Por Enrique Guillermo Avogadro
“Desterrada la Justicia, que es vínculo de
las sociedades humanas, muere también la libertad, que está unida a ella y vive
por ella”. Juan Luis Vives
El desprestigio y la sospecha penden, como
una enorme nube de smog y desde hace años, sobre el Poder Judicial, en especial
cuando se trata del fuero penal federal, radicado mayoritariamente en la mole
de Comodoro Py.
En este comienzo de año contribuyó a mantener el fenómeno atmosférico el
otorgamiento de la prisión domiciliaria a Omar “Caballo” Suárez, el
extorsionador de empresarios navieros y líder del Sindicato de Obreros
Marítimos (SOMU), uno de los escasos
personajes privilegiados en el círculo áulico de Cristina Fernández.
El Juez federal Luis Rodríguez, subrogando el
Juzgado de su sospechado y veraneante colega, Rodolfo Canicoba Corral, la
concedió rápidamente al detenido, por
inexistentes razones de salud.
Más allá del informe del Cuerpo Médico
Forense presentado el jueves, que negó la necesidad de ese beneficio, ya que
puede ser perfectamente atendido de sus afecciones en el Hospital Penitenciario
y, en caso necesario, recurrir a tratamientos ambulatorios en otros centros
médicos, el episodio llamó poderosamente la atención por dos motivos:
Las probables razones crematísticas de la
concesión de este injustificado privilegio (se instaló en una enorme mansión
que posee en Olivos, a metros de la Quinta Presidencial) y, por supuesto, su notable diferencia respecto al trato que
reciben los muchísimos presos políticos ancianos que pueblan las cárceles del
país.
La semana pasada se concretó, finalmente, la
prisión domiciliaria del Comisario de Policía Miguel Etchecolaz, de 88 años,
que sufrió ya dos ACV mientras permanecía en la cárcel, transformado en el detenido de mayor edad de todo el sistema
penitenciario federal.
Pero siguen allí, por ejemplo, el sacerdote
Christian von Wernich, de 80 años, con cáncer y metástasis, o Jaime Smart, de
82 años, al cual se le ha otorgado varias veces el beneficio, nunca efectivizado por la permanente
resistencia del Juez federal de La Plata, Ernesto Kreplak, quien, para evitar las órdenes de sus superiores,
le inventaba causas nuevas cada día hasta que fue relevado a su respecto.
Como siempre, hubo esta semana una de cal y
otra de arena.
El mismo magistrado logró la detención, en
Uruguay, de otro sindicalista (SOEME), Marcelo
Balcedo, también cristinista (¿cómo
sorprenderse, si antes fue menemista, duhaldista y kircherista?) y socio de
los nefastos Roberto Baradel y Hugo Yatski, y empresario de multimedios de
prensa en La Plata.
Además de haber estado prófugo en el pasado
durante dos años, se sospecha de su
complicidad financiera con la más salvaje banda de narcotraficantes de Rosario,
a la cual se cree ayudaba a lavar sus ganancias.
Su futuro seguramente será muy negro, ya que
le costará justificar tantas residencias, tanto dinero en efectivo, tantos
autos de lujo, tantas armas de guerra y hasta dos aviones.
¡Qué manía tienen los corruptos con los aviones!
Uno se pregunta, ya que están presos otros
colegas suyos como Juan Manuel “Pata” Medina y Omar “Caballo Suárez”, amén de
José Pedraza, qué debemos hacer para que el Poder Judicial nos evite seguir
siendo rehenes permanentes de Hugo Negro Moyano y su familia.
Si, una vez más, cedemos ante las extorsiones
vinculadas con la continuidad de su fallida empresa OCA,
con la barra brava de Independiente y sus
miles de negocios fraudulentos,
con los medicamentos adulterados y los
troqueles falsificados,
con la apropiación de los bienes del gremio,
no tendremos futuro, como no lo tuvo Estados Unidos hasta que logró mandar a la
cárcel a Jimmy Hoffa, a quien nuestro camionero tanto se parece.
