Hablaron
del caso y del guiño de la Justicia.
El
equipo de comunicación prepara la puesta en escena para el regreso.
Santiago
Fioriti
"El
presidente quiere verlo", le avisaron por teléfono a Juan José
Gómez Centurión.
Sucedió
horas después de que el juez Ariel Lijo se declaró incompetente para investigar
al suspendido director de Aduanas y decidió pasar el caso al fuero Penal
Económico.
Ese
guiño de la Justicia era el que esperaba Mauricio Macri para reponer en su
cargo al primer funcionario apartado de su gestión por sospechas de corrupción.
Esas
sospechas para Macri ya no tienen fundamento y por eso, en una reunión
reservada en la Quinta de Olivos, le anunció que regresará a su sillón esta
semana.
El
equipo de comunicación del Gobierno prepara por estas horas la puesta en escena
del anuncio, según adelantaron a Clarín altísimas fuentes de la Casa Rosada.
"Quedate
tranquilo. Ya te vamos a avisar cómo seguimos", le anticiparon
a Centurión cuando se retiraba de Olivos.
El
oficialismo intentará sacar rédito del retorno.
Este
tipo de situaciones, creen, los ayuda a enviar mensajes a la sociedad sobre una
determinada conducta frente a un eventual delito.
Piensan
que se contrapone con la que tenía el gobierno de Cristina.
Macri
había tomado la decisión de apartarlo luego de dos denuncias penales, entre
ellas una de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, basada en una serie
de audios enviados en forma anónima a su ministerio en el que se alertaba de un
entramado para lucrar con actividades relacionadas con el comercio por
intermedio de la Aduana. Aquel 19 de agosto, el jefe de Estado llamó al
director de la AFIP, Alberto Abad, y le ordenó el desplazamiento.
En
los audios que originaron la denuncia se acusa a Gómez Centurión de haberle
indicado al empresario Oldemar Carlos Barreiro Laborda, alias "Cuqui"
–exdueño una compañía que recupera de autos robados– cómo hacer operaciones de
contrabando y de haberlo avalado a hablar en nombre suyo con importadores y
aduaneros para que no quede expuesto.
Como
recompensa se habría quedado con US$ 5.000 por cada contenedor.
Pero
el funcionario macrista lo negó con énfasis a las pocas horas de ser removido.
"No
me victimizo. Pero cuando asumí era consciente del riesgo que tenía, porque
estaba dispuesto a hacer lo que tenía que hacer. Un riesgo era que me
ensuciaran y otro que me mataran", sostuvo.
En
el momento que determinó que abandonara provisoriamente la Aduana, Macri le
aseguró a Centurión –un militar retirado por el que siente una gran estima por
el trabajo que hizo como director de la Agencia Gubernamental de control
porteña– que si la Justicia no hallaba pruebas lo repondría en su cargo.
Al
Presidente le gustó la actitud del funcionario post marginación:
En todas las
entrevistas que dio, Centurión dijo que respetaba la decisión presidencial y
aseguró que esperaría el dictamen judicial.
"En
eso Juan José tuvo un comportamiento bien verticalista, tal vez por su
formación militar.
Nunca
se le pasó por la cabeza cuestionar la autoridad de su jefe, pese a las dudas
que envolvían el caso", decían días atrás en Olivos.
Su regreso a la
Aduana representará un triunfo político para Elisa Carrió, la primera
dirigente de Cambiemos que salió a proclamar su inocencia.
La
diputada lo recibió en su casa de Exaltación de la Cruz días después de las
denuncias –hasta se sacó una foto con él que enseguida se viralizó en Twitter–
y aseguró que había sufrido "una burda operación de inteligencia".
El
juez Lijo pareció dictaminar en esa dirección. "Las medidas probatorias
dispuestas no han logrado vincular a Juan José Gómez Centurión a algún hecho
delictivo de competencia federal", escribió el magistrado en una resolución
de 34 páginas.
Gómez
Centurión regresa, pero no la tendrá fácil.
Lo
esperan demasiados desafíos internos.
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