Ana
María Mustapic - Politóloga
Estamos
frente a un escenario electoral incierto respecto de quién va a ganar la
presidencia.
Sin
embargo, es menos incierto respecto de quién va a perderla.
Mi argumento es
que, se presente o no se presente, Cristina Kirchner pierde.
Veamos
los indicios que nos llevan a semejante conjetura.
Al
momento de escribir esta nota solo el presidente Macri declaró expresamente su
intención de postularse para la reelección.
En
el campo peronista, encontramos las aún no declaradas candidaturas de Cristina
Kirchner y Roberto Lavagna .
En
el supuesto de que estos sean efectivamente los tres contrincantes más
importantes y de que ninguno de ellos resulte elegido en la primera vuelta, se
abren tres escenarios de ballottage:
Cristina
Kirchner vs. Mauricio Macri; Cristina Kirchner vs. Roberto Lavagna y Mauricio
Macri vs.
Lavagna.
En todos ellos
Cristina pierde.
Empecemos
por el escenario menos probable, un ballottage entre Roberto Lavagna y Mauricio
Macri.
Para
que esto ocurra debería darse la poco creíble situación de que Cristina
Kirchner no pase la primera vuelta.
¿Cristina
perdiendo de entrada?
Resulta
más provechoso detenerse en las otras dos variantes.
En
un ballottage entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri, gana Macri.
Si
bien las elecciones van a ser muy competitivas, como en 2015, es posible aludir
a dos factores que podrían incidir en ese resultado.
En
primer lugar, el impacto de ciertas decisiones en materia de ingresos
-políticas dictadas por el ciclo electoral- pueden contribuir a mejorar la
situación y el humor de un sector del electorado desesperanzado.
En
segundo lugar, no es aventurado pensar que algunos gobernadores podrían
maniobrar en favor de Mauricio Macri.
Uno de sus
cálculos es que estarían mejor con un gobierno de Macri que con uno de Cristina.
A
esto se suma el hecho de que Macri no puede ser reelegido en 2023 y Cristina sí
podría serlo, lo que frustraría las aspiraciones presidenciales de alguno de
ellos.
La
disponibilidad de los gobernadores a jugar estratégicamente es manifiesta desde
el momento en que la gran mayoría resolvió desdoblar las elecciones
provinciales de las nacionales.
En otros
términos, optaron por no atar su suerte a la de los candidatos presidenciales.
Disponen,
así, de más libertad para decidir, oportunamente, qué camino seguir.
Finalmente,
en un ballottage entre Cristina Kirchner y Roberto Lavagna, gana Lavagna.
En
este escenario, Roberto Lavagna sería el contrincante que desplazó a Mauricio
Macri al tercer lugar.
Logró
entrar al ballottage gracias al apoyo de algunos gobernadores peronistas por
las mismas razones que en un ballottage entre Cristina y Macri estos
gobernadores respaldarían a Macri:
Sus
aspiraciones para 2023 estarían mejor atendidas.
En
efecto, no es desatinado suponer que, por su edad, Lavagna no se presentaría a
una reelección.
Por
otra parte, a la hora del ballottage, Lavagna lograría la mayoría con parte de
los votos obtenidos por Macri en la primera vuelta.
Los
escenarios aquí esbozados conducen a un mismo resultado:
Cristina
Kirchner no vuelve.
De
ser así, significaría que los vaivenes del péndulo de la política argentina
pierden fuerza y la moderación se abre camino entre nosotros.
Y
este sería un mérito no menor de Cambiemos-Macri.
En
este marco, la campaña del temor pierde credibilidad.
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