Pero también debemos preguntarnos por qué no avanzan, elevándolas a juicio oral, las múltiples causas contra
Hebe de Bonafini, los Shoklender y las decenas de funcionarios involucrados en
las monumentales estafas de “Sueños Compartidos” y la “Universidad de las
Madres”.
El escándalo de Odebrecht, que ha barrido
hasta con mandatarios latinoamericanos, tampoco parece progresar aquí.
Si lo hiciera, ya deberían haber al menos
prestado declaración indagatoria –una medida de defensa- Carlos Wagner (Esuco), Paolo
Rocca (Techint), Gustavo Ferreyra
(Electroingeniería) y Angelo Calcaterra
(Iecsa), y la oposición habría dejado de poder gritar que estamos nada más que
ante un nuevo maquillaje gatopardista y el nuevo poder protege a sus amigos y
parientes.
Contribuye a mantener la sucia nube que cubre a la
Justicia es la llamativa libertad de la que aún goza Ricardo Echegaray, conspicuo cómplice de las mayores estafas contra la AFIP
cuando era su Administrador. Está vinculado directamente a las usinas de
facturas falsas utilizadas por Lázaro Báez y con la tolerancia al robo de nada
menos que $ 8.000 millones que perpetraran Cristóbal López y Fabián de Souza,
como antes lo estuviera con los subsidios de la ONCAA a su propia familia, pero
ni siquiera ha sido incluido en las causas ya elevadas a juicio oral.
¿Habrá que buscar el motivo en las carpetas
de información confidencial sobre jueces, políticos y empresarios de todo
pelaje que logró juntar cuando era funcionario?
Margarita Stolbizer, lamentablemente fuera
del Congreso, denunció esta semana un pacto entre el Gobierno y el Poder
Judicial para mantener fuera de la cárcel a Cristina Fernández.
Como usted, lector, sabe, descreo de su existencia
por innecesario, ya que adjudico este raro fenómeno a la inmejorable nariz de
los magistrados federales, que creen así agradar –y tal vez sea cierto- y
beneficiar a Mauricio Macri.
Por último, entre los episodios raros de esta
semana también merecen figurar las quejas de los familiares de Santiago
Maldonado, el tatuador muerto en el sur, por el ascenso al grado de Alférez del
gendarme herido por los mapuches del RAM mientras intentaba liberar el tránsito
en la Ruta 40.
Dado que ya está harto probado que no hubo
intervención de terceros en su ahogamiento, que no sabía nadar, que sufrió
hipotermia, que su cuerpo quedó enredado en la flora subacuática y que estuvo
sumergido mientras el país entero lo buscaba, me pregunto cuál es el propósito de esta actitud de su entorno al
insistir en que la causa continúe caratulada como “desaparición forzada”.
¿Será que pretenden sumarse a los cientos de
terroristas y de deudos indemnizados injusta y cuantiosamente por un Estado
idiota que, además, se niega a informar detalladamente sobre el tema?
Como se ve, en el área del Poder Judicial
–Consejo de la Magistratura, Corte Suprema y Tribunales inferiores- hay por
delante un enorme trabajo de limpieza y fumigación de los edificios poblados de
corruptos, pero también de ignorantes y bastardos, que debe encararse ya mismo.
De su éxito depende todo el resto de las
reformas que resultan indispensables en el aparato del Estado en sus tres
niveles y, sobre todo, la verdadera credibilidad de la Argentina frente a los
genuinos inversores nacionales y extranjeros, hartos todos de ver cómo nos
comportamos como chicos caprichosos, capaces de cambiar las reglas del juego a
cada instante y, cuando vamos perdiendo, llevarnos la pelota.
¡Ojalá los argentinos hubiéramos encontrado
todo eso en nuestros zapatos esta mañana, después que pasaran anoche por
nuestro país los Reyes Magos!
Bs.As., 6 Ene 18
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