"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

jueves, 2 de noviembre de 2017

ARGENTINA: Patria amada… (Parte I)

Por Corina Rios
Por pertenecer a esa clase “orgullosa” que descendemos de los barcos (Maria Luisa Bemberg dixit), mis abuelos paternos: Francisco Ríos y Manuela Rodríguez (gallegos de Monforte de Lemos – LUGO/España) arribaron  en 1914.
Por entonces Argentina figuraba 4ª  en  el concierto mundial de naciones.
Canadá y Australia eran colonias británicas.

Bernardino Rivadavia, ya había sido el “inventor” de la “deuda externa”
En 1824, siendo Ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, autorizó pedir un préstamo a la Baring Brothers (Inglaterra) por un millón de libras esterlinas.
Este préstamo fue impuesto como parte de la estrategia geopolítica de dominación de Gran Bretaña, para condicionarnos económicamente e impedir nuestro crecimiento como Nación independiente.
Respondió más a las necesidades inglesas de asegurarse la subordinación colonial que a necesidades locales.

El argumento para pedir el préstamo fue el supuesto propósito de construir un puerto, fundar ciudades y dar aguas corrientes a Bs.As. (Nada de eso se hizo finalmente).

Al momento de aprobar el pedido del empréstito, alguien preguntó:

- ¿Pero cómo vamos a devolver un millón de libras esterlinas?
- Muy fácil -le contestaron- con las rentas de aduana, que son trescientas mil libras esterlinas por año; en tres años devolvemos el millón de libras esterlinas.
- Pues entonces -replicó- esperemos tres años y construimos las obras sin pedir ningún empréstito...
Ante tal argumento, la sesión quedó en silencio, a punto de rechazar la propuesta, pero apareció el fatal argumento:

- Si entra un millón de libras esterlinas, se reactiva toda la economía –
Y el pedido fue aprobado…
(Es el mismo argumento que seguimos escuchando para endeudarnos indefinidamente)

Con algunas honrosas excepciones y resistencias, se aprobó el pedido y se autorizó a un “consorcio” (Guillermo y Juan Parish Roberston, Braulio costa, Miguel Siglos y J. Pablo Sáenz Valiente) para negociarlo en Londres al 70 % de su valor.
La estafa era tan evidente que el principal banquero inglés (Nathan Rostschild) se abstuvo de participar, y finalmente se negoció con la casa Baring.
El país se comprometió por una deuda de 1.000.000 de Libras al 6 % de interés anual garantizada con rentas y hasta con tierra pública.
Del millón de Libras se descontó la comisión del “consorcio” (120.000), intereses y “servicios” adelantados, quedando en definitiva un saldo de 560.000 Libras, que debía recibir Bs.As., por el 1.000.000 que se endeudaba.

Cuando el gobierno reclama el envío del dinero, Baring remite 2.000 en monedas de oro, 62.000 en letras de cambio (papelitos) y propone por “prudencia de mandar dinero a tanta distancia”, dejar depositado en su banco los 500.000 restantes, pagando 3 % de interés anual. (Un negocio redondo. Pedir dinero, al 6 % y prestarlo al 3 % “al mismo prestamista”)

Ni se construyó el puerto ni se puso un solo caño en Bs.As.
Se pagó catorce veces la deuda, hasta cancelarla en 1.904.


Continuará

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