"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

domingo, 14 de mayo de 2017

A propósito del dos por uno

Escrito por  Carlos Mira

La cara de piedra del kirchnerismo realmente no tiene límites.
Primero considero que entre el último presidente militar Reynaldo Bignone y Néstor Kirchner no hubo nada.
Se dio el lujo de ignorar el juicio a las juntas, el Nunca Más, a Sábato, a Strassera.
Nada de eso ocurrió para los refundadores de la Patria.
Solo ellos.

En una actitud que no puede llevar otro nombre que el de la cobardía, Kirchner le pidió disculpas a Alfonsín por teléfono en una conversación privada, pero no lo hizo a los gritos, usando el mismo atril y el mismo tono que utilizó para lanzar disparates al aire gratuitamente.
Ahora pone el grito en el cielo por la aplicación del 2×1 cuando han sido siempre históricamente las facciones afines a su pensamiento las que impulsaron ese dislate que nunca se sabrá cuántos muertos inocentes se cobró en la Argentina a manos de delincuentes que salieron a la calle gracias a la aplicación de  ese artilugio propio de la izquierda demagógica y revolucionista de cartón.

La Sra. Fernández dijo, con todas las letras, (como si le quedara claro que a confesiones de partes las pruebas no son necesarias) que durante su gobierno eso no hubiera pasado.

El exabrupto expone como nada la concepción que tiene del gobierno la arquitecta egipcia y la abogada exitosa: 
Para ella el Poder Ejecutivo puede manejar las sentencias de los jueces.
Y efectivamente eso es lo que se propuso y en muchísima medida logró durante su gobierno (causas por enriquecimiento ilícito de ella y su esposo, las apelaciones caídas para sepultar la causa Nisman, la eyección del procurador General por el caso Boudou, y un sinfín de etcéteras).
El único detalle -porque al lado de la convicción de que el poder presidencial lo es todo y caudillescamente puede redactar los fallos de los jueces la mentira es el otro valor que define al kirchnerismo y particularmente a Fernández- es que ni siquiera eso fue cierto.

En efecto, en el caso Simón, la Corte, con los votos de Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda, Highton de Nolasco, Enrique Petracchi y Eugenio Zaffaroni, rechazó el pedido del fiscal para que se negara la reducción de la condena y consintió la aplicación del 2×1 a ese ex agente de inteligencia que había sido condenado en primera instancia.
Pero lo más curioso de todo es que, en otro caso -el de Víctor Rei, condenado a 16 años de prisión por la apropiación de Alejandro Sandoval Fontana- la Corte rechazó la aplicación del 2×1, pero nada más y nada menos que el hoy abogado personal de la Sra. Fernández, Eugenio Zaffaroni, votó en disidencia, pidiendo que se le conceda el beneficio al condenado.

Por eso cuando uno quiere analizar seriamente ese engendro llamado kirchnerismo no puede arribar a otra conclusión que no sea la de que se trata de una máquina aceitada para hacerse del poder a como dé lugar, diciendo cualquier cosa, haciendo cualquier cosa, mintiendo, contradiciéndose, diciendo cosas que no son, echando mano a frase hechas y libros viejos sobre lo que “le molesta al poder real que una fuerza popular toque sus intereses…”
Puras macanas: para ellos, lo único que sirve es tener todo el poder en un puño, para robar, para enriquecerse, para usar a los pobres, para destruir las fuentes de producción y la capacidad energética del país…
En fin, para lo que hicieron durante doce años.

El 2×1 fue, es y será una aberración.
Pero no para Muiña o Antonio Herminio Simón: para todos.
El populismo invadió también ese terreno haciéndole creer a los argentinos que era muy revolucionario largar delincuentes a la calle y ahora, cuando el que vuelve a ver el sol, es alguien que ellos no perdonan, resulta que el 2×1 es una especie de vergüenza nacional.

La vergüenza son ustedes muchachos:
Son una mancha en la historia del país...
Una mancha que costo miles de millones de dólares, miles de muertos (por la inseguridad que propagaron con sus extravagantes posturas) y una vergüenza internacional que costará mucho reconstruir.

Han hecho un daño inmenso.
Lo mejor que podrían hacer para al menos hacer de cuenta que se hacen cargo de algo, 
es llamarse a silencio...

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