Por
Rubén Lasagno
(Agencia
OPI Santa Cruz)
Finalmente
ocurrió lo inexorable.
Sergio
Massa cayó rendido ante los pies de la ex presidenta y tal vez, en esta nueva
etapa ni siquiera logre parecerse al coffieur exclusivo que la peinaba y
atendía obsecuentemente desde la pantalla de Tinelli, en una farsa a pura
realidad y muy premonitoria.
Solo
que esta vez Massa perdió todo, casi por nada.
El
tigrense logró “reentrar” a las filas del cristinismo/kirchnerismo sin siquiera
llegar a Cristina Fernández.
El
“café con Massa”, solo llegó a tomarlo con Alberto Fernández el vocero-títere de la viuda, de
quien todo sabemos lo que piensa de Sergio Massa…
Pero
aun así, la fidelidad del ex Frente Renovador fue más fuerte que sus
convicciones (si alguna vez las tuvo) y
su conciencia política.
Después
de la capitulación, el demacrado Massa ha deslizado que no se ha “fundido” con
Unidad Ciudadana, sino que forman una alianza o Frente.
Esto
significa el hecho de poder ir a competir en las PASO con fórmula
Fernández-Fernández.
Esto es falso.
Massa
sabe perfectamente, porque Alberto F
se lo dejó perfectamente claro que eso es IMPOSIBLE.
Aun
así, Massa sigue engañando (ya no tiene a quién) y soñando con recuperar, al
menos, la dignidad política que ayer entregó.
Clarín
tituló “Massa selló su acuerdo con los
K, pero no definió si los enfrentará en las PASO”, una falacia total.
No
es definible por parte de Massa si va a enfrentar o no a la fórmula de CFK en
una PASO.
La
decisión es de la ex presidenta y Massa ya sabe lo que decidió la señora: eso
jamás ocurrirá…
«Yo estoy para
liderar si me toca liderar, pero también estoy para empujar el carro desde
donde sea porque tenemos la responsabilidad de reconstruir nuestra patria.
Nuestra decisión es transformar a esa mayoría de argentinos que quieren un
nuevo gobierno en una mayoría política para construir ese cambio de gobierno,
tenemos que transformar ese enojo en votos de esperanza, el sufrimiento en
participación de la gente, el miedo y la desesperanza en la construcción de una
mayoría arrolladora que le ponga final a estos cuatro de años de fracaso de
Macri«.
Después
de decir esto, Sergio Massa se juntó con el vago (Máximo Kirchner) y allí
cambió la dignidad de su discurso por un carguito en la Cámara de Diputados, ya
que le ofrecieron ser Presidente del Bloque K, como mayor logro y él pidió que
su esposa pueda pelear la intendencia de Tigre.
Nada,
muy poco.
Realmente
Sergio Massa ha decepcionado y sin duda el kirchnerismo hizo un trabajo muy fino, tentando a quien nunca dejó
de pertenecer al círculo de CFK y a estas alturas podemos inferir que cuando
gritaba desde los medios y en las tribunas del Frente Renovador, lo hacía por despecho porque la ex
presidenta lo había echado de su entorno.
Con
dignidad política “cero” y el argumento falaz de que hace falta generar un
frente para ganarle a Macri, Sergio
Massa se convirtió en “el segundo Alberto Fernández”, con el agravante que
éste último estaba relegado y lo llamaron para sumarse a la jefa de la banda, en tanto Massa entró solito.
El
fenómeno Massa, sin embargo, no decanta allí, no se agota con la anécdota de un
hombre mentiroso, egocéntrico y un gran simulador que solo contaba las horas
para volver al regazo de la chorra…
No,
es la imagen vívida de una argentina sin rumbo, sin convicciones, sin futuro.
Por
estas horas los “massistas” contrarrestan su actitud genuflexa con la adoptada
por Pichetto ante Macri; pero la
diferencia es obvia.
El
peronista adhirió al gobierno nacional y (solo)
contravino su discurso.
Massa
se alió con los corruptos contradiciendo no solo sus discursos, sino la moral que dijo representar en
esos discursos.
Pino Solanas,
después de haber hablado pestes del kirchnerismo, denunciar al afano de los
trenes y la corrupción establecida por la mafia K, terminó abrevando en el
partido de CFK, solo por sostener la beca política y los 90 ñoquis que tiene en
el Congreso.
Lo
mismo pasa con Victoria Donda, ni hablar de Hugo Moyano que a quien esto
escribe le dijo personalmente lo que pensaba de Néstor y Cristina y son cosas
irreproducibles.
Quiero
cerrar esta reflexión con una magistral
nota de humor político que publicó en su columna de Clarín Alejandro Borensztein
titulada “La masa de Massa” y
en cuyo texto hace referencia a estos satélites cambiantes de la política
nacional que se acercan a Cristina pensando que “suman”, pero en realidad
ellos, por si mismos, no suman: Son absorbidos.
Por
eso Borensztein dice con gran acierto:
“Demostremos
esto con una fórmula química:
Donda
+ Pino + Solá + Cristina = Cristina. Va otra: Manzur + Moyano + Insaurralde +
Cristina = Cristina.
¿Se
suman los votos?
“Ni
uno”.
Sergio
Massa pecó de egocéntrico, narcisista y engreído.
Todos se
abrieron en su camino hacia ninguna parte, como líder de barro quien no
construyó más que un espejismo.
Stolbitzer
y Caamaño, son las pruebas palpables de su infortunada decisión.
El
electorado que seguía la quimera del Frente Renovador jamás votaría al
kirchnerismo…
Él
lo impulsa hoy a que voten por el macrismo.
En
Massa no hubo ni hay estrategia política, solo
existe el deseo de volver derrotado a dormir a los pies de su madre política,
de su mentora.
Lo
que no le perdonarán a Sergio Massa es haber destruido las esperanzas de un
sector que creyó posible hacer algo distinto.
Su capitulación
y entrega, sepultó con él la esperanza de muchos que creyeron posible una
Argentina diferente.
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