"De Argentina para el mundo..."



Caricatura de Alfredo Sabat

lunes, 4 de febrero de 2019

La verdad DESNUDA - V


Extrañas actitudes en la Corte

López y yo trabajábamos en coordinación permanente con los otros ministros consultando sus posiciones, y uno de los llamados que yo mismo realicé fue al doctor Gustavo Bossert, que se encontraba veraneando en Cariló.
Su respuesta fue contundente: debía declararse la inconstitucionalidad del corralito del modo más terminante posible, y en esas condiciones estaba decidido a firmarlo.
Como ya sabía que muchas veces Bossert hacia ese tipo de manifestaciones entusiastas pero después o se abstenía de votar o lo hacía en otro sentido, le leí los párrafos más duros para comprobar que estuviera de acuerdo.
Él, incluso, agregó comentarios endureciéndolos aún más en los fundamentos y corrigió otros.
Con su permiso, copie y transcribí sus dichos para que no hubiera dudas, pero mi cuidado no fue suficiente ya que una vez llegado el momento de firmar decidió abstenerse.
Y no sería el único en cambiar de criterio sobre la marcha…

En los días previos, es decir, en la última semana de ese enero de 2001, Petracchi había tenido un incidente con unos veraneantes argentinos en la localidad Brasilera de Canasvieiras, estado de Florianópolis, Brasil.
Esa situación se dio cuando algunos argentinos, al reconocerlo, lo “escracharon”, como se dice vulgarmente.
Por ese motivo, en su carácter de ministro de Corte había pedido protección policial.
Pasado el incidente, me llamo por teléfono y me pidió que, en mi carácter de juez de feria, convocara a un acuerdo extraordinario para declarar la inconstitucionalidad de la confiscación de los depósitos en moneda extranjera.
Le respondí que, ante la inminencia del fin de la feria, si bien el tema era extremadamente grave me parecía innecesario hacer tal convocatoria, ya que de ese modo el pronunciamiento solo se adelantaría veinticuatro horas, y además que no estaba seguro de que todos los ministros pudieran llegar antes del 1º de febrero.

No obstante, le dije que daría orden de que fuera enviado inmediatamente un pasaje oficial para que viajara a la Argentina y pudiera estudiar el fallo, que coincidía textualmente con su pedido de declarar inconstitucional la confiscación.
Así le pedí inmediatamente al habilitado de la Corte, el señor Mariano Riviello, que era quien manejaba todos estos temas económicos operativos junto con el señor Luis Freire, que le remitieran en forma inmediata el pasaje para el primer avión que saliera hacia Buenos Aires.

Así Petracchi regresó en un viaje especialmente adelantado, para estudiar el caso y evitarle a su familia un eventual mal momento si debía compartir el avión con los mismos argentinos que lo habían agredido.

El ministro Guillermo López, apenas llegó, le entregó el proyecto, que tuvo oportunidad de estudiar unos días antes del acuerdo.
Y al comenzar el acuerdo ese viernes 1º de febrero del 2002, ante la opinión de declarar la inconstitucionalidad de la confiscación de la propiedad privada, grito a viva voz y en forma enfática: “Sí, señor, este es inconstitucional, y así hay que decirlo”.
Sin más.

Luego de firmar más de ochocientos fallos con sus remisiones confirmando expedientes de amparo de diversos juzgados y cámaras con efectos similares a la sentencia que dictaríamos pocos minutos después y dejando firmes los amparos formales que ordenaban la protección de los depositantes, llegó el momento de votar la famosa "causa Smith”, que resolvía sobre el fondo de tan trascendente cuestión.
En esa situación se pasó a un cuarto intermedio porque el doctor Fayt quería hacer algunas modificaciones de mera forma a su voto concurrente y, una hora y media después, se continuó con el tratamiento de la sentencia.

Pero, imprevistamente, ya que a excepción de Belluscio los ocho restantes habíamos firmado esas ochocientas causas donde el “resultado formal” era idéntico al que se fundamentaría con el "caso Smith”, Petracchi y Bossert manifestaron un cambio de criterio y resolvieron abstenerse de firmar.

¿Cómo puede ser que hayan tenido tiempo de estudiar los ochocientos proyectos anteriores para firmarlos y después del cuarto intermedio no firmar el "caso Smith” alegando falta de tiempo para su estudio?
¿Qué había pasado?
Petracchi lo había estudiado bien ya que había mencionado declarar la inconstitucionalidad.

Hay un dato que tal vez pudiera echar luz a este confuso episodio.
Poco antes de reiniciado el acuerdo, cuando regresaba yo de mi despacho en camino hacia la sala, entre al despacho del doctor Fayt,  me encontré con Petracchi tratando de convencerlo de que desistiera de votar, a lo que Fayt se rehusó terminantemente.
El cambio inexplicable y ostensible indicaba que la Corte estaba alterada para funcionar de manera normal, y esas dos abstenciones luego del cuarto intermedio lo demostraban. 
La influencia y la presión políticas eran tan feroces como despiadadas.

Petracchi adujo después en algunos medios que no había tenido tiempo de interiorizarse en el caso.
El fallo salió un viernes 1º de febrero de 2002, el primer día hábil posterior a la feria de enero.
Y más tarde, para preservarse de su inexplicable proceder, inventó el incomprensible pretexto de no poder intervenir en todos los temas de la defensa de la propiedad de los depósitos, ya fuese del llamado “corralón” o su anterior “corralito”, por ser titular de un depósito a plazo fijo.
Sin embargo, eso no le había significado ningún conflicto a la hora de firmar aquellas ochocientas causas anteriores (que, dicho de paso, están como prueba en los registros de la Corte).
Pero, además, su impedimento no era tal porque se trataba de un depósito en una institución bancaria pública, y según lo disponía expresamente el artículo 17 del Código Procesal, por la característica de estos depósitos no eran causal de excusación.

¿Qué había sucedido en un lapso no más de noventa minutos del cuarto intermedio?
¿Qué cosas habían ocurrido en los días y horas anteriores?

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