Emilio
J. Cárdenas
Timerman seguirá
presumiblemente en Nueva York, fuera del alcance del Juez al que ahora trata de
apartar de la investigación
En
el año 2015, el recordado fiscal Alberto Nisman investigaba activamente lo
sucedido en la causa AMIA,apuntando –sin disimulos- a lo más alto del poder
político de aquel entonces.
Cuando
estaba en eso, encontró misteriosamente la muerte.
Muchos
creen que probablemente fue asesinado.
Hablamos del
peor atentado terrorista de toda la historia argentina.
Del
realizado el 18 de julio de 1994, a la mañana, con explosivos contra el
edificio sede de la “Asociación Mutual Israelita Argentina” (AMIA), como
consecuencia del cual murieron 85 personas y otras 300 resultaron heridas.
De
un horror imposible de olvidar.
Dos
décadas después, aún no se ha podido probar quienes fueron sus autores, aunque
la sombra de una mano iraní flota, casi indeleblemente, sobre el terrible
episodio.
El 7 de
noviembre de 2007, recordemos, el fiscal Nisman solicitó a Interpol la
captura de cinco ciudadanos iraníes, todos ellos con evidentes lazos con la
administración clerical de su país.
En enero de 2013, la
administración de Cristina Fernández de
Kirchner firmó con Irán un inexplicable -e indignante- “Memorando de
Entendimiento”, que fuera luego declarado inconstitucional por nuestra
justicia y que –por lo demás- nunca ha sido ratificado por el gobierno de
Teherán.
Para
muchos, ese fallido y sospechoso acuerdo procuraba, arteramente, que los
verdaderos responsables intelectuales del referido atentado terrorista quedaran
de alguna manera exonerados del caso.
El 14 de enero
de 2015,
Alberto Nisman, con el coraje del caso, acusó formalmente a la entonces
presidente, Cristina Fernández de Kirchner, y a su Canciller, Héctor Timerman,
de haber suscripto el convenio aludido para así proteger a los responsables del
atentado contra la AMIA.
Poco después,
como antes señalamos, Alberto Nisman aparecía muerto en su propio domicilio.
La
acusación que entonces formulara contra los nombrados fue nada menos que por “encubrimiento agravado” del ataque
terrorista contra la AMIA.
La investigación
continúa, con ritmo exasperantemente lento.
El
juez federal Claudio Bonadío está ahora a cargo de ella, en la que también
trabaja el fiscal Gerardo Pollicita.
Mientras
tanto, el ex canciller Héctor Timerman vive en Nueva York y por el momento no
ha aportado lo que aparentemente sabe sobre sus encuentros con los funcionarios
iraníes que condujeron a la suscripción del desgraciado “Memorando” antes
mencionado.
A
través de su abogado, acaba de confirmar que ahora está finalmente dispuesto a
testimoniar.
Pero sólo si
previamente se aparta de la causa al Juez que hoy la tiene bajo su jurisdicción, Claudio Bonadío.
Al
estar a la información suministrada por los medios, Timerman (con la referida
“condición”) está dispuesto a “explayarse” sobre los “encuentros secretos o
públicos que se mantuvieron en su momento con funcionarios iraníes” para la
firma del condenable “Memorando” por el atentado contra la AMIA.
Ocurre
que Bonadío también actúa en otra gravísima denuncia contra Héctor Timerman.
En este segundo
caso, por “traición a la Patria” y está, asimismo, a cargo de la
investigación de la extraña muerte del fiscal Alberto Nisman.
Para
Timerman eso puede ser suficiente como para pedir su apartamiento.
Habrá
que esperar para conocer que decidirá la justicia.
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