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Caricatura de Alfredo Sabat

sábado, 10 de septiembre de 2016

“HAS RECORRIDO UN LARGO CAMINO, MUCHACHA”

Malú Kikuchi 

Un 9/9, pero de 1947, se promulgó la ley del voto femenino (N°13.010).
Conseguirlo fue largo, duro y difícil.
Se debió a Eva Perón y a las mayorías PJ en las 2 cámaras.
Pero el 1°  proyecto de ley, se presentó en 1911.
Desde entonces y hasta lograrlo, se presentaron 22 proyectos. 
Sin éxito.

La ley N° 13.010, dice en su artículo 1°:
“Las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen a los varones”.
Un adelanto mayúsculo del que no tenemos conciencia.
Es real, hemos recorrido un largo camino que empezó a principios del siglo XX.
Antes de eso, el Código Civil de 1871, declaraba a las mujeres “incapaces”.
Igual que los niños menores de edad o que las personas mentalmente incapacitadas.
A partir de esta definición, valoremos lo que tenemos hoy.
Trataré de ser concisa, cuestión de contar corto, una historia muy larga. 1907, la Dra (médica) Alicia Moreau de Justo, partido socialista, fundó el Comité Pro Sufragio Femenino.

1910,  aprovechando el Centenario, se realizó en Buenos Aires el Primer Congreso Femenino, participaron delegadas de Brasil, Chile y Paraguay. El tema del voto fue esencial.

1911, la Dra (médica) Julieta Lanteri, como no podía votar por ser mujer, se anotó y se lo tuvieron que aceptar ya que no estaba prohibido (hasta entonces) como candidata municipal, primera candidata política en  toda Sudamérica.

1911, primer proyecto de ley del voto femenino, presentado por Alfredo Palacios, 1° diputado socialista de América. Fracasó.

1926, el senador socialista Mario Bravo impulsó la ley de igualdad legal de las mujeres con los varones, ley N° 11.357 (no contempla el voto femenino). “La mujer mayor de edad, cualquiera sea su estado, tiene plena capacidad civil”.

1928, en San Juan, el gobernador Aldo Cantoni (cofundador del partido bloquista) permitió en su provincia el voto femenino. Duró el tiempo que duró Cantoni.

1929, otro proyecto de ley del voto femenino de Mario Bravo. Con el golpe de 1930 se demoró, se trató recién en 1932, fracasó.

1935, Alfredo Palacios insistió con el mismo proyecto de ley, fracasó.

Hasta el 9/9/1947, se presentaron 22 proyectos de ley que no fueron votados.
Fue una gran conquista.
No la ganaron solo las mujeres, la ganó la sociedad toda.
Con esfuerzo, tenacidad y un objetivo justo.
“Nadie nos regalará nada” decía Julieta Lanteri sobre los derechos femeninos.
Se equivocó.

Es por eso que el cupo femenino del 30% en las cámaras del congreso, pertenece a eso que se llama discriminación positiva.
Discriminación de todos modos.
Los lugares se ganan, no se regalan mediante una ley que pretende ser políticamente correcta.

Y ahora hay dos proyectos de ley que pretenden el 50%  de las listas de diputados y senadores para las mujeres.
En 2014, José Riccardo, diputado nacional por San Luis, presentó el proyecto por primera vez  (representaba un partido provincial, hoy es Cambiemos).
Ahora se le suma Mayra Mendoza, FPV (la mujer fuerte de La Cámpora), tiene  también otro proyecto del mismo tenor.
En aras de la corrección política, o sea de un cúmulo de zonceras, van a meter mujeres en las listas, aún cuando estas no se hayan ganado el lugar.
Porque no es una cuestión de sexo, es una cuestión de seso; no es una cuestión de hormonas, es cuestión de neuronas.
Seamos serios, aunque sea para variar o para demostrar que cambiamos.

“Has recorrido un largo camino, muchacha” publicidad de Virginia Slim, cigarrillos muy finitos para mujeres, en los años 70

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