Por
Nicolás Wiñazki
La
carpeta es blanca.
Estaba
ordenada.
Las
horas de trabajo con su contenido dejaron arrugadas algunas de las muchas hojas
que reúne.
Otras
se desengancharon de los anillos que las sujetaban.
Cuestiones
de forma.
El
fondo, intacto, es lo que se busca leer en esos papeles.
Que
queman.
Estos informes
impresos con anotaciones manuscritas anillados a lo largo del tiempo
constituyen prueba a la vez detallada y rotunda de que el Ministerio de
Seguridad K al mando de María Cecilia Rodríguez vigiló en vida al fiscal
federal especial que investigaba el ataque a la AMIA de 1994.
Después
de que Alberto Nisman apareció muerto el 18 de enero de 2015 con un disparo en
la cabeza, vigilaron a sus hijas, a su ex esposa y a su mayor contacto en la ex
SIDE, el ex director General de Operaciones del organismo.
Una
fuente del Ministerio de Seguridad -en los hechos controlado por el
vice ministro, el teniente coronel (RE) Sergio Berni- entregó estos documentos
al autor de esta nota.
Según esta
fuente, le habían ordenado la desaparición física y la eliminación de toda
memoria de la carpeta.
Las
cosas no se dieron así.
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