Malú
Kikuchi
Un
9/9, pero de 1947, se promulgó la ley del voto femenino (N°13.010).
Conseguirlo
fue largo, duro y difícil.
Se
debió a Eva Perón y a las mayorías PJ en las 2 cámaras.
Pero
el 1° proyecto de ley, se presentó en
1911.
Desde
entonces y hasta lograrlo, se presentaron 22 proyectos.
Sin
éxito.
La
ley N° 13.010, dice en su artículo 1°:
“Las mujeres
argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas
obligaciones que les acuerdan o imponen a los varones”.
Un
adelanto mayúsculo del que no tenemos conciencia.
Es
real, hemos recorrido un largo camino que empezó a principios del siglo XX.
Antes
de eso, el Código Civil de 1871, declaraba a las mujeres “incapaces”.
Igual
que los niños menores de edad o que las personas mentalmente incapacitadas.
A
partir de esta definición, valoremos lo que tenemos hoy.
Trataré
de ser concisa, cuestión de contar corto, una historia muy larga. 1907, la Dra
(médica) Alicia Moreau de Justo, partido socialista, fundó el Comité Pro
Sufragio Femenino.
1910, aprovechando el Centenario, se realizó en
Buenos Aires el Primer Congreso Femenino, participaron delegadas de Brasil,
Chile y Paraguay. El tema del voto fue esencial.
1911,
la Dra (médica) Julieta Lanteri, como no podía votar por ser mujer, se anotó y
se lo tuvieron que aceptar ya que no estaba prohibido (hasta entonces) como
candidata municipal, primera candidata política en toda Sudamérica.
1911,
primer proyecto de ley del voto femenino, presentado por Alfredo Palacios, 1°
diputado socialista de América. Fracasó.
1926,
el senador socialista Mario Bravo impulsó la ley de igualdad legal de las
mujeres con los varones, ley N° 11.357 (no contempla el voto femenino). “La
mujer mayor de edad, cualquiera sea su estado, tiene plena capacidad civil”.
1928,
en San Juan, el gobernador Aldo Cantoni (cofundador del partido bloquista)
permitió en su provincia el voto femenino. Duró el tiempo que duró Cantoni.
1929,
otro proyecto de ley del voto femenino de Mario Bravo. Con el golpe de 1930 se
demoró, se trató recién en 1932, fracasó.
1935,
Alfredo Palacios insistió con el mismo proyecto de ley, fracasó.
Hasta
el 9/9/1947, se presentaron 22 proyectos de ley que no fueron votados.
Fue
una gran conquista.
No
la ganaron solo las mujeres, la ganó la
sociedad toda.
Con
esfuerzo, tenacidad y un objetivo justo.
“Nadie
nos regalará nada” decía Julieta Lanteri sobre los derechos femeninos.
Se
equivocó.
Es
por eso que el cupo femenino del 30% en las cámaras del congreso, pertenece a
eso que se llama discriminación positiva.
Discriminación
de todos modos.
Los
lugares se ganan, no se regalan mediante una ley que pretende ser políticamente
correcta.
Y
ahora hay dos proyectos de ley que pretenden el 50% de las listas de diputados y senadores para
las mujeres.
En
2014, José Riccardo, diputado nacional por San Luis, presentó el proyecto por
primera vez (representaba un partido
provincial, hoy es Cambiemos).
Ahora
se le suma Mayra Mendoza, FPV (la mujer fuerte de La Cámpora), tiene también otro proyecto del mismo tenor.
En
aras de la corrección política, o sea de un cúmulo de zonceras, van a meter
mujeres en las listas, aún cuando estas no se hayan ganado el lugar.
Porque
no es una cuestión de sexo, es una cuestión de seso; no es una cuestión de
hormonas, es cuestión de neuronas.
Seamos
serios, aunque sea para variar o para demostrar que cambiamos.
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