"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

viernes, 14 de octubre de 2016

ENTREVISTA A MARCOS AGUINIS

“Soy optimista del futuro, pero depende de nuestra sociedad que por muchos años se auto saboteó"

En duros términos cuestionó la demagogia y la corrupción que, sostiene, signaron la época kirchnerista.
Por el contrario, destacó que el presidente Macri logró desactivar “la bomba” que heredó de Cristina.
Erigido en uno de los principales críticos de la gestión kirchnerista, a la que calificó de demagoga y corrupta, el afamado intelectual argentino Marcos Aguinis sostuvo que mientras estuvo al frente del Gobierno, el matrimonio Kirchner evidenció una enfermedad “por el dinero y el poder”.

Sostuvo que esta manifestación enfermiza del matrimonio santacruceño signó a lo que el kirchnerismo denominó la década ganada a un “período trágico por el desperdicio cometido”.
Pero también dio su opinión sobre lo que es el nuevo gobierno encabezado por Mauricio Macri, subrayando que al no provenir de la política, tiene sus aspectos bueno y malo.
A pesar de un diagnóstico serio de lo que ocurre en el país, sigue mostrándose optimista sobre el futuro de la Nación, pero remarcó que ello “depende de la sociedad argentina, que por muchos años se auto saboteo”.
Estas fueron algunas de las profundas reflexiones que el médico, psicoanalista y destacado autor literario regaló en una larga entrevista con EL LIBERAL.
En ella repasó los recientes hechos históricos con definiciones categóricas y sin ambigüedades a la hora de juzgar a los distintos actores.
Pero también en la que compartió su visión acerca de lo que nos depara el futuro a los argentinos.

-Ya pasaron 10 meses de que finalizara la gestión kirchnerista, tiempo que permite realizar un análisis más frío de lo que dejó como herencia. Si le pidiera que me mencione tres cosas que considera fue lo que legó este período a la Argentina, ¿cuáles serían?
-Confieso que me duele ser tan duro.
Hubiera preferido llenar de señalamientos felices este legado.
Pero debo ser objetivo y sincero.
Fue un período trágico por el desperdicio cometido.
Las perspectivas de crecimiento genuino fueron grandes, en todos los campos.
Pero se optó por manejar dos variantes:
Poder y acumulación de riquezas personales.
Fue una relación dialéctica luciferina.
Poder para hacer dinero y dinero para ganar poder.
Con ese propósito no hubo área que se dejara de aprovechar con notoria impudicia.
La corrupción se expandió como una grave enfermedad viral y penetró todos los resquicios del Estado nacional, provincial y municipal.
Era obvio que no quedase al margen de esta degeneración el capital privado.
También decayó la educación y la salud pública.
Aumentó la pobreza y la marginalidad.
Se incrementó el delito.
Es difícil, sino imposible descubrir buenas intenciones en alguna obra o decisión del kirchnerismo, porque siempre estuvieron encaminadas a ganar dinero o poder, como dije.
Para este último también valían medidas que parecían sanas, pero eran demagógicas, desprovistas de grandeza.

-El inicio de un nuevo gobierno como el de Mauricio Macri siempre despierta esperanzas, máxime llevando como estandarte un lema como Cambiemos. ¿Cuáles considera que son los máximos desafíos que enfrenta?
-A Cambiemos le dejaron una bomba de tiempo con la mecha encendida.
De haber ganado Scioli, ya estaríamos pisándole los talones a Venezuela, con carencia de alimentos y hasta de papel higiénico, como allí ocurre, pese a que usan hipócritamente la palabra “revolución”.
El primer desafío que encontró el nuevo Gobierno es impedir que estalle la bomba.
No fue posible lograrlo del todo, por eso cuesta despegar de forma clara y potente.
Se debe atender el enorme déficit fiscal, una cantidad bochornosa de ñoquis, la pobreza gigante, los déficit en infraestructura.
Y también mantenerse atento con el dolor social.
No es fácil, por supuesto.
Al menos se ha logrado ganar confianza en el mundo y ya es posible que empiecen a llegar inversiones.
Las necesitamos con urgencia para crear nuevos trabajos, producir viviendas dignas, pagar mejor a los docentes, entre tantas tareas.

-¿Está conforme con la gestión que ha llevado adelante hasta el momento? ¿Qué logro destacaría?
- Desde hace un par de años, antes de la última elección, yo tenía el presentimiento de que Macri ganaría la Presidencia.
Lo que no imaginé es que ahora diría que es mejor gobernante de lo que esperaba.
Me explico.
Macri ignoraba, como todos los argentinos, la cruda verdad.
No sabíamos cuán abajo nos dejaba la gestión kirchnerista.
Pero en vez de comenzar a echar la culpa de forma ciega, se puso a resucitar los índices que el kirchnerismo decapitó para ocultar sus fracasos.
Recién entonces informó sobre nuestra complicada realidad.
Lo hizo con dignidad republicana, no como un sanguinario verdugo.
Y convocó a todos los sectores para contribuir al desarrollo argentino.
Ha ganado la confianza internacional como pocos pudieron.
Gobierna con serenidad, pese a los golpes bajos.
No es el representante de los empresarios, tal como calumnian quienes lo odian.
Es un Presidente que quiere pasar a la historia.
No está enfermo por la codicia al dinero y el poder, como el matrimonio Kirchner.
No es un resentido.
Ha convocado a funcionarios bastante capaces en sus respectivas áreas.
No son perfectos, porque ningún ser humano lo es.
Pero les exige eficacia.
Una eficacia que no puede brillar porque falta dinero, porque hay un déficit mayúsculo.
Tampoco permite la mínima sospecha de corrupción.
El caso de Gómez Centurión fue muy ilustrativo:
Bastó una pequeña duda para que ordenara ponerlo a un costado e iniciar la investigación debida.
Hace mucho que los argentinos estábamos deshabituados a tamaña conducta.

-¿Es optimista con lo que nos depara el futuro a los argentinos? ¿Qué actitud propositiva podemos aportar los ciudadanos?
- Sí, soy optimista.
Pero depende de la sociedad argentina.
Durante muchas décadas nuestro país se auto saboteó.
En todos los campos.
Para que se produzca un vuelco de campana y de nuevo seamos la Argentina de la leche y la miel (como le cantaba Rubén Darío), todas las fuerzas sociales, políticas, culturales, judiciales, debe ponerse de acuerdo en que es necesario abandonar el patológico egoísmo de las parcialidades y empujar en la dirección de un progreso a largo plazo, genuino, racional.
Basta de sólo exigir medidas de corto plazo.

-A pesar de que hubo un incremento de pobres, que la inflación deterioró el poder adquisitivo o que se tomaron medidas como el ajuste de tarifas, la opinión pública sigue apoyando la figura del actual Presidente. ¿Cómo se debe leer esto?
- Pese a la goebeliana propaganda del kirchnerismo, la sociedad argentina ha comenzado a captar que se le regalaban espejitos de colores mientras se la saqueaba por delante y por atrás.
En gran medida comprende que el camino anterior llevaba a una inmoralidad sin precedentes en toda nuestra historia.
Y que esa inmoralidad no era sólo el enriquecimiento obsceno de los funcionarios, sino la decadencia general, el incremento del delito, la anomia, el narcotráfico.


Nada bueno podía esperarse en convertirnos cada vez más en una copia grotesca de la pobre Venezuela.

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