Muchos son los corazones que se alegran con el nacimiento de un niño
En primer lugar el corazón de la mamá, el de su
papá, el de los abuelos, tíos y amigos de la familia.
Siempre que existe el “amor”... se nos alegra el
corazón y esa alegría se manifiesta de diferentes maneras en cada uno de
nosotros.
Y el bebé recién nacido va percibiendo y recibiendo
ese amor que sienten sus papás, abuelos y tíos y va respondiendo de a poquito
al amor “recibido”
¿Cómo?
Con sonrisas y sonidos (porque no saben hablar)
Estos sonidos se asemejan al ronronear de los gatos
cuando alguien los acaricia.
Los gatos no aprenden nunca a hablar, por eso lo
único que pueden hacer “es ronronear” para demostrar su alegría cuando alguien
los acaricia.
¿Jugamos
a la geisha?
Había una vez una abuela muy, muy alta que tenía una
nietita pequeñita (2 años), a quién quería mucho, mucho, mucho.
La abuela acariciaba de diferentes formas a esta
nietita.
La llevaba en brazos, cuando la nietita se cansaba
de caminar.
La llevaba a pasear en el auto que tenía.
La llevaba a comprar golosinas, juguetes, comida al
súper mercado.
La llevaba a jugar a la plaza y la abuela recibía
risitas por parte de su nieta hasta que un día, la abuela recordó algo que
hacen las geishas.
“Geisha”: mujer japonesa instruida para causar
placer a la persona que ella ama.
Y una de las caricias que imparten las geishas es
caminar por la espalda de la persona que aman.
Un día la abuela del cuento se encontraba un poquito
agotada de las funciones que había desarrollado durante el día y su nietita
estaba de visita en su casa.
Como su nieta era pequeña, quería jugar y como la
abuela estaba agotada...
Recordó que las geishas caminan por la espalda de
quién aman, como una especie de masaje de relajación de la persona agotada.
Entonces le relató a su nietita la historia de las
geishas y le preguntó si quería jugar a ser una de ellas...
Y Vos aceptaste.
...
Ambas fuimos felices...
Vos lo tomaba como un juego y yo recibía el más cariñoso masaje.
Y pasaron los años...
Y "creciste"
Ya no puedes caminar sobre mis espaldas.
Pero llevo grabado (desde los talones hasta el cuello) y músculos de mi cuerpo el caminar de tus pequeños piececitos y las risas
que te provocaba tambaleos al jugar a la geisha...
¿Lo recuerdas?
Es algo que aún hoy y por siempre, me colmó y
colmará de felicidad y esa felicidad me la brindaste Vos amada nieta Jade.
Ruego a Dios te permita durante toda tu vida,
continuar recibiendo y dando tanto amor como el que me brindaste desde tan
pequeña.
Te quiero mucho
Abuela
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