Hoy
en el penal federal de Ezeiza
Ni
el frío, ni la noche, ni la distancia... ni el madrugar, ni la fiaca, ni la
comodidad...
ni
el miedo, ni el destrato de una guardia retobada, ni el que dirán, ni el no te
metás,
me frenan en esta fría mañana de martes.
Arranco
de noche, con la luna inmensa iluminando esperanza.
Los
dedos pintados de negro como sortilegio.
Pintar
el papel con la huella dactilar…
Los
viejos detenidos políticos con todas las de perder, pero junto a mí, un hombre
llama por su teléfono celular, habla con un interno y le dice que no le dejan
pasar no sé que cosa…
Presos
de primera y presos de última.
El
modelo.
Siempre,
siempre, siempre junto a los Presos Políticos.
Hoy:
Ezeiza, y mucho pero mucho dolor.
Se abre la
puerta última en el primer piso del HPC, donde militares y civiles que
combatieron al terrorismo en los 70 pagan la venganza del terrorismo derrotado.
Un
anciano camina con sonda por los pasillos.
Entra
a la cocina y se calienta comida.
Hace
dos meses espera en vano que el Estado se digne a operarlo de su próstata.
El
Comisario Patti llega con su silla de ruedas su cuello ortopédico y saluda con
dificultad en el habla.
Está
mucho más encorvado que la última vez que me extendió su mano para decirme ese
gracias que yo le acepto. Y ahí anda el Beto con su diabetes por las nubes y
Pablito, al que le han denegado la domiciliaria por tercera vez... Su madre
tiene 93 años, está ciega y vive sola, él lucha contra un cáncer que lo tiene
contra las cuerdas...
El
tribunal le dice "jódase" en dos carillas: "...
Por
lo expuesto, y no configurándose ninguno de los supuestos previstos en el art.
32 de la ley de ejecución penal... resuelve: “No hacer lugar al arresto domiciliario...."
¿Dónde
están los derechos humanos?
¿En
ésto quedó la justicia?...
¿y
la Iglesia?...
¿y
el Papa?..
¿y
nosotros?...
Somos
un pueblo lástima.
Horacio
R. Palma
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