de junio fue postergada por la Iglesia para el sábado 11 y tuvo una concurrencia estimada en unas 200.000 personas, que colmó la Catedral y ocupó la Plaza de Mayo adyacente. Al fin de la celebración, cuando los sacerdotes Manuel Tato, Vicario general y obispo auxiliar -quien se había dirigido a la concurrencia desde el púlpito-, y Antonio Rocca, que estaba presente en ausencia del cardenal Santiago Luis Copello, aparecieron en el balcón, fueron aclamados por la multitud, que a continuación formó una manifestación que se encaminó por la Avenida de Mayo hacia el Congreso Nacional. Desde ella hubo pedradas contra los diarios oficialistas La Prensa -que había sido confiscado a su propietario José C. Paz y entregado a los sindicatos peronistas-, Época, Democracia y El Laborista, ubicados en su camino. Al llegar al Congreso arriaron la bandera nacional y la reemplazaron por la enseña del Vaticano, apedrearon el edificio y arrancaron al grito de "¡Muera Eva Perón!" dos placas de bronce colocadas en el frente.

La quema de la bandera

El mismo día el gobierno en un comunicado acusó a los manifestantes, además de por los daños, de haber quemado una bandera argentina, lo que inició una investigación judicial. El subinspector Héctor Giliberti le confesó a su hermano, el capitán de corbeta José Mateo Giliberti, que la bandera había sido quemada por compañeros de la propia Policía Federal. Por ello tanto el subinspector como los policías Juan Laperchia e Isidoro Ferrari fueron citados por el presidente del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas y declararon confirmando ese hecho, por lo cual el organismo solicitó a Perón la separación del jefe de policía y la detención del Ministro del Interior Ángel Borlenghi. Pero al día siguiente de esa comunicación Borlenghi hizo sellar su pasaporte y salió del país hacia Montevideo. Ya depuesto el gobierno otras declaraciones confirmaron lo sucedido y el propio contraalmirante Alberto Tessaire -vicepresidente al tiempo del hecho- afirmó que la acción se había ejecutado no sólo con la autorización de Perón sino bajo su inspiración.

El 16 de junio de 1955, en el marco de una rebelión cívico-militar que se proponía derrocar al gobierno, aviones con pintadas de «Cristo vence» arrojaron bombas sobre la Casa Rosada y la Plaza de Mayo, ocasionando más de 308 muertos y más de 700 heridos.
Saqueadores e incendiarios de las iglesias céntricas de Buenos Aires, disfrazados con hábitos religiosos
Durante la tarde, antes de que terminaran los combates callejeros en torno al Edificio Guardacostas -entonces Ministerio de Marina-, se produjo el primer asalto al palacio arzobispal. El resto de los ataques a edificios eclesiásticos se produjo a partir de las seis de la tarde.
El presidente Perón estaba reunido junto al alto mando militar en la sede del Ejército. Desde las ventanas se percataron del resplandor de los templos y Perón se enojó:
Tomen medidas, porque éstas son bandas comunistas que están quemando las iglesias, y después me lo van a atribuir a mí.
Juan Domingo Perón, 16 de junio de 1955.
El general José Embrioni, subsecretario del Ministerio de Ejército, antes de llamar al jefe de la policía, le preguntó a Perón si debía hacer el pedido en su nombre.
¡Sí, Embrioni; es una barbaridad, cómo no! Hágalo y dígale a Gamboa que se preocupe al máximo de la seguridad de los templos.
Juan Domingo Perón, 16 de junio de 1955.[7]
Pero el jefe de la policía, Miguel Gamboa, obedeció otras instrucciones que posteriormente le hiciera llegar el ministro del interior Ángel Borlenghi: la policía debía permanecer acuartelada y liberar la zona para la llegada de los grupos vandálicos.
La curia y el palacio arzobispal fueron asaltados cerca de la 16:30. Se quemó todo el edificio, con la consiguiente pérdida arquitectónica. Se quemó el Archivo Histórico con las partidas de nacimiento, matrimonio y muerte que se remontaban hasta fines del siglo XVI. Se quemaron también numerosas obras de arte antiguo: cerámicas, tallas, trabajos en metal, pinturas al óleo, y demás.
Una vez finalizado el palacio arzobispal, el grupo incendiario se dividió prolijamente en dos columnas. Una marchó hacia el sur, hacia el convento de Santo Domingo, y otra hacia el norte en busca de la Basílica de La Merced.
Si bien el solar de Belgrano y Defensa fue adquirido por la Orden Dominica en el año 1606, el edificio actual fue construido entre 1762 y 1779. Fray Luis Alberto Montes de Oca, prior del convento, observó los camiones de militantes que se congregaban en las cercanías y mandó cerrar las rejas para impedir su entrada. Cerca de las 17:30 vio que se comenzaban a forzar los barrotes, y abandonó el lugar por una puerta lateral.
Una situación similar sucedió en el convento de San Francisco (construido entre 1731 y 1754) y su anexa capilla San Roque (construida entre 1751 y 1762). El prior de ese convento era Cecilio Heredia y, al igual que Montes de Oca, abandonó el edificio por una puerta lateral al momento en que los primeros militantes peronistas hacía su aparición.[10]
A una cuadra de distancia se halla la iglesia de San Ignacio de Loyola, que es el edificio más antiguo de la ciudad. Si bien el gobernador Hernandarias había cedido el terreno en 1606 para la construcción de una iglesia de adobe, el edificio actual de ladrillos no comenzó a levantarse sino hasta 1675. El párroco, Alberto Lattauda, se acercó a dos camiones del ejército, pidiendo su intervención ante los actos de vandalismo, pero los efectivos se negaron.[10]
Cerca de las 18:30 el cuartel de Bomberos y el Departamento de Policía comenzaron a recibir llamados de auxilio ante la proliferación de focos incendiarios en el centro de la ciudad. De esto refiere el jefe de la policía
Pensé que tenía que salir a la calle, pero el Ministro [Borlenghi] me decía que no.
Miguel Gamboa, jefe de la policía federal, 16 de junio de 1955
Oscar Benzi, el Jefe de Bomberos, impartió la orden de acudir a los focos y tratar de evitar la propagación a las casas vecinas. Una dotación se dirigió a Santo Domingo, liderada por Rómulo Pérez Algaba. En sus declaracionas ante la Comisión Investigadora, Algaba explicó los hechos:
Llegué a Santo Domingo y ví que se encontraba agobiada de gente impidiéndole al personal, a la dotación, que desarrollara sus tareas. Lo llamé al oficial Juárez y al mismo tiempo que hablé con los cabecillas de esa gente, que era una cantidad grandísima, ví que había un camión con un tanque sistema playero y atracado con la culata sobre la iglesia. De ahí sacaban nafta con jarras de aluminio.
Rómulo Pérez Algaba, 26 de diciembre de 1955.
Hubo ciertos momentos de desesperación cuando tres delegados de la CGT se percataron que al fondo de la iglesia se guardaban valiosos trofeos de guerra: las banderas de los regimientos británicos rendidos durante la reconquista de la ciudad en 1806. Gracias a la valentía de los bomberos éstas reliquias pudieron salvarse.
Distinta suerte corrió la urna funeraria que guardaba los restos del general José Matías Zapiola, héroe del Cruce de los Andes: quedó tirada a lo lejos, fuera del edificio.[13]

Los lugares atacados fueron:
  • Curia Eclesiástica. Está ubicada en la calle Rivadavia frente a la Plaza de Mayo pegada a la Catedral de Buenos Aires y a dos cuadras escasas de la Casa Rosada. Los asaltantes la saquearon y destrozaron todos los muebles y objetos de valor antes de incendiarla.
  • Catedral Metropolitana. Los peronistas penetraron en ella por la fuerza causando destrozos pero no se atrevieron a incendiarla.
  • Convento de San Francisco. Está situado en las calles Defensa y Alsina, a una cuadra de la Plaza de Mayo y a dos cuadras de la Casa Rosada. Los asaltantes no dejaron habitación, imagen ni altar en pie y luego prendieron fuego a los restos. Un sacristán que vio el hecho escondido en el campanario declaró: "La gran mayoría eran hombres jóvenes, que vestían pilotos porque estaba lloviendo. (..) 
  • Vi pasar algunos autos patrulleros pero sin detenerse. En cuanto a los bomberos, cuando llegaron, después de bastante tiempo, se dedicaron a remover algunas imágenes sin actuar mayormente. Tampoco creo que hubieran podido; todo ardía ya, y enfrentar a los grupos hubiera sido temerario. Utilizaron damajuanas con nafta, las que acarreaban desde automóviles lujosos. Oí también fuertes explosiones, como si utilizaran bombas y también un intenso tiroteo. Todos los vidrios del convento fueron rotos a tiros. Fue una orgía de balazos, fuego y explosiones. El fuego duró unas ocho horas con toda intensidad. Al día siguiente todavía llameaban el altar mayor y el coro".
  • Convento de Santo Domingo: El complejo fue incendiado y saqueado. Se perdieron algunas de sus reliquias y documentos.
  • Santo Domingo de Guzmán.
  • San Francisco de Asís.
  • San Ignacio de Loyola. Se perdieron cuatro siglos de actas de bautismo y matrimonio, lo cual destrozó cualquier intento de investigación genealógica sobre la Buenos Aires colonia.
  • Nuestra Señora de la Piedad del Monte Calvario.
  • San Miguel Arcángel.
  • Nuestra Señora de las Victorias.
  • Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
  • San Nicolás de Bari.
  • San Juan Bautista.
Histórica Iglesia de San Francisco luego del ataque
Bernardo Rabinovich afirma que quienes atacaron la iglesia de Las Victorias agredieron al padre Jacobo Wagner, causándole fracturas en las piernas. Agrega que este sacerdote octagenario falleció poco después. Según otra versión la agresión habría consistido en un golpe en la cabeza dado con una barreta

No hay comentarios: