"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 4 de septiembre de 2016

DILMA:

Héctor Blas Trillo

Pese a todo cuanto he leído y oído, no estoy en condiciones de evaluar exactamente si la destitución de Dilma se ha correspondido con la legitimidad que corresponde.
Pero sí sé que ha sido legal.
Del mismo modo que en su momento ocurrió con Lugo en Paraguay.
Ahora bien, si la destitución fue legal pero por lo que dicen sectores políticos ligados al populismo latinoamericano, no fue legítima, lo que cabe pensar es que debe haber algún mecanismo para corregir esto.
Y si no lo hay, ¿por qué no lo hay?
Si la Constitución de Brasil, la de Paraguay e inclusive la de la Argentina prevén el juicio político,
¿cuál es la razón por la cual cuando este se lleva acabo es tildado de "golpe" por quienes no están de acuerdo?
o, poniéndolo de otro modo, ¿debemos esperar que el populismo acepte la destitución constitucional de un presidente constitucional cuando éste adhiere al populismo?
Todo esto es un inmenso sofisma.

No hay posibilidad de que el populismo acepte como válida la destitución constitucional de un presidente si éste adhiere de algún modo al populismo.
Sí es obvio que tal populismo alienta la continuación por vía inconstitucional de un presidente larguísimamente cuestionado y con daño evidente para la población de su país, como es el caso de Maduro en Venezuela.
También es obvio que el populismo alienta la destitución de manera inconstitucional de un presidente constitucional como Macri en la Argentina, que le ha ganado legítima y legalmente al populismo fascista de la Argentina luego de tantísimos años.

En otras palabras:
El populismo no acepta ni comparte el respeto por las instituciones, tal como afirma largamente el politólogo Laclau, recientemente fallecido.
Laclau considera que el institucionalismo es el llamado "stablishment" y por lo tanto no es legítimo para "el pueblo", siendo que "pueblo" es todo aquello que adhiere al populismo, y anti pueblo es todo lo que se opone.
Populismo e institucionalidad son antónimos.
Ese es el problema.
El populismo es autoritarismo, es violación de normas básicas de convivencia democrática.
Si Dilma ha sido destituida de manera ilegítima tendrá la posibilidad de reivindicarse en las próximas elecciones presidenciales en Brasil, tapándoles de ese modo la boca a los que la destituyeron.
Esas son las reglas del juego

¡Cosa que jamás aceptarán los populistas!

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