Escrito
por Carlos Mira
La
cara de piedra del kirchnerismo realmente no tiene límites.
Primero
considero que entre el último presidente militar Reynaldo Bignone y Néstor
Kirchner no hubo nada.
Se
dio el lujo de ignorar el juicio a las juntas, el Nunca Más, a Sábato, a
Strassera.
Nada
de eso ocurrió para los refundadores de la Patria.
Solo ellos.
En
una actitud que no puede llevar otro nombre que el de la cobardía, Kirchner le
pidió disculpas a Alfonsín por teléfono en una conversación privada, pero no lo
hizo a los gritos, usando el mismo atril y el mismo tono que utilizó para
lanzar disparates al aire gratuitamente.
Ahora pone el
grito en el cielo por la aplicación del 2×1 cuando han sido siempre
históricamente las facciones afines a su pensamiento las que impulsaron ese
dislate que nunca se sabrá cuántos muertos inocentes se cobró en la Argentina a
manos de delincuentes que salieron a la calle gracias a la aplicación de ese artilugio propio de la izquierda
demagógica y revolucionista de cartón.
La
Sra. Fernández dijo, con todas las letras, (como si le quedara claro que a confesiones
de partes las pruebas no son necesarias) que durante su gobierno eso no
hubiera pasado.
El
exabrupto expone como nada la concepción que tiene del gobierno la arquitecta
egipcia y la abogada exitosa:
Para
ella el Poder Ejecutivo puede manejar las sentencias de los jueces.
Y
efectivamente eso es lo que se propuso y en muchísima medida logró durante su
gobierno (causas por enriquecimiento
ilícito de ella y su esposo, las apelaciones caídas para sepultar la causa
Nisman, la eyección del procurador General por el caso Boudou, y un sinfín de
etcéteras).
El
único detalle -porque al lado de la convicción de que el poder presidencial lo
es todo y caudillescamente puede redactar los fallos de los jueces la mentira
es el otro valor que define al kirchnerismo y particularmente a Fernández- es que ni siquiera eso fue cierto.
En
efecto, en el caso Simón, la Corte, con los votos de Ricardo Lorenzetti, Juan
Carlos Maqueda, Highton de Nolasco, Enrique Petracchi y Eugenio Zaffaroni,
rechazó el pedido del fiscal para que se negara la reducción de la condena y
consintió la aplicación del 2×1 a ese ex agente de inteligencia que había sido
condenado en primera instancia.
Pero
lo más curioso de todo es que, en otro caso -el de Víctor Rei, condenado a 16
años de prisión por la apropiación de Alejandro Sandoval Fontana- la Corte
rechazó la aplicación del 2×1, pero nada más y nada menos que el hoy abogado
personal de la Sra. Fernández, Eugenio
Zaffaroni, votó en disidencia, pidiendo
que se le conceda el beneficio al condenado.
Por
eso cuando uno quiere analizar seriamente ese engendro llamado kirchnerismo no puede arribar a otra conclusión que no
sea la de que se trata de una máquina aceitada para hacerse del poder a como dé
lugar, diciendo cualquier cosa, haciendo cualquier cosa, mintiendo, contradiciéndose,
diciendo cosas que no son, echando mano a frase hechas y libros viejos sobre lo
que “le molesta al poder real que una fuerza popular toque sus intereses…”
Puras
macanas: para ellos, lo único que sirve es tener todo el poder en un puño, para
robar, para enriquecerse, para usar a los pobres, para destruir las fuentes de
producción y la capacidad energética del país…
En
fin, para lo que hicieron durante doce años.
El 2×1 fue, es y
será una aberración.
Pero
no para Muiña o Antonio Herminio Simón: para
todos.
El
populismo invadió también ese terreno haciéndole creer a los argentinos que era
muy revolucionario largar delincuentes a la calle y ahora, cuando el que vuelve
a ver el sol, es alguien que ellos no perdonan, resulta que el 2×1 es una especie
de vergüenza nacional.
La
vergüenza son ustedes muchachos:
Son
una mancha en la historia del país...
Una
mancha que costo miles de millones de dólares, miles de muertos (por la
inseguridad que propagaron con sus extravagantes posturas) y una vergüenza
internacional que costará mucho reconstruir.
Han
hecho un daño inmenso.
Lo mejor que podrían hacer para al menos hacer
de cuenta que se hacen cargo de algo, es llamarse a silencio...
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