La vida es el primer valor, y sin ella nada es posible, pero la libertad está tan entrañablemente inserta en el hombre, que parecería que fuera imposible vivir sin ella.
A pesar de lo que dice Sartre, que la libertad es el más grande condicionamiento del hombre, porque está condenado inexorablemente a ser libre, no puede elegir en relación a la libertad, no puede dejar de ser libre.
Esta relación entre la libertad y la vida, nos lleva a considerarlas con el criterio de verdad.
La verdad va incluida en un paquete integrado además por la libertad, la existencia y la realidad, que la empujan hacia un lado o hacia el otro, de acuerdo a las circunstancias.
Como diferenciar la verdad inmutable de las pequeñas verdades que evolucionan con el tiempo y con el hombre.
Y como concordarla con el tiempo y el espacio, de los cuales cada vez estoy más seguro como decía Kant que son medidas de la sensibilidad humana.
¿Quién tiene la verdad?
Sacando la verdad religiosa,¿acaso no es una media estadística donde se ubica la mayor parte de los hombres?
Sin embargo no se puede reducir la verdad a una cuestión estadística-matemática, porque sería deshumanizarla.
Pero hay una verdad matemática y es inmutable. 3+7 son 10, siempre lo fueron y siempre serán 10.
Desde allí sistematizamos la verdad lógica y los axiomas, que son meramente formales, pero son la base y el fundamento de los juicios.
La verdad se equipara al buen juicio, y allí introducimos el concepto de bondad y toda la gama de lo bueno, desde la bondad como virtud del espíritu hasta lo buenos como lo adecuado o lo certero.
¿Puede se distinta la verdad en distintos lugares y en distintas épocas?
Es acoso igual la verdad de un esquimal del siglo XIX qye la de un CEO de la city londinense de este siglo.
No habría que relacionar la verdad con la sabiduría, entendida ésta como saber vivir bien, dentro de su propio contexto y sus propias tradiciones.
Cada ser humano quisiera tener su propia verdad, pero la vida en sociedad hace que deba compartir con los demás y de alguna forma unificar criterios, que desgraciadamente casi siempre son los de la ideología dominante.
Solo un Robinson puede tener auténticamente su propia y pura verdad.
Pero es una utopía.
Por nuestra necesidad imperiosa de vivir en sociedad, consentimos y transigimos en pequeñas o grandes verdades, que nos incomodan, mas no podemos aislarnos.
Solo nos queda aquel pensamiento de Pablo engrillado en la prisión, aun aquí soy libre de mis pensamientos.
Si esos pensamientos se traducen en palabras, cuestionan, critican, permiten que otros también los piensen y lo asuman, hasta que se forma un grupo de opinión que patea el tablero.
La libertad nos conduce a la vida digna, nos permite ser mejores hombres pero al mismo tiempo nos hace responsables de nuestros actos.
Lo que hacemos, correcto o incorrecto, adecuado o inadecuado, con bondad o con malicia, hace a nuestro comportamiento, y por ello seremos juzgados, porque se realiza con conocimiento y sin condiciones.
Nadie puede interferir en nuestra forma de sentir o de pensar, pueden obligarnos mediante la fuerza, la coacción o el chantaje a realizar acciones que no queremos, pero en el fondo de nuestro corazón podemos aceptarlas o no, aun a costa de gravámenes y forzados a elegir entre obedecer o pagar las consecuencias, que pueden ser también la muerte.
Aun impulsados por la acción de otros, en nuestro interior seguimos siendo libres, y esa es nuestra verdad, que hace a la realidad que vivimos.
¿Qué es la verdad?
La verdad es Dios, la verdad es el hombre, la verdad es la libertad de pensamiento, la verdad es la equidad y el equilibrio, la verdad es la bondad y la misericordia.
Elías D. Galati.
Boletín Info-RIES nº 1102
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*Ya pueden disponer del último boletín de la **Red Iberoamericana de
Estudio de las Sectas (RIES), Info-RIES**. En este caso les ofrecemos un
monográfico ...
Hace 1 mes
